-Estado de la persona que tiene en la mente una idea, una palabra o una imagen fija o permanente y se encuentra dominado por ella.
Ese es el significado de mi amor por ti-
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-Ohhh Chuuya, mi amado Chuuya...-
Hablaba cierta persona en su habitación a oscuras, esta se encontraba en un departamento, en el cual vivía el castaño. Lo único que alumbraba la habitación era una tenue luz de vela, la cual se derretía más y más mientras el tiempo pasaba, la cama estaba destendida y desarmada, el resto de la habitación tenía fotos del mafioso pelirrojo repartidas por todo el cuarto y cada día fotografías nuevas se sumaban a la colmada pared de aquel cuarto.
El castaño admiraba una de las tantas fotografías del mafioso de pequeña estatura, esta era una fotografía antigua, cuando apenas había entrado a la mafia. En ese entonces el pelirrojo vestía sin su "horrible" sombrero y usaba prendas más casuales.Se suponía que él iba a ser su perro... Pero este perro no siguió las órdenes de su amo y ahora pagaría las consecuencias por ello.
-No sabes lo que te espera-
Dijo por lo bajo antes de guardar aquella imagen en donde su amado, en su gabardina y apagó la vela, sumiendo su habitación en la completa oscuridad, para luego salir con tranquilidad de aquel lugar con su falsa sonrisa habitual.
Sus pasos resonaban por los pasillos de la port mafia y algunas miradas de admiración, celos o simplemente indiferentes eran dirigidas a quien fue nombrado como ejecutivo de la mafia, siendo muy joven, dentro de esta. Se dirigía a la oficina de Mori, al parecer le tenía una misión, y para su suerte con cierta personita igual de importante que el para la mafia, aunque no todo podía ser perfecto, porque también tenía que cuidar del niñato de akutagawa, desgraciado Mori cuando lo puso a cargo de él, bueno, eso pensaba nuestro querido protagonista, Osamu Dazai.
En la oficina del jefe se hallaba, obviamente Mori junto a Elise, esta dibujaba en el piso, con crayones, también estaba akutagawa el cual al verlo se puso a su lado, su amado aun no llegaba y Mori no decía que o cual es la misión, hasta que estuviesen todos en su oficina, así que todo quedó en un incomodo silencio hasta que más bajo llegara.
El pelirrojo había tenido un leve percance con la llegada de cierto pedido realizado hace ya unos días. Pero ya estaba llegando a la oficina, esperando, mientras mordía levemente sus labios, esperaba que no fuese el último en llegar, odiaba retrasarse y al llegar a la oficina se encontró a Osamu Dazai mirándole con una burlona sonrisa. Supo de inmediato que había llegado tarde. Odiaba aquella sonrisa, aunque muy en el fondo sabía que la amaba, tanto como al propietario de esta. Claro está que nunca lo admitiría en voz alta... al llegar a la puerta del jefe olvido aquellos pensamientos que le hacían distraerse y avergonzarse y se calmó, mostrando su seriedad habitual digna de un trabajador de la mafia. Miro molesto a cierta momia que le miraba burlón, lo ignoró o bueno lo intentó con mucho esfuerzo de no golpearle la cara y sumar vendas a la colección y escucho a Mori.
Al ver a Chuuya el castaño no pudo evitar sonreír burlón ante su atraso, vio su cara de molestia con satisfacción, pero aun así notaba la mirada de celos de Akutagawa dirigida hacia la ex oveja, rió para sus adentros y puso atención a su jefe.
La misión era fácil, sólo debían ocuparse de unas ratas rastreras que le deben a la mafia y no solo eso, si no que estas ratas se dignaron a secuestrar a Q, obviamente, manteniéndolo alejado de su muñeco.
El camino era tenso pero relativamente tranquilo entre las burlas por parte del castaño y miradas molestas, gruñidos y bufidos por parte de aquel que recibía las burlas del más alto de los 3.-Ooee Dazai ¿Dónde dijiste que estaba su guarida?-
Hablo Chuuya mirando a Dazai, mientras caminaban los 3 adentrándose en un callejón siendo liderados por Dazai. Chuuya le miró y suspiró. Confiaba en su compañero, pero le parecía estúpido un lugar tan obvio aunque no tuviera entrada ni nada.
Akutagawa como siempre se mantenía callado, siguiendo a Dazai de cerca, ello le incomodaba. Le ordenó alejarse pero antes de que el portador de Rashômon pudiera hacer algún movimiento ante la orden de su "admirable" superior, recibió un fuerte puñetazo en la cara. El azabache retrocedió por el golpe se quedó ahí. Dazai solo le dirigió una fría mirada.-Justo en este lugar-
Comentó desviando su mirada a Chuuya con una sonrisa leve mientras presionaba un ladrillo, el cual provocó que una puerta oculta que daba a unas escaleras en descenso se abriera de forma digna de película de un alto presupuesto. Chuuya no se sorprendió en demasía puesto que ya se lo esperaba desde el momento en el que entraron en el callejón. Su pregunta era de ¿cómo demonios le hizo Osamu para saber la dirección en donde ocultaban a Q con tanta facilidad. Aquellas cualidades misteriosas le daban un miedo profundo al más bajo aunque a la vez hacía que su amor e interés creciera de manera proporcional.
-Bueno petit mafia puede entrar-
Dijo haciendo una reverencia mientras le miraba burlón, y solo recibió un "Cállate bastardo" y un bufido por parte del pelirrojo , río nuevamente ante ello y luego el nombrado entró-Akutagawa, cuida la entrada- ordenó sin darle más rodeos, sin dejar que el pelinegro proteste o afirme (cosa que hizo sin importar que su admirado superior le hubiera visto), y entró junto a su amado compañero. Con su arma en mano, preparado para todo, calculando cada paso que daban por aquellas escaleras sin iluminación, siendo lo único que los alumbraba, una linterna que portaba el de menor estatura. Dazai abrió sin cuidado la puerta que le hallaba al final del camino y entró a la habitación. Chuuya curioso y confundido por la actitud tan indiscreta de su odioso acompañante pero no desconfió y le siguió. Tenía un ligero presentimiento de que algo pasaría puesto que sentía la leve presencia de otras personas en la habitación a la cual acababan de entrar y sus sospechas se aclararon una vez que escucharon una voz distorsionada, parecía que venía de alguna especie de parlante.
-Parece que los perros se decidieron en aparecer-
Habló una voz desconocida saliendo de las sombras mientras se iluminaba el cuarto al cual habían entrado, estaban rodeados "sin posibilidad" de escape, o eso creían estos novatos, nadie se metía con la Port mafia y salía ileso.
Golpes y balazos se escuchaban de fondo aunque el sonido era muy suave y solo lo notara aquellos que se adentraron en el callejón puesto a que pasaria desapercibido por el bullicio natural de la ciudad. Akutagawa pensó en entrar, pero recordó la orden de Dazai y no le decepcionará ignorando sus palabras, así que se mantuvo en su posición, además sabía que Dazai y Chuuya, saldrían ilesos, no por nada era el aclamado, admirado y envidiado S O U K O K U.
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Oʙsᴇssɪᴏɴ ˢᵒᵘᵏᵒᵏᵘ
FanfictionUna obsesión, si era una obsesión la que tenía cierto castaño por ese volátil pelirrojo. La pared de su habitación estaba repleta de fotos de su amado y eso era lo único que la decoraba junto a una cama pegada a la pared y un armario el cual tenía...