Tᵉᵃʳˢ Iᶰ Hᵉᵃᵛᵉᶰ (¡𝓣𝓮𝓻𝓶𝓲𝓷𝓪𝓭𝓪!)

9

Aquí será primero la operación Barbarroja,, aunque fue años después del inicio de la 2da gran Guerra Mundial, yo hago aquí que este acto la inicie. Y termine siempre en el mismo año (1945).

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—Papá, ¿donde está Rusia? — sonríe un pequeño niño Ucrania jalando el abrigo de su padre.

—Está en Moscú, quería ver algunos lugares. No te preocupes está protegido — sonríe revolviendo sus cabellos.

—¡Oh, entonces está bien! — sonríe para ir con sus hermanos a jugar al patio.

Me sigo preguntando, ¿estará bien que haya ido sin mi?... Tengo una sensación extraña.

—Ha... Creo que me preocupó de más, tiene 30 de mis mejores soldados, no veo por que le pasaría algo—  sonrió hablando solo, es un día muy lindo para ser invierno. Además no debo preocuparme estoy a algunos kilómetros de donde está.

Me inclinó en mi silla, estoy realmente feliz y tranquilo. Mis hijos seguros, un país controlado por mis comandantes, aunque soy el líder ellos se encargan de eso para que yo solo acabe con la guerra. Creo que no debo preocuparme, Stalin es de confianza para mi persona.

Estoy con Reich, hace poco lo visite. Sus hijos me siguen asustando... Ha.

—Que paz siento— sonrió ampliamente, ¿qué podría arruinar algo como esto?.

Pasan las horas, eran justo las 3 de la tarde, el clima frío se podía ver por la nieve en las ventanas. Mis hijos ven como los copos de nieve bajan, que lindos.

—¡Señor! — entra un soldado azotando la puerta.

Volteo molesto, justo cuando estoy con mis hijos odio las interrupciones. Alzó la mirada levantándome irritado.

Le dirijo una mirada sería, todos los soldados saben que sí estoy con ellos llamen a la puerta primero, no llegar azotando la puerta. Asustó a mis retoños.

—¿Qué sucede soldado?, más le vale que sea importante — me acercó a él mientras lo miro seriamente.

—Disculpe mi interrupción cuando está con su familia señor — hace una reverencia, su expresión reflejaba algo de terror — Pero hay una situación... — alza la mirada.

—¿Situación?, ¿algún desertor? — suspiro, no quería tener que dejar a mis hijos por alguna traición de mis soldados.

—No... Es aún peor... —

—¿Aún peor?, — Me quedo pensando un momento, ¿algo peor?, la vaca capitalista habrá desertado de la Triple Entente?.

—Señor... —

~

—¡Ejecutar la operación Barbarroja, sin errores todo debe ser perfecto! — alzó su mano con el saludo habitual de los Nazis.

—¡Sí señor! — Dijeron al unísono varias tropas tanto en tanques como a pie marchando hacia su destino a paso firme.

—Bien... — suspiro un comandante, desviando la mirada — Qué he hecho... — susurro para sí tomando un arma y llendo con sus hijos a un lugar seguro por sí los comunistas decidían atacar.

~

—¡¿Q-Qué?! — me asuste, mis manos temblaron un fugaz momento, para irritarme y mirarlo —¡Preparen tropas ahora!, ¡nadie nos verá la cara de imbéciles, mucho menos esos hijos de perra!.

—¡Sí señor! — Alzó la voz haciendo un saludo militar y sale corriendo de la habitación.

—P-papá? — se acerca Bielorrusia un poco asustada, usualmente no uso este lenguaje con ellos presentes — ¿p-pasa algo? .

Volteo, la miro seriamente para sonreírle sutilmente.

—No pasa nada, ahora ¿quieren jugar algo? — sonrió acariciando su mejilla.

—¡Claro! — sonríe emocionada.

—Escondanse, lo mejor que puedan — intento no sonar molesto y lo hago más relajado — mis soldados los buscarán, sí los encuentran perderán y harán mucha tarea ¿sí? — la cargo llevándola con sus hermanos — Pero solo habrá una regla.

—¿Cúal és? — alza la mirada sosteniendo la mano de Ucrania.

—No salgan de los límites de esta casa, ni siquiera al patio. Sí alguien se les acerca y no soy o uno de mis soldados vayanse y escondanse — los abrazo a todos. Sin querer soné como sí fuera a dejarlos.

—¿Papá? — me mira confundido Estonia, para ser un juego suena más a una orden...

—Ya, tranquilos — me separó sonriendo —¡comienza el juego! — río un poco mirando los.

Poco después los veo correr a esconderse, me acercó a tres soldados.

—Resguarden este lugar miles de veces más que la tumba de Lenin —Les lanzo una mirada que los asusta un poco — Sí descubro que les paso algo a mis hijos juro que rodarán Cabezas y la tendré de sujeta papeles.

—¡S-sí  señor! — hacen el saludo llendo con algunos soldados más a cuidar los terrenos de la casa donde estamos y a mis hijos.

salgo subiendo me a un tanque, quizá no sean tan rápido como los japoneses, pero asegura que no llegaré tarde.

Atacarán Moscú... ¡Atacarán Moscú maldita sea!. Golpeo el tablero donde hay controles, estoy frustado, mi hijo Rusia se encuentra ahí.

— Черт возьми, почему, почему! —
(Maldita sea, ¡por qué, por qué!) susurro bajo para evitar ser escuchado.

Estoy preocupado, los soldados no perdonan vidas... Mucho menos de niños...!

¡Me siento un imbécil por haber confiado!.

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Dato: La tumba de Lenin en está historia está muy bien resguardada, ya que es una figura importante en la historia de la Unión Soviética.