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Hola padre:

Hoy mi carta va ser un poco corta porque te la escribo antes de mi primer día de clase, espero que te encuentres bien. 

No recibí la carta de la citación para vernos, pero no te preocupes, ya lo haremos. 

Siento despedirme tan rápido, pero ya te contaré como fue el primer día.

Con cariño,

María Margaret R. Stark

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María llevaba su vestido rojo y amarillo que le regaló Pepper, peinada con a una coleta alta hecha por la misma y sin faltar su mochila de Ironman.

De lejos se veía lo nerviosa que estaba, sobre todo porque su mirada achocolatada estaba hacia bajo y no paraba de mover sus pies. Tony se rio por el nerviosismo de su hija y se agachó a su altura.

-¿Nerviosa?

-No- Respondió rápidamente la niña- ¿Debería?

Tony rio por el nerviosismo final de la última frase- No, les vas a encantar a todos- Le dijo con la sonrisa más sincera, de esas que solo su hija había logrado sacarle.

La niña asintió y ambos bajaron en el ascensor hacia el aparcamiento y se acercaron a un coche familiar ,pero sin perder el toque Stark, y negro.

-¿No nos lleva el tío Happy?- Preguntó la niña sentándose ( con la ayuda de su padre) en la silla del coche.

-No, el va a llevar a los chicos- Le respondió mientras el se abrochaba su cinturón después de haberse puesto en el lugar del conductor. La niña asintió a la respuesta y el resto del camino se mantuvieron en silencio.


Cuando llegaron Tony aparcó y antes de bajar se giró hacia su hija.

-Haber, ¿qué pasa?- Dijo enarcando una ceja- Y no me mientas Margaret.

- No me gusta Margaret- Puso un puchero la niña- Y no me pasa nada- Le contestó cruzándose de brazos y mirando para otro lado.

Tony no le gustó la respuesta pero no insistió más y por fin se bajó y ayudó a María a hacerlo. 


Caminaron de la mano hasta la puerta y cuando se tenían que  separar, María se negó a soltarse. Por lo que Tony se agachó.

- Reina, dime, ¿qué ocurre?

- Y si los niños se ríen de mí. Con Peter se meten por ser listo, y yo no quiero eso.

- Pero no es nada malo ser listo- La tranquilizó Tony en un tono suave- Esa gente solo tiene envidia.

- He estado pensando y he decidido no llamar la atención, no hacer que noten que soy lista.

- Eso es lo peor que puedes hacer- La niña le miró extrañada- Si todos fuéramos igual de listos, guapos, sabios, graciosos y muchas cosas más, el mundo sería aburrido. No podrías decir tu opinión porque sería la misma que el resto y eso es horroroso.

- Pero no habría ni conflictos ni guerras- Intentó refutar la niña el argumento de su padre.

- Pero seríamos infelices. Sería como ir a comer un donut y que solo hubiera de ese sabor, porque no hay más sabores. ¿No te acabarías aburriendo?- La niña asintió- Pues las opiniones, pensamientos, todo, son como los sabores. Hay muchos, algunos te gustarán, otros menos y algunos los odiarás. Pero eso no significan que estén mal o algo así.

María Margaret (Rogers) StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora