Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 8/Cᴏɴғɪᴀɴᴢᴀ Mᴜᴛᴜᴀ ʏ ᴜɴ Dᴇsᴇᴏ Iᴍᴘᴏsɪʙʟᴇ

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—Mi Chuuya, sólo debes esperar y yo llegaré, tarde pero llegaré y te recordaré de quien eres. Eres mío—

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Ya habían pasado meses de aquella noche y Dazai lo había tocado muy poco, realmente poco, eso le hacía sentir poco deseado y muy mal, aunque entendía que últimamente Mori había estado encargandole más misiones y entrenando sin descanso, lo entendía y que pese a ya no tener pesadillas aún estaba aquel sentimiento de soledad que lo llenaba.

En esos momentos se encontraba en la cocina tomando un vaso con agua y mirando el lugar con las luces apagadas, siendo netamente iluminado por la tenue luz de luna que se colaba por la ventana, recordando las veces que él se encontraba justo debajo de este acurrucandose en sí mismo, buscando el calor de alguien ausente y que pese a su anhelo de verlo sabía que era inútil si quiera pensarlo.

Se tomó el agua con rapidez al sentir como una nueva idea llegaba a su mente, tal vez funcionase, aunque lo dudaba, Dazai le dijo que iba a estar en una misión pero al menos esperaba poder escuchar la voz de su amado en el mensaje de buzón de voz, a eso llegaba su desesperación de querer verlo, oírlo y sentirlo, pese a la vergüenza que le daba de sí mismo Osamu Dazai era más importante.

Lo llamó… un pitido… dos pitidos… tres pitidos… La ansiedad lo llenaba con cada pitido que sonaba, realmente era algo inquietante que lograba hacer que su corazón fuera a 1000 por hora sólo por saber que escucharía la voz de Dazai. Lo que le desconcertó, sorprendió y llenó de felicidad, la cual fue tan efímera como la vida de una mosca: que Dazai no había sido el que contestó, eso realmente lo dejó perplejo. Un "¿Hola?" de un hombre se escuchó del otro lado del celular.

¿Dazai estaría en problemas?
Ante ese pensamiento se recompuso para poder salir cuanto antes de casa e ir con su amor a salvarlo en caso de que fuera una emergencia mas el escuchar lo que decía aquel desconocido, sintió como su pecho se apretujaba.

—Chuuya Nakahara ¿no? Soy Oda Sakunosuke, Dazai se encuentra dormido en el bar, bebió demasiado… ya pensaba en ir a dejarlo a su departamento.

¿Dazai, en un bar? ¿Quién era ese tal Oda? ¿Por eso no llegó a casa? ¿Para beber? ¿Y dónde quedaba él? Llevaba tiempo en el que Dazai no pasaba tiempo con él, pero luego de una misión ¿ir a beber? ¿En vez de volver a casa y pasar el rato con él?

… Desesperación …

Cortó la llamada y lanzó el celular a la pared con fuerza, comenzando a llorar con violencia, sintiéndose débil, cayendo al suelo al perder el equilibrio y fuerza en sus piernas. Poco le importaba el dolor físico que sintió su cuerpo al impactar contra el piso, ya que el dolor en su pecho era demasiado para su joven corazón, cuerpo y mente.

El llanto ahogó el sonido de la caída, siendo este lo único que escuchó junto a aquellas voces del pasado que le recriminaban su mera existencia, sintiéndose como una basura por no poder complacer a Dazai, obligándole a tener que ir a beber.

No era suficiente para él, ese pensamiento lo destruía por completo, tocó su pecho, este dolía, dolía demasiado.

Miró hacia la gaveta en la que solía guardar sus vinos más preciados, ya hacía mucho tiempo que no bebía. Sonrió amargamente y sacó una de sus más preciadas botellas, —Su preciado Petrus, Vino el cual a parte de ser su favorito era el que mejor conservaba— una copa y unas galletas que había guardado hace unos días.

Ahogaria sus penas en el alcohol, no quería dañar su cuerpo, sabía que con eso solo se le haría más asqueroso a Dazai el simple hecho de mirarlo. Con ese pensamiento tiró la copa y las galletas a la mierda, sin preocuparse por los fragmentos de vidrio de lo que antes era una copa, esparcidos por el piso de la cocina. Y así simplemente tomó directamente de la botella, sentándose en la encimera y bebiendo tomando pausas sólo para respirar, sin siquiera darse el lujo de saborear correctamente aquel exquisito vino que tanto se esforzó en conservar para un momento especial. Que lastima.

Oʙsᴇssɪᴏɴ ˢᵒᵘᵏᵒᵏᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora