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Era distinto cuando el rey quería algo, sus anhelos y deseos sí se cumplían al pie de la letra, Seonghwa quería tener esa habilidad, pero tampoco podía tenerla, porque su carácter era menos denso, con un perfil más bajo, por eso ahora se encontraba callado con la mirada perdida en el trono, mientras su padre alzaba la voz golpeando furioso con el puño el posa brazos, repitiendo las mismas palabras de siempre, en un tono levemente más preocupante, que hacía al miedo seguir creciendo más.

— ¡Si osas escapar de nuevo, te trataré como a un reo más!

— Lo siento padre— agachaba la cabeza, conociendo a la perfección su deber, el mismo que le costaba mucho cumplir.

— ¡Tu deber es casarte con la princesa del reino Aurora y nada más! — el rey se puso de pie señalando al príncipe con el índice mientras arrugaba en demasía la nariz — Te comportas como un campesino sucio.

No, él se comportaba como un joven enamorado dispuesto a viajar hacia cualquier parte con tal de pasar tiempo con la persona que ama, y a pesar de estas severas advertencias, él seguía con oídos sordos y palabras automáticas, anhelando la caída del sol y la luz de la luna para correr por el bosque y llegar al lago, en donde se quedaría hasta momentos antes del amanecer haciendo miles de planes poco sólidos que no lo conducían a ninguna parte. Siempre se preguntaba lo mismo, ¿por qué tuvo que enamorarse de una criatura mágica? ¡cuántas humanas bellas había por los reinos aledaños!, princesas con miles de riquezas, castillos enormes y caballos blancos de melenas doradas, pero no, él se enamoró de una silueta turquesa, a la que le ha regalado por completo el corazón.

Hoy sus pensamientos se vieron claros cuando lavó su rostro al despertar, había tanta magia a su alrededor que quizás podría encontrar una buena solución, quizás congelar el tiempo para poder huir o conseguir que Yeosang sea capaz de salir del agua. Él quería bailar en el gran salón aquella canción que tocaban las hadas y entonaban los grillos, frente a todo el reino. Hacer los bailes de disfraces mientras los cercan expectantes, mirar esos bellos ojos azules hasta que su cabello se hiciera ceniza... Él quería todo eso, y solo por eso iba a escapar una vez más cuando las velas se apagaran.

—Príncipe Seonghwa... — interrumpen su fantasía— El rey lo llama nuevamente.

— Enseguida voy. —Un llamado de atención dos veces en el mismo día sonaba peligroso, y lo fue aún más cuando se encontró al Rey junto al padre de la princesa con la que se uniría en matrimonio.

— ¡Aquí llega! — lo anunció el rey— ¡Ven aquí, querido hijo! Hemos decidido adelantar la boda junto a una sorpresa.

— ¿Cuál? — pregunta sintiendo que fallecerá.

— Las tierras de tu nuevo reino están listas, en cuanto te cases, te mudarás. — Estas eran las peores noticias de su vida. 

Siluetas lunares [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora