Cap III

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(Haruka)

Me duele. El punk me está ahogando en mi propia sangre. Toso fuerte, sintiendo las espinas raspar mi garganta. La sangre corre, mientras caigo en mis rodillas.

Kanata grita, pero el rubio le inyecta una cosa rara y se calla. No, por favor. Que no lo haya matado... Te lo ruego, Dios.

Los dos ríen, diciendo no sé qué blasfemias que no escuché por ocuparme de toser y no asfixiarme.

—¡Eh, princesa!— Grita una tercera voz. Un chico de cabello rojo cuyos ojos se tapan tras su capucha. Se sorprende de vernos aquí.
—¿Qué tal, Lock?¡Te dije que podríamos! Son tan estúpidos que fue pan comido— Ríe el rubio, golpeteando su mano en una pared y el ruido, aunque sea mínimo, me clava los oídos horriblemente.

El tal Lock se sienta, burlándose de los otros dos. Me duele mucho, toso ruidosamente, sintiendo mi piel arder. No se que me pasa pero pica y arde. Es alcohol en una herida abierta. Chillo, esto duele como el mismísimo infierno.

El punk se acerca a mí.

—Princesa, ¿Te quieres callar un segundo?¡No puedo hacer nada con tus molestos gritos!— Me patea el estómago, provocando más tos, sangre y flores. Huele a cerezos, pero es enfermizo combinado con el olor a descomposición de cadáveres y humedad. Es nauseabundo.

El que me acaba de patear vuelve a tomar lo que acabo de escupir, un revuelto de sangre coagulada, pétalos ensangrentados y espinas con las pequeñas raíces, y lo echa a mi boca. Vomito, como efecto y recibo una bofetada.

—¡Maldita perra!— Gruñe, viendo dónde vomité. En sus zapatos. No, no... Ya lo hice enojar.

Me jala el cabello, con demasiada fuerza y me estrella contra el suelo. Hay vidrios en el otro lado de la "habitación", y me hacen arrodillarme encima. Siento como si clavan, atravesando mi piel. Me salen las lágrimas

—¿¡Qué te hizo esta zorra!?¡Tus gritos y los de ella!— Se quejó Lock, gritando en ira. Yo lo golpeo con un tubo de metal oxidado y, cuando el rubio hace lo mismo, me arranca un pedazo de piel de la pierna.

¡Ahhh!— Grité, y él me pegó con el mismo tubo en la cabeza.

Ya no estoy consciente.

(Varios meses después) (Narrador omnisciente)

Han pasado meses. Haruka ha desarrollado su condición a tal punto que la sangre infectada de polen y flores le hizo crecer pétalos en la piel. Ella no quería ser vista, era un horrendo monstruo.

Los del circo la habían rebautizado como "Princesa Sakura" debido a que eran pétalos de cerezo lo que brotaba de ella. Era una burla, pensó. Pero lo peor le ocurrió al joven príncipe.

Haruka despertó, dolorida y ardiendo de dolor. Vio al joven príncipe. Vestido regiamente, cabello morado oscuro ya sin brillo, ojos perdidos y... Lo peor de todo.

—¡Kanata!— Gritó, aliviada de que sobreviviese en tan buenas condiciones. Ni heridas de ninguna clase. Estaba híper feliz. Tanto, que saltó a abrazarlo.
—¡¿Tú quién demonios se supone que eres!?— Gritó furioso. La arrojó al suelo sin cuidado ni delicadeza de ningún tipo— ¿¡Qué te crees, maldita!?¡No me toques!
—¿Qué te ocurre?— Ella estaba confundida, Kanata jamás se comportaría así.
—¡Pasa que te me acercas, demente!¡No soy nada tuyo, así que vete ubicando!¡Maldito monstruo de circo!— Le declaró con crueldad. No quería saber nada de ella.

Sólo era un horrendo monstruo de circo.


Go! Princess Precure: The Last FlowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora