Capítulo 7.

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Son las doce de la noche del mismo día.

Ese día, a David se le había hecho tardísimo. Había mucha faena en el banco después de aquel robo de más de cincuenta mil dólares. Lo habían dejado completamente liquidado y sin economía. Por eso y más, había despedido y embargado a varios trabajadores. Entre ellos... Emily.

Bajó del precioso Audi. Negro y polarizado. Lo cuidaba más que a su propia vida. Cerró delicadamente las puertas de este y se aseguró de colocarle la seguridad por dentro. Caminó lentamente hasta las puertas de su moderno edificio. A pesar de la zona, Nueva York no era seguro en ninguna parte después de las doce. Entonces camina, camina más... y siente que alguien camina detrás de él. Se voltea, no hay nadie. Vuelve a caminar con más seguridad, y voltea tratando de hallar lo que había atrás de él, pero no hay nada de nuevo.

Está a punto de llegar a las puertas del edificio, cuando escucha un fuerte golpe de un bate de beisbol golpear una de las puertas de su Audi. Hay alguien ahí.

"¡Joder!" se quejó David. Se puso las manos en la cabeza. "¡¿Pero qué coño te pasa imbécil?!" Gritó. Zayn detuvo el bate y lo hizo chocar contra el piso. Miró a David, es un cabrón. Y le tiene miedo. Eso le gusta.

Otro golpe más. Esta vez en el parabrisas. David abrió los ojos, están golpeando su jodido coche. Un tipo vestido de negro y con pasamontañas.

"¡Basta!" corre hasta su coche desesperado.

"¿Sabes qué coño me pasa?" le preguntó Zayn, levantó el bate y golpeó una vez más el parabrisas del coche. Golpeó una vez más. David cerró los ojos con fuerza.

"¿Quieres dinero?" le preguntó el rubio, sacó su billetera completamente desesperado.

"Devuélvele el jodido trabajo a Emily Peterson." Le dijo Zayn, apretando con fuerza el bate. "Devuélveselo, o serás tú, quién termine como tu jodido coche.

Golpeó una vez más. Las puertas del Audi quedaron abolladas por completo. Y de pronto, un golpe por detrás directo a las piernas de David. Este cayó al suelo de inmediato forzado por la inercia. Se quejó en el suelo... y cuando pudo abrir los ojos... él ya no estaba.

****

"Mnh... ¿hola? ¿Zayn?"

"¿Cómo has conseguido mi número?"

"No lo sé... de pronto lo tenía guardado en mi agenda..." sonrió ella. Él también se rió en el teléfono. A sido él mismo quién ha apuntado su número en la agenda de Emily mientras dormía, y él ha hecho lo mismo con el de ella. "Y... ¿Qué haces?" le preguntó Emily, mientras enrollaba el cable telefónico con su dedo índice.

"Nada... ¿tú?"

"Termino de ducharme."

"Eso suena bien..." le dijo. Una voz sensual. Emily se estremeció por completo.

"Tonto..."

"¿Te ha ido bien hoy?"

"¡Sí!" le dijo ella, contenta. "He recuperado mi trabajo... ¿Puedes creerlo? Me ha llamado la secretaria de David y me ha dicho que estoy de vuelta mañana. Y... ¿adivina? También me han devuelto el departamento.

Ambos se quedan callados. Por la cabeza de Zayn, pasaron millones de escenas calientes que podía estar haciendo ahora mismo con ella. Escenas que quería practicar con ella y nada más que con ella. Se excitó de solo pensarlo. Lo que no sabía, era que Emily no estaba pensando en algo diferente tampoco.

"Eso es genial." Le dijo. Esbozó una sonrisa al otro lado de la línea.

"¿No quieres venir?"

Zayn se alejó el teléfono unos segundos. Solo quería sonreír, sin que ella lo escuchara.

"Me encantaría."

"Entonces ven..."

La voz de Emily hizo que se caliente aún más. De solo imaginársela... mojada, con esas pequeñas gotitas de agua iluminándole el cuerpo, despeinada, desnuda, caliente... goteando por él... se le hizo agua la boca. Los músculos se le tensaron, y ni siquiera la tenía ahí para demostrárselo.

"Iba a ducharme..."

"Oh. Entonces tómate tú tiem..."

"No, no... no lo dije por eso. Es solo que... no dejaré de pensar en ti mientras lo hago."

Emily se mordió un labio. Sintió como todo su cuerpo se estremecía completamente. Una fuerte oleada de deseo se paseó por su vientre.

"Ven ahora mismo..." le susurró ella. Había sido un pensamiento, que se había transportado desde su cabeza hasta sus labios.

"Quiero. Te juro que quiero... pero tengo que hacer unas cosas antes." Ella cerró los ojos instintivamente. Se moría de ganas por hacerlo con él una vez más. No tenía una pequeña idea de cuánto lo deseaba. "Espérame... ¿sí? No tardaré..." le dijo, mientras por otro lado, trazaba una línea más en el plano del banco de Washington, estudiándoselo totalmente. Tenía tarea, robarían ahí la próxima semana. Se colocó el móvil entre el hombro y el oído. "Me tendrás ahí en una hora nena... te lo prometo."

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