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____ se despertó temprano a la mañana siguiente, llena de inquietud. Era, como Harry le había dicho, el día de la mudanza. Pero ella sabía que eso significaba mucho más que el simple hecho de trasladar sus cosas de la mansión de los McCord en Dallas a su ático de Houston. Era el día en que realmente iban a dar comienzo su vida en común.

Rex llevó a Eleanor a casa desde el hospital, poco antes del almuerzo, lo que permitió a Harry y a ____ poder ver un rato a sus respectivos padres antes de salir.

____ estaba muy contenta de ver lo restablecida que estaba su madre. De hecho se la veía radiante, aunque ____ sospechó que era debido más a los cuidados de su marido que a los que había recibido en el hospital.

Después de un almuerzo rápido, se despidieron y salieron de viaje. Como ____ quería tener su propio coche en Houston, cada uno fue en el suyo. Así, además, se dijo ella, tendría tiempo, en las cuatro horas que duraba el trayecto, de pensar.

Sobre todo en Harry y en su matrimonio. Quería llegar a un entendimiento con él antes de que nacieran los bebés y surgieran más complicaciones en sus vidas, pero sospechaba que no sería una tarea fácil. A pesar de que él había sido el que había impulsado las cosas para se casasen, ella se preguntaba si no se habría visto obligado por las circunstancias. Pero, entonces, se acordó de su expresión de satisfacción al ver a los bebés en la ecografía, y desechó de su mente esa posibilidad.

Montones de preguntas sin respuesta rondaban por su cabeza cuando vio el coche de Harry, que circulaba unos metros por delante del suyo, entrando en el aparcamiento.

Tal vez fuese el no saber lo que Harry esperaba de su matrimonio lo que le hacía sentirse tan nerviosa como una virgen en su noche de bodas. Cosa que resultaba irónica, teniendo en cuenta que había perdido su virginidad unos meses antes, y que había ejercido como novia apenas un par de días.

Técnicamente, ella y Harry estaban recién casados, pero ella no se sentía como una recién casada. De hecho, no se sentía casada en absoluto, porque, aparte del anillo que llevaba en el dedo, no había cambiado absolutamente nada en su vida.

La verdad era que habían estado muy ocupados con su precipitado viaje a Las Vegas y luego con el no menos precipitado viaje de vuelta. Ahora que iban por fin a estar solos, ella confiaba en que las cosas empezasen a cambiar.

Cuando Lucas, el portero que ella recordaba de sus visitas anteriores, entró con su equipaje, Harry estaba en su estudio hablando por teléfono.

—¿Dónde quiere que le deje su equipaje, señorita?

—En el dormitorio de invitados, por favor, Lucas.

Él sonrió, complacido al ver que ella se acordaba de su nombre, y se fue a dejar el equipaje.

El hombre no sabía, por supuesto, que ella y Harry se habían casado, y como tampoco ella se sentía muy casada, no se molestó siquiera en ponerle al corriente del hecho. O tal vez no se lo dijo para que él no se preguntase por qué la esposa del señor Styles no se alojaba con él en su dormitorio.

Cuando el portero regresó al vestíbulo, Harry había terminado ya de hablar.

—Gracias, Lucas —le dijo, dejándole en la mano una generosa propina.

—Gracias, señor Styles —contestó Lucas, haciendo luego una respetuosa reverencia a ____.

Acto seguido salió y cerró la puerta, dejando a ____ y a Harry solos en la sala, en medio de una atmósfera tensa. Ella se sintió incómoda, sin saber qué decir. Parecía como si estuviese en una cita a ciegas, más que en la casa del hombre con el que se había casado dos días antes.

Seduccion FalsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora