Tᵉᵃʳˢ Iᶰ Hᵉᵃᵛᵉᶰ (¡𝓣𝓮𝓻𝓶𝓲𝓷𝓪𝓭𝓪!)

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Aun no puedo creer lo, con éste contrato... Podría por fin estar en paz con Reich estoy tan feliz , ahora sólo quiero abrazarle y agradecer esa gran idea que ha tenido.

Y  quizá  el y yo podamos ser felices, y el miedo que mis hijos crezcan sin tenerme a su lado ha desaparecido ¡esto es increible!.

—¿Señor, usted cree que es buena idea? — menciona uno de mis comandantes militares mirándome con algo de curiosidad.

—Claro que lo és, sin guerra sólo debemos enfocarnos en nuestro pueblo mejorarlo y hacer de nuestra bella Nación súper potencia mundial — digo con ilusión, todo era simplemente perfecto.

—¡Si está así de confiado significa que es bueno! — sonríe aliviado — en ese caso quiere que arreglé una reunión con el señor Reich?.

—Sí, si es hoy sería perfecto — intento ocultar la alegría de verlo pronto por una emoción de ver a nuestra bella Nación brillar en lo más alto.

—Por supuesto, ahora puede estar con sus hijos. Le avisaré cuando éste todo listo — sonríe saliendo de la habitación.

Ansio contarle esto a mis hijos, ¡simplemente se que les agradará mucho!.

—¡Padre! — se acerca Ucrania alegre para abrazarme junto con los demás para tirarme al suelo para que todos puedan abrazarme.

—Sí ustedes siguen así de viejo no podré pararme — río un poco abrazandolos a todos — les tengo buenas noticias.

—¿Qué ocurre padre? — sonríe Rusia mirándome con brillo.

—La guerra ha acabado, al fin podremos estar en paz niños — siento como todos me abrazan con más fuerza.

Me asfixian de amor.

—¡Qué alegría padre! — dicen todos al unísono sonrientes — ¡así ya no  tendrás que estar en riesgo — dice la pequeña Bielorrusia y acarició su cabello.

—Ya no más pequeña, ahora estaré más con ustedes.

—¡Yeiih! — vuelven a tirarme.

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—¿Señor, usted está seguro de ésto? — se acerca un soldado con papeles en sus manos.

—Pero claro, por ahora me gustaría estudiar al soviético — sonríe mostrando sus afilados colmillos el Alemán.

—B-bien, no lo contradeciré — mira los papeles exaltado — los soviéticos quieren una audiencia con usted para firmar el Tratado.

—Has que venga, aceptó la audiencia.

—Está bien — voltea a la puerta saliendo de la Oficina.

—Acercate más pequeña presa, serás consumido — sonríe malicioso apagando el cigarrillo justamente en la copia del Tratado donde iba la firma del soviético — No dejaré cabos sueltos.

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Continuará ✨