Esperanza.

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-¿De qué está hablando esta cosa? 

Leviatán guardó silencio, así como lo hizo Erebus, que nunca quiso que Hypnos se diera cuanta de esa forma de la realidad, prefería que cayera enamorado en sus brazos, que lo aceptara sin saber quién era él, sin usar cualquier clase de artilugio de los dioses, pero, parecía, que su mascota, no su mascota, su aliado, no estaba dispuesto a perder más tiempo.

-Dime que eso no es cierto. 

Nyx no supo qué decir nada, esas palabras no eran para ella, ni para Erebus, eran para Hakurei, que desvió la mirada, porque en ese vida no lo sabia, pero en el pasado, cada ocasión lo fue descubriendo por sí mismo, lentamente, pero siempre sucedía, era un mortal, no era un dios, no podía ser su compañero. 

-Dime que tu no lo sabías. 

Al menos no tenía el descaro de mentirle, de fingir que eso era una mentira, pero Erebus no sabía si eso era correcto, si Hypnos sobreviviría al enterarse de esa forma que el humano no era su alfa y que el que siempre pensó era un monstruo, quien le dejó morar en sus dominios, era de hecho su alfa, su compañero. 

-Dime que ella está mintiendo. 

Hypnos sostuvo a Hakurei de su ropa, tirando de ella con fuerza, sin comprender como no se había dado cuenta de su mentira, como fue tan estúpido para pensar que Nyx deseaba ayudarles, que ella los protegería porque era su madre y que su alfa, el mortal que pensaba era su alfa, quien de alguna forma siempre lograba ingresar en su vida, le diría la verdad que él desconocía.

-No está mintiendo y tú lo sabes, estoy seguro de que tú lo sientes. 

De nuevo esa cosa tan desagradable le hablaba, esa blasfemia ante sus ojos, que era como una pesadilla que había tomado forma, quien nada ganaba diciéndole la verdad, la mentira que su madre ideó sin piedad alguna. 

-Hakurei deseaba fundir su cuerpo con el de Erebus, para que así pudiera ser inmortal, para que así pudieras ser su omega… supongo… 

Era el quinto hermano, el que menos participa en las guerras, el primero en nacer y el primero en morir, quien también había visto ese desafortunado incidente, comprendiendo que a su madre siempre le habían mentido.

Phobetor, quien era sin duda quien se parecía más a Hakurei, quien se acercó a su hermana, para colocarla a sus espaldas, pensando que tal vez Hakurei querría hacerle daño.

-E intentó matarla, quiso asesinar a nuestra Phantasos. 

Hypnos se apartó entonces de Hakurei, sin comprender porque se atrevía a lastimar a sus pequeños, a sus cinco hijos, de quien siempre fue el padre, sus semidioses nacidos del amor por ese humano, que aunque no era su alfa, le quiso mucho. 

-¿Porque lo hiciste? 

Porque ella le diría que había absorbido el cosmos de Erebus, que su cosmos era tan fuerte porque se había aliado con el que si era su alfa y todo ese tiempo había tratado de proteger a Hypnos, acercarse a él, pero nunca tuvo el valor para apartarlo de su lado usando la fuerza. 

-Puedo utilizar el cosmos de Erebus, Nyx me ha dado las herramientas para eso y no deseaba que te dieras cuenta, Phantasos te diría lo que hice. 

Hypnos volteo en dirección de su hija, quien asintió, eso era cierto, su padre quiso hacerle daño y no solo eso, supuso, pensando en la forma en que les veía, con cierta duda en sus ojos milenarios. 

-Pero son tus hijos… ellos tienen tu sangre… 

Cada uno de sus hijos se le parecía mas a Hypnos de lo que se le parecía a él, eran demasiado poderosos para ser los hijos de un mortal y su amado vivía en el dominio de Erebus, sería muy fácil para el utilizar ese detalle, usar su cosmos, para concebir vida en el cuerpo de su omega. 

Cacería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora