Decisiones.

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-No puedo perderme, aquí es donde vivo… 

Krishna supuso que no podía discutir con esa logica, asi que trato de continuar con su meditación, pero ese alfa le seguía observando, sentándose frente a él, como si quisiera observarlo mucho más de cerca. 

-¿Tus padres saben que estas molestando omegas? 

El joven de ojos claros se sorprendió por esa pregunta, desviando de momento su mirada, porque primero, su madre había muerto cuando era muy joven, su padre, él seguía vivo y enfureceria con el de saber que estaba molestando a ese omega, nada amable, que lo ignoraba, que lo había tratado como si fuera tan solo un pequeño mocoso.

-Mi padre también medita, habla con la tierra, pero casi no habla conmigo, piensa que ya soy mayor, porque ya tengo una armadura dorada, que yo debo seguir mi propio destino. 

Era una historia muy triste, por supuesto, pero en realidad no le importaba en lo absoluto, por lo cual, quiso levantarse, marcharse de allí, alejándose de ese muchacho que se levantó de un salto y comenzó a seguirlo, qué edad tenía, quince, dieciséis años, era un niño, algo molesto. 

-¿Porque te marchas? ¿Acaso te estoy molestando? 

Krishna nunca había demostrado paciencia con nadie, aunque era un hombre amable, sencillo, no le gustaba demasiado perder su tiempo y seguirle el juego a un niño como ese era, sin duda, una pérdida de tiempo. 

-¿No hay omegas de tu edad que llamen tu atención? 

Lo estaba tratando como un mocoso, lo sabía, pero para él era un mocoso, un niño pequeño, aunque tuviera quince años, él tenía diecinueve, ya era un adulto, era un hombre hecho, un omega madura que pensaban comenzaba a perder su oportunidad para casarse con algún alfa, al que le darían su dote, quien si tenía suerte no lo quemaría vivo o lo mataría en el momento que quisiera, aunque era de las familias más altas de la zona, su condición de omega no le ayudaba en lo absoluto y había aprendido a rehuir la presencia de los alfas, eso era lo más seguro. 

-No hay nadie de mi tipo. 

Y eso había sucedido cuatro años antes de ser llamado por su dios Poseidón, aún así en ese momento, a pesar de que tenía diecinueve años, que era un guerrero, sabía cómo Kasa, que si su dios los llevó a ese sitio era porque deseaba protegerlos. 

-Pues tu no eres del mio, asi que apartate… niño. 

Kasa decía que la única razón por la cual no estaba casado, con muchos hijos, era por el color de su piel, sus uñas afiladas y sus colmillos algo afilados, haciendo que los alfas que lo rodeaban en portugal le rechazaran, cuando se llamaba como cualquiera de sus congéneres, un nombre que decía, sus padres le pusieron como en una broma. 

-No me llamo niño, me llamo Regulus… 

Krishna de nuevo maldijo a Kasa, pero también comenzaba a preocuparse por él, por su seguridad porque siempre terminaba metiéndose en problemas y lo había visto demasiado deprimido las últimas horas. 

-¿En verdad no hay un omega de tu edad al que podrías estar atosigando? 

Regulus guardo demasiado tiempo silencio, dándole a entender a Krishna que había un omega que de hecho era de su edad y que le gustaba, porque se sonrojo demasiado al pensar en él, o en ella. 

-Si me dejas tranquilo, puedo ayudarte a acercarte a ese omega sin que piense que tus intenciones son malas… 

El brillo en los ojos de ese niño era demasiado lindo, así que alboroto su cabello, para después marcharse, escuchando los pasos de Regulus, pensando en una hora en la cual podrían verse el dia siguiente. 

Cacería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora