Fantasmas del Pasado III

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Aiden VI

Descansaron durante la noche en un hotel que se encontraba a un lado de la carretera, lo que llevaban del viaje había sido memorable. Tanto como todos los otros momentos que habían vivido juntos.

Lastimosamente no estarían en casa para ver el noticiero local y saber que decían los medios sobre el altercado en el bar de motociclistas a las afueras de la ciudad. Ya quería ver la cara de Franz la mañana siguiente después de la paliza que le habían dado. Para ahondar un poco en lo que a la rivalidad entre ellos concierne (y aunque ya se mencionó antes) todo comenzó cuando en una disputa Aiden le había roto la nariz al chico en el colegio, cosa que no hubiese sucedido si Franz hubiese aceptado que había sido derrotado por él en la competencia de surf anual de la ciudad el verano anterior. Herida que se abría cada vez que se cruzaban en el pasillo.

Recuerdo como en el último momento Franz cayo de su tabla al agua intentando cortarle el paso a Aiden, quien se disponía a montar una ola impresionante, motivo por el cual el ya antes mencionado fue penalizado por actitud antideportiva y no solo esto, sino la vergüenza sufrida al saber que su contrincante había domado la ola solo para después rescatarlo a el de las profundidades en donde yacía inconsciente. Si lo vemos desde otro punto de vista, debía estar agradecido en lugar de molesto, sin embargo, ya vimos como este asunto ha trascendido los años. Todos creeríamos que la rivalidad y el odio acabarían cuando Aiden abandonó la ciudad y se mudó a otro estado, pero nuevamente no fue así.

Y ahora que ya saben más sobre la competencia entre estos dos, podemos seguir con el punto principal.

A la mañana siguiente los chicos continuaron su camino hacia el monumento parando a desayunar en una pequeña cafetería que se encontraba en la ruta, lugar en el que la comida no era mala pero tampoco cinco estrellas, aunque Kelly no opinaría lo mismo, puesto que fue atendido en "privado" por una camarera pelirroja bastante atractiva que le guío al baño después de que este le pidiese la llave; curiosamente volvieron a la mesa unos quince minutos después evidentemente muy alegres (y despeinados) los dos. Los chicos prefirieron no hacer preguntas ni indagar más sobre el tema sabiendo que no querían conocer detalles. Al terminar el desayuno se despidieron de las camareras dejando una buena propina y en el caso de Kelly una experiencia inolvidable mientras retomaban su camino.

En formación las tres motocicletas se dirigieron por la autopista hasta llegar a la zona forestal del parque Old Hero, un terreno boscoso de varias hectáreas pertenecientes al gobierno en el que las familias de los soldados solían ir de campamento y a pescar cuando sus padres, esposos o hermanos regresaban de combate. Dejaron las motocicletas en la entrada y se internaron a pie por los senderos que llevaban a través de los arboles que se levantaban imponentes ante ellos como si fuesen gigantes listos para pisotearlos, no obstante, la sombra que estos proyectaban sobre el camino transmitía una paz única e inigualable que solo es capaz de ser brindada por aquella conexión con la naturaleza tan difícil de encontrar en las concurridas ciudades.

Escuchar el silencio resultaba reconfortante, de vez en cuando sonaban los cantos de las aves que habitaban en la copa de los ejemplares de Pino, llenando el ambiente con una alegría digna de ser apreciada. Siguieron el camino de gravilla hasta que este termino y luego de asegurarse de que nadie les seguía continuaron entrando hacia lo profundo del lugar. Vagaron por varios metros hasta llegar al lugar que buscaban y que desde una distancia bastante grande podía ya ser divisado.

Allí estaba ante ellos "El monumento".

Una estructura de metal compuesta por diez estrellas bañadas en plata formando una fila horizontal, se acercaron a estas para observar las placas de mármol que había en el piso al lado de cada estrella; en estas no figuraban nombres, solo un codigo con una fecha.

The CrewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora