Cap IV

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(Romeo)

¿Qué demonios se cree ese estúpido monstruo? No tiene nada que ver conmigo. Qué le pasará...

Qué horror.

—Ka-Kanata... — El horrendo monstruo llora desconsoladamente. Sus sollozos son terribles, fuertes. Esto es estúpido. Los monstruos no oyen, sólo odian ¿No es así?

Eso dicen Shut y Close. Ella no puede escucharme siquiera. No debería de poder sentir dolor emocional tampoco. Esa cosa ni vale la pena, sólo puede detestarme. No tiene caso intentarlo.

Salgo enojado. No quiero que se me acerque más. Voy hacía fuera de la cabaña, a buscar a Twilight.

Ella lleva un par de semanas a mi lado. Ha estado ayudándome cuando desperté sin recuerdos. Me reconfortó, me tranquilizó cuando sentía que iba a morir y, lo más importante, se quedó conmigo cuando me sentía solo. Porque peor a tener que agonizar lentamente de tal manera tan inhumana es que pases solo por esa agonía.

Twilight está tocando su violín de manera preciosa. Siempre he pensado que su música es muy triste. No sé de dónde vendrá, pero por lo que tengo entendido es la hija de la dueña del circo. ¿Qué hará aquí, en este infierno en la tierra? Dice que adora actuar, lo cual es notorio. Ella toca, canta y trabaja con los leones.

—Tocas hermoso— Digo, soltando un pequeño cumplido. Pero Twi es una persona de mal humor, por lo que no me contestará de buena manera.
—Ya lo sé, es estúpido que sigas repitiéndolo— Deja de tocar, como si yo hubiera fastidiado su ensayo. Aunque técnicamente sí lo hice.
¿Hoy haremos otra presentación?— Cambié el tema, sabiendo que si insisto se enojará más.
—Sí, a las 6 empieza. Sale primero Shut, con la bienvenida. Close con las bestias va después, Lock y la cantante van al siguiente, conmigo obviamente, y por último tú y la nueva atracción— No, no actuaré con ese monstruo. No me arriesgaré a que me ataque.
¡No me acercaré a esa cosa, Twi!— Pero ella se me acerca, sonriéndome y pasando sus manos por mis hombros.
—Vamos~— Dice en tono infantil, queriendo convencerme— Por favor, Romio~

Es el nombre que ella me da, aunque no recuerdo uno real. Así que le permito llamarme así.

Derrotado, acepto. Maldita sea, tengo que ceder.

—Está bien. Te diré que sí. Pero me debes una.
—Trato hecho— Nos sonreímos. Me siento extraño. Como si me faltara algo.

(Horas más tarde) (Hora de la función)

Falta poco para mi turno. Pero tengo un problema: mi presentación será entorpecida por el monstruo. No puede bailar bien y me lo arruinará completamente. No puedo permitir esto. Si me humilla, sufriré las consecuencias. Twi me advirtió que, aunque ella me consiga un trato preferencial, nada me salvará si cometo un error.

Por eso, debo esforzarme por guiarla correctamente. Va mi vida en esto.

Cuando nos toca, ella está vestida bien. Su vestuario combina las flores, y aunque es hermoso, ella lo opaca con su aspecto no demoníaco pero sí triste. Está pálida, manchada de sangre seca y vidrio clavado en la piel. Le arrancaron pedazos de piel con metal oxidado, así que se aseguran de cubrir sus piernas. No podemos sufrir en público. Su cabello ha crecido, pero ahora está opaco y descuidado, dañado por los constantes jalones. Lo peinaron de forma que le quedaba como cuando la vi por primera vez. Sus uñas estaban llenas de sangre en las cutículas y bordes. Luce como una muñeca destrozada.

Sólo faltan las grietas de la porcelana.

Lock la empuja, mientras yo camino al escenario. Empieza a tocar un flamenco. “La maschera di Zorro”.

Yo hacía el intento por hacerlo majestuosamente, pero sus piernas heridas la entorpecían. Bufé, al lograr disimular uno de sus tropiezos.

Sostuve su mano con más fuerza, a ver si podía mantenerse en pie.

—¡Kanata! Me... ¡Me lastimas!— Chilló, lo que seguro le valdrá su primer castigo por llorar en una función.
—Te aconsejo callarte— Le susurré, tratando de tener tacto— o sino, tendrás más quemaduras que flores en la garganta.

Ella no puede dejar de llorar al sentir sus heridas rozándose. Deja de hacerlo más difícil para ti misma. ¿Acaso eres masoquista, idiota?

Al terminar, nos aplauden como si todo hubiera salido bien.

Pero sé lo que le espera. Y no es bonito.

(Después de la función)

—¡Maldita perra estúpida!¿¡No puedes hacer nada bien!?— Le grita Close, quemandola, vertiendo ácido en su piel. Ella grita, desgarradoramente. Le duele demasiado, obviamente.

Sus horribles chillidos no logran llegar a mí. Yo se lo advertí.

—Pe-... ¡Perdónenme!¡Por favor, se los ruego!— Pedía piedad, como la idiota que es. Pero Close le respondió.
—¡Pues debiste pensarlo antes de cagarla en el escenario, criatura inmunda!— Dijo, para luego verter todo el balde.

—¡Pues debiste pensarlo antes de cagarla en el escenario, criatura inmunda!— Dijo, para luego verter todo el balde

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Go! Princess Precure: The Last FlowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora