Siluetas lunares [SeongSang][COMPLETA]

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Cada noche llevaba el mismo patrón, correr por el bosque en las noches más oscuras, dejando la dignidad y las posturas rectas que le han enseñado detrás. No es que no le interese de dónde viene o hacia dónde pretenden que vaya, pero ha caído en las redes de un amor que no ha sabido como controlar desde el día en el que le tocó el corazón. Se han oído leyendas de hombres que se han enamorado de este místico bosque hasta ser consumido por la fauna para jamás ser encontrados, y aun con esas premisas él decidió aventurarse un día, encontrando las cadenas que tiran de sus tobillos para que no se aleje demasiado, las mismas cadenas invisibles que lo llevan de regreso al lago en dónde todo comenzó. Ya no se resiste como los primeros días, pero los obstáculos han crecido más.

Las noches enteras sin dormir han comenzado a devastarlo, se lo notan las ojeras y la piel pálida de vez en cuando, ¿cómo el príncipe puede verse tan mal?, ¿cómo puede verse con esa sonrisa débil y aun así intentar dar el gran ejemplo de fuerza y valentía? Todo el reino comenta lo mismo, las palabras se dispersan por las tierras como susurros bailando en el viento, entrando en los oídos de todos. Pero, esto no le importa mucho a él, que guarda su corazón en lo alto de la luna para bajarlo cuando necesita volver a estar vivo para demostrar a su tesoro en el lago, que está dispuesto a todo con tal de seguir viéndose una noche más.

Aún recuerda la primera vez que lo vio, se sintió temeroso detrás de un árbol mientras espiaba, fue sin dudas lo más deslumbrante que haya podido apreciar, brillaba por el agua que se escurría en el cuerpo entero, pero de un color turquesa que se intensificaba por la luz de las estrellas. Seonghwa fue delatado por el bosque al pisar una rama e inevitablemente aquella criatura lo vio, y desde entonces no ha podido borrar el azul de sus ojos, que son incluso más hermosos que cualquier piedra preciosa pegada a su corona. No sabe si esto ha sido un hechizo o realmente el amor a primera vista surgió como esa maravillosa risa que lo invitó a salir de las sombras para mostrarse. Recuerda haber levantado su mano un poco lejos de la orilla y no recibir nada a cambio más que un chapoteo profundo que se devoró a la silueta... el príncipe del reino Mist se había maravillado con una criatura de fantasía casi de la noche a la mañana, y nadie le advirtió que los amores imposibles, por más intensos que sean, no generan la vida que en realidad merecemos.