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—Hola, ____ —saludó Harry, sorprendido al ver que había respondido finalmente a su llamada después de varias semanas sin querer saber de él.

—Hola, Harry.

—Sólo quería llamarte para que supieras que ya he vuelto de Denver.

—¿Tuviste un buen viaje? —preguntó ella muy educadamente, pues aunque seguía enfadada con él, sabía que tenía que superar su indignación por el bien de su bebé.

—Fue todo muy bien —contestó él—. Pero me llevó más tiempo del que esperaba, así que tendré que ir a mi despacho mañana a terminar un par de cosas. ¿Vas a trabajar tú mañana?

—No.

—Bien. Creo que terminaré el trabajo a mediodía y he pensado que podría acercarme después a Dallas para hablar de lo nuestro.

—La verdad es que ya tengo planes para mañana —dijo ella.

—¡Oh! —exclamó él tratando de expresar a la vez decepción y escepticismo.

No podía culparle de ser tan escéptico, después de haber estado rehuyéndole durante las últimas semanas. Pero era cierto que tenía planes.

—Alguien tuvo la amabilidad de invitarme a pasar un día en el spa, y ya he hecho la reserva para mañana.

—Vaya, realmente ha sido un detalle, ¿no?

Ella recordó entonces el mensaje que había recibido en su correo electrónico. El asunto decía simplemente SPA-tacular. Había estado a punto de borrarlo imaginándose que sería uno de esos correos basura indeseados. Luego reconoció la dirección de Harry y la curiosidad le llevó a leerlo.

Por favor, contacta con Gina en el SPA-tacular para reservar un día de relax para ti y una amiga. Es un regalo por las tensiones que te he ocasionado últimamente.
Que lo disfrutes,
Harry.

—Sí, me pareció un detalle muy amable de tu parte. Pero eso no quiere decir que te haya perdonado.

—Lo sé. Y no te culpo por ello. Sólo deseo…

—No.

—No, ¿qué?

—No sigas —dijo ella—. Démonos por satisfechos de haber conseguido mantener una conversación civilizada esta noche.

—Está bien, no insisto. Pero, ¿qué dirías si te invitase a cenar mañana por la noche cuando salgas del spa?

—Diría que intentas presionarme.

—¿Debo entender eso como un no?

—Es un no —le confirmó ella.

—Buenas noches, entonces. Espero poder hablar mañana contigo.

—Es posible —colgó ella sonriendo.

____ nunca se había sentido tan a gusto.

Sabía lo que Harry estaba haciendo: ablandarla para hacerla más dócil a sus planes, que pasaban por casarse con ella y poder criar juntos al bebé. Y en ese momento lo estaba consiguiendo. Le habían dado un buen masaje con distintos aceites. Tenía la piel como la seda y los músculos completamente relajados, pero aunque apreciaba el esfuerzo que él había hecho para agradarla, no tenía intención de renunciar a sus sueños y conformarse con un matrimonio de conveniencia.

—He estado pensando —dijo Paige, arrellanándose en una confortable silla de cuero idéntica a la de su hermana, mientras esperaban a que se les secase el esmalte de las uñas de los pies— que quizá me equivoqué con Harry.

Seduccion FalsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora