The Crew

Donde todo comenzó. IIIVAtlantic Bank

Aiden IIIV

Abrí los ojos cuando los primeros rayos de sol entraron por mi ventana, había dormido bien a decir verdad. Un día más es un día menos, por lo que me levante de la cama y tome mi baño matutino con calma y sin prisa. Como era tradición después de un trabajo como el del día anterior, ya los chicos habían puesto en un sobre una pequeña parte de sus propias ganancias la donación que el llevaría a donde siempre. Me puse unos jeans negros y una camiseta gris.

Me senté a la mesa para comer el desayuno, Kelly estaba en la cocina esa mañana y debo admitir que siempre era un placer conversar con el cada vez que cocinaba. El chico tenia talento con los condimentos y el fuego, tanto así que de unos simples huevos fritos con tocino había hecho arte. Sirvió un poco de jugo de naranja en unos vasos y luego los trajo a la mesa poniendo uno frente a mi junto con un plato de lo ya antes mencionado. Comenzamos a comer mientras veíamos una serie de comedia en la que todos vestían con ropa de tela que parecía alfombra, al rato se unió a nuestro desayuno Liam acompañado por Zyon.

- Hoy Louis ira a llevar el dinero a la bodega zulú- dijo el ultimo mordiendo una manzana- creo que sale en un rato.

- ¿Cómo crees que esté Lénox? - pregunto Kelly mientras se servía un poco más de jugo en su vaso- la visita era ayer...

- El entenderá, sabe que hacemos lo que tenemos que hacer. - interpuso Liam con mucha sabiduría. Hacíamos lo necesario.

Los chicos siguieron hablando y disfrutando la comida, al igual que de la comedia que veían en la televisión, por mi parte cuando termine de comer me levante y camine hacia la pequeña mesa de la sala para tomar el sobre con el dinero y mi collar del montón de que habían ahí, por lo visto los chicos tampoco habían tomado los suyos. Me lo puse al cuello sintiéndome nuevamente yo y es que a pesar de que era una medida de seguridad en caso de que alguno fuera capturado o cayeran no pudiera ser vinculado a los demás, siempre que los dejábamos una parte de nuestro propósito se quedaba en los collares. Agarré mi 45 y la guarde bajo mi suéter como garantía de que no tendría problemas y me dispuse a salir.

Mientras conducía el jeep por la carretera podía ver que el día era lindo, baje las ventanas del coche para respirar el fresco aire costero. A lo lejos se veían volar sobre el agua a un grupo de gaviotas con gracia y elegancia, tan hermosas como una pintura de Picazo. La ciudad se sentía tranquila como todo sitio después de una noche de fiestas, y es que cabe destacar que cada noche los clubes nocturnos estallaban en celebraciones y rumbas llenas de gente que solo quería disfrutar de lo que ofrecía aquella mezcla de playa y buena música. No por nada le llamaban a la ciudad Sinner's Coast.

Mire mi reloj: 9:00 a.m. era temprano aun, por lo que disfrute de algunas viejas canciones de los 80's mientras iba a baja velocidad admirando el paisaje. Al llegar al asilo de veteranos me estacione del otro lado de la calle y cruce hacia la entrada tan feliz como siempre lo estaba por ir a ayudar a aquellos hombres que tanto dieron al país y que ahora habían sido abandonados a su suerte.

Crucé la puerta y fui recibido cariñosamente por el teniente Lester Roberts, un anciano de piel morena que tenia tal vez unos 76 años de edad con quien me había encariñado en mis visitas anteriores, realmente disfrutaba escuchar sus historias sobre vietnam y sus misiones que resultaban totalmente asombrosas. También salió a mi encuentro la enfermera de combate Chely O'conell, quien contra todo perjuicio salvo cientos de vidas durante conflictos armados. Los ancianos eran tan especiales que no pude evitar pensar en cuando Lenox nos mostro el camino que debíamos seguir para ayudar a estos héroes caídos en desgracia y a la vez cómo no terminar así. Y aunque todos teníamos motivos diferentes por los que realizábamos los golpes, también teníamos un fin en común y era ayudar a los que eran nuestros hermanos.