Tᵉᵃʳˢ Iᶰ Hᵉᵃᵛᵉᶰ (¡𝓣𝓮𝓻𝓶𝓲𝓷𝓪𝓭𝓪!)

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Con el tiempo nos llevamos mejor, aunque los gritos en ocasiones persistían. Sentía tranquilidad con el.

Era gracioso e inusualmente adorable a mis  ojos, los momentos junto a el era increíblemente inolvidables, recuerdo regresar a casa aún pensando en él riendo un poco. Mi padre me miraba de manera extraña intuyendo que algo bueno me sucedía.

No solía sonreír mucho con nadie, sólo con  él.

Al pasar el tiempo me di cuenta que un amor había crecido, tanto que no era y tal vez nunca fue de amistad. Sentía algo más.

Pero también todo cambio de un día a otro.

—¿Me muestras lo que dibujas? — le sonrió alegre mientras le miro.

—No, te reíras de mi trabajo — cubres tu cuaderno desviando  la mirada .

—No lo haré, lo prometo — sonrió extendiendo mi mano — No tengo porque reirme si eres muy bueno dibujando.

—Mm. . . — me mira y sonríe dándome su cuaderno — si te ríes te juro que te colgaré — su expresión cambia de un momento a otro.

Tomó el cuaderno en mis manos cuando estaba a punto de abrirlo una voz grave como sí fuera un adulto se acercaba gritando su nombre.

—¡Reich, Reich dónde estás! — se acercaba moviendo los girasoles.

—¡E-escóndete! — me empuja con los girasoles para que ocultará entre ellos, pero fue demasiado tarde.

—¡Rei...! — se quedó con una expresión extraña mientras nos miraba.

No era una situación favorecedora para nadie. Reich estaba casi sobre mi, creo que lo malinterpretó.

—¡Qué haces con el hijo del Ruso idiota! — molesto toma del brazo a Reich — ¡no debes juntarte con nuestro enemigo!

—I-imperio Alemán... — es lo único que pude decir, mientras le miraba con algo de miedo.

No tenía idea que Reich era hijo del Imperio al cuál mi padre me describió como un monstruo.

—Vámonos! — jala a Reich el cuál forcejea  — S-sóviet — estira su mano hacia a mi.

Creo que quería su cuaderno de vuelta, pero el  terror me invadió. ¿Y sí mi padre se daba  cuenta de que me encontré con ellos? De seguro me castigaría.

Cuando se fueron del lugar me levanté, al fin reaccione y abrí el cuaderno solo ví el primer dibujo era un hermoso paisaje.

Quedé maravillado.

Sabía que no lo  volvería a ver en estos terrenos, así que conservaré este cuaderno hasta que nos volvamos a ver.

Quien diría que lo volvería a ver en está situación.

—Un gusto  verte, Sóviet — sonríe mostrando sus colmillos mientras me mira.

—Third Reich — le mire de reojo seriamente, desde adolescente mi sonrisa se escapó y no la muestro a alguien que no sea mis hijos.

—¿Qué sucede Sóviet?, ¿ya ni me recuerdas? — insinúa sonriendo burlón.

—No he venido a socializar, Reich — le miro.

—Ow, pero  que cruel  — dramatiza riéndose.

Como odio la atmósfera en la que nos re encontramos.

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Continuará. . .