One-Shots ~ Raquel y Alicia.

3

El olor a café recién hecho despertó a la pelirroja, que aún seguía remoloneando en la cama.
Los primeros rayos de sol deslumbraban su larga melena haciendo que sus cabellos cobrizos brillaran aún más.
La castaña no tardó en subir con dos cafés, aún iba desnuda y adormitada, bañada por los rayos de luz que entraban por la ventana y por la suave brisa malagueña.
R- Buenos días. -dijo sentándose en la cama y pasando un café a Alicia.
A- Buenos días. -aún con los ojos entreabiertos y cara de sueño, cogió el café que le pasaba su compañera.
R- ¿cómo has dormido?
A- De maravilla, ¿y tú?
R- Igual, te echaba de menos.
A- Y yo. -la pelirroja se veía tan bonita bañada por el primer sol del día que Raquel no pudo evitar decirle que no se moviera para sacarle una foto.- Raquel, voy desnuda, ¿qué quieres hacer con esa foto?
R- Enmarcarla y ponerla en nuestra habitación. -bromeó. Después de tantos años necesitaban ese reencuentro.
A- Pues yo te haré otra a ti.
R- Olvídate.
A- No no no.

Pasaron un rato sacándose fotos y jugando como niñas. Hasta que la castaña se quedó observando a Alicia en silencio.
A- ¿qué pasa?
R- Que me alegro de que hayas vuelto. -Alicia dejó un beso tierno a Raquel.
A- Yo me alegro de que tú siguieras ahí. El destino quiso reencontrarnos.
R- Que lo siga queriendo, porque no te pienso volver a soltar. -Raquel acarició el abdomen de la pelirroja y dejó un tierno beso en sus labios. Tras un largo rato de besos y caricias las dos decidieron que era hora de levantarse y de disfrutar de su último día en Málaga.

R- Quiero vivir toda la vida aquí. -dijo estirándose en la ventana.
A- Mudémonos. -la castaña abrió los ojos como platos al escuchar la sugerencia de Alicia.
R- ¿lo dices en serio? Pero si tú amas la ciudad...
A- Te amo más a ti. -dijo abrazando a Raquel.
R- ¿de verdad te mudarías aquí?
A- Claro, recojamos a Paula y a comisario y vengamos, a lo loco.
R- Estarías renunciando a tu casita en Madrid, a la ciudad...
A- Raquel, que dejes de poner excusas, compremos esta misma casa, el dueño nos dijo que aún estaba en venta cuando la alquilamos. -la pelirroja cogió la cara de Raquel y le dio un beso. La castaña sonrió como una niña pequeña emocionada.
R- ¡Eres la mejor! -abrazó a Alicia con todo el amor que su corazón albergaba.- Pero tenemos que buscar trabajo, colegios para Paula...
A- Tenemos dinero suficiente para no trabajar hasta terminar el verano y podemos pedir que nos trasladen, tranquila.
R- Te quiero Ali, te quiero muchísimo. -esa misma tarde estaban cerrando tratos, recogieron a la pequeña y al gato de Alicia y se instalaron en su nuevo hogar, uno que construirían entre todos con amor y paciencia.
Por fin eran una familia, la familia que siempre habían soñado.