Capítulo 23. - Zayn, siempre contigo.

243 18 11
                                    

“Subo a unirme contigo, pedirte perdón, no sabes lo preciosa que eres. Tenía que encontrarte, decirte que te necesito, decirte que te has separado de mí […] Nadie dijo que sería fácil, es una gran lastima el separarnos así. Nadie dijo que sería fácil, nadie dijo jamás que sería así de duro. Oh… llévame de vuelta al principio.” – The Scientist/Coldplay.

Ahora no sabe cómo es que ha tenido fuerzas para llegar a casa de nuevo. No le apetecía irse a ninguna fiesta. Luego le explicará a Rose porque es que no ha podido ir a su reunión. Eso ya no tiene importancia. No ahora, que parece que todo se ha puesto de cabeza. Que todo parece ponerse en su contra.

Cerró la puerta de su departamento, pegándose a ella. Lentamente intentó darse fuerzas a sí misma. ¿Pero cómo? ¿Cómo es que han pasado estas cosas? ¿Por qué le ha mentido de esa manera? ¿Por qué? No lo va a perdonar. Esto no se lo va a perdonar nunca. Ya muchas veces se han burlado de ella. Muchas veces le han mentido. Cerró los ojos y dejó escapar muchas lágrimas reprimidas. Sintió que le faltaba el aire. Qué no podía más. Qué no puede… le duele el corazón, el alma, le duele él.

****

Zayn levantó la mirada. Encontrándose con muchísimas fotos pegadas en su pared. El robo había sido un éxito más. Nunca fallaba. Siempre infalible.

Tragó saliva y endureció los pómulos.

Ya nada de eso le importaba. Todo eso podía irse al mismísimo infierno y estaría bien. Apretó los puños y pensó en ella. En Emily. Su Emily. Lo único que necesitaba y había perdido. Así que se abalanzó hacía aquella pared y arrancó todas y cada una de las fotos y datos que tenía pegados. Los rompió cada uno. Mientras lloraba y recordaba cada segundo que había pasado con ella. Desesperado corrió hasta el escritorio. Cogió aquel mapa y lo despedazó sin importarle absolutamente nada. Subió la mirada. Su vida era un desastre. Él lo era. Su mundo estaba en el suelo, no había nada que lo sostuviera ahora.

****

Y recordó… cuantas veces había besado sus labios. Cuantas veces había sentido su aliento pegado al suyo. Su piel, en contacto con la suya. Las veces en las que habían hecho el amor…

Su cuerpo cayó poco a poco pegado a esa puerta. Lentamente hundida en muchos recuerdos. Sus lágrimas eran lo único que podía acompañarla en ese momento. Cubrió su rostro. Y lloró. Lloró más. Mucho más. Más de lo que uno podría llorar por una simple persona o por una simple relación concluida. Lloró más de lo que una simple chica lloraría por un noviazgo de una semana. Lloró mucho. Lloró por lo que Zayn significa ahora en su vida. Lloró por el hecho de que lo sentía en el alma, justo pegado a su corazón, doliéndole muchísimo, hiriéndola, quebrándola, haciéndola débil, porque estaba enamorada de él y nada… nada haría que eso cambiara.

“¿Emily?” un par de golpes se escucharon en la puerta. Ella apretó los ojos con fuerza y se abrazó las rodillas con los brazos.

“¡Vete!” gritó a la defensiva. “Vete, por favor…” rogó a quién quiera que estuviera tras su puerta.

“Soy Max, por favor abre.” Le pidió él desde el otro lado.

“No puedo ahora… por favor Max, por favor te lo pido, solo vete.” Logró decir entre sollozos. No podía controlarse. No podía detener todo lo que estaba sintiendo en ese momento.

“Quiero ayudarte…” le dijo él, pegando su oído a la puerta. “Emily, no voy a hacerte daño, solo déjame ayudarte.”

Ella tragó saliva. Juntó esas pequeñas fuerzas que tenía y logró colocarse de pie. Espiró hondo y se limpió las lágrimas. Pero ni siquiera así pudo fingir su estado.

Mafia TentationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora