• Last Candle • [ Afterdeath ]

13

El sol está nublado hoy, las nubes grises son tan tristes.

Reaper prefiere que esto se quede así,esta exhausto de intentar e intentar, no tiene sentido.

Su amor es opacado con dolor, Reaper realmente no tiene suficiente valor como para decirle a Geno lo que quiere escuchar, mucho menos si pone en juego su salud hasta cierto punto.

"Parece que se ha rendido, que bueno. Pensé que esta vez sí iba a matarlo."

"Qué suerte la de Geno, ojalá su hermano la hubiese podido compartir con él."

"Hey, no hablen así del príncipe, irán a la guillotina."

Entonces, los rumores se esparcen otra vez, quizá nunca pararon y solo era él ignorándolos, como fuese el caso solo se obligó a mantener la mirada en el piso y caminar más rápido.

Es fácil enterarte de todo, nadie tiene compasión de nadie cuando la curiosidad está de por medio. Fácilmente Geno podría saber todo lo que quisiera, si tan solo no se aislara tratando a cualquiera, que no sean Sans o sus hermanos, como una maldita peste.

— Tú, pedazo de imbécil

Oh sí, Reaper sabía que de referían a él.

— Yo también te extrañé mucho ex-cuñado ¿Quieres un abrazo como saludo?

— Ugh...asco. No vine por eso, ni siquiera estaría aquí si no fuera porque Fresh esta más descontrolado de lo normal fastidiando todo.

El tono severo de Error hizo que Reaper sintiera frío, Error no lo buscaría a él sí no fuera algo serio que no pudo manejar por sí mismo.

— ¿Qué fue lo que le dijiste a Geno?

— Nada.

— Hablo en serio Reaper.

— ¡Nada! Lo juro, no le he dicho nada e incluso-

Ah, pensar que otra vez todo era arruinado por su culpa. Pesa, pesa tanto que lo asfixia.

— ¿Incluso qué?

— Incluso lo he evitado desde que empezó a hacer preguntas.

Resignado, Error suspiró.

— También nos ha hecho preguntas, sobre todo a Fresh, pero no ha dicho nada al menos no aún.

— Sabes que no puedes esconderlo por siempre, se enteraría fácilmente por cualquier persona sí solo pregunta.

— Lo sé, hemos hablado. Datos pequeño sobre el accidente y sus lesiones, pero no sobre su hermano.

— Supongo que aún sigo en la lista negra.

— No creí que fuera necesario mencionarte, conociéndote, sabría que harías algo.

— ¿Qué no era necesario? ¡Podría afectarle! ¡No soy estúpido, también velo por su estabilidad!

Es humillante. ¿Por qué creían que sería tan imprudente? ¡También se preocupaba por Geno!

Duele, enfurece, entristece. Su mala fama nunca dejará de perseguirle con seres tan estúpidos rodeándolo.

— Esto fue tu culpa desde el principio, es mejor dejarte de lado.

Entonces, el silencio es sepulcral. Error se marcha sin más que decir y el sonido de sus pasos se va alejando.

Reaper cree que es buen momento para volver a casa. Esta tan cansado, sus ideas revueltas, un peso extraño se instaló en su pecho y pequeñas punzadas que realmente no sabe describir, duele, todo duele.

Vivir duele.

Su mirada está fija en el camino. La sensación de vergüenza le obliga a subir la capucha de su sudadera y esconde sus manos en las mangas que son demasiado largas cuando su ropa era dos tallas más grande. Juega nerviosamente con los bordes. No quiere ser observado, ser juzgado por todos tus pecados, pecados que hasta el mismo podría desconocer.

Curiosamente náuseas le atacan, está tan enfermo, pero no es suficiente para hacer que acelere sus pasos, ni mucho menos que deje de arrastrar los pies como lo hace. La vista es penosa, simplemente desastroso.

— Ugh...no sabes lo difícil que eres de encontrar cuando te lo propones.

Entonces Reaper recordó la sonrisa de Geno, cuando sonreía sin más. Verdaderamente patético cuando el real está mirándole con reproche y el solo puede encogerse en su lugar, después de todo lo que dice es verdad.

— Yo, lo siento debo ir a casa.

— Por supuesto, te haré compañía y en el camino qué tal si me platicas un poco sobre la charla que tuviste con Error.

— Estas siendo amable...

Por la cabeza de Reaper no solo pasó el desastre que era su apartamento luego de su recaída, si no también miles de formas de evitar hablar demás.

— Creo que sería más agradable escucharte hablar de tu día.

— ¡Bien! Por supuesto, veamos. Esta mañana preparé el desayuno, salí antes que Error y Fresh, ya en la cafetería en lugar de leer mi estúpido libro esperé por un idiota, un idiota que nunca llegó.

Esa pregunta fue mala idea. Excelente. Esta seguro de que podría ahogarse en la pesadez del ambiente.

Unos minutos después, con los nervios a flor de piel, Reaper abrió la puerta

— Cierto, quizá hay que aclarar algunas cosas. Pasa.

Dicen que debes saber cuándo es momento de luchar, de insistir y no rendirte. Reaper creé que ya es momento de tirar la toalla.