Martín
Llegamos a una casa señorial de la parte alta de la capital sevillana donde se practica el intercambio sexual de parejas. En este local hay espacios destinados al baile, discoteca, zona con sofás y mesas para tomar algo, una zona exterior ajardinada —hay incluso una piscina—, y otros rincones adecuados con camas y juegos varios para hacer intercambios sexuales u orgías.
Georgina está sorprendida. Cuando llegamos a la puerta, hay un señor en un atril comprobando los nombres de la gente que entra. Antes de ir, hay que mantener un contacto con ellos por la página web. Me pidieron unos sobrenombres para apuntarnos; en este tipo de sitios no se estila presentarte con tu nombre. Eso ya después, si coges confianza con alguna pareja. Como hice yo la reserva, elegí los nombres de Zastra y Zuzu.
—Me cago en tu puta madre —dice riéndose al ver el nombre que le he puesto.
—Lo tenías en tu Instagram, he pensado que te gustaba.
Entramos al lugar. Hay gente, pero no demasiados para ser un lugar asfixiante. Se respira tranquilidad. Hay parejas de edades diversas, aunque creo que los más mayores pueden tener cuarenta años.
—¿Quieres tomar algo? —le pregunto a Georgina.
—Eso ni se pregunta.
Nos acercamos a la barra.
—Sé consciente de que hoy mando yo —le aviso—. No te voy a dejar que te pongas pedo.
Se ríe. Georgina no me toma en serio.
—¡A sus órdenes! —exclama.
Se pide un Cosmopolitan, le encanta. Se lo bebe como agua. Nos sentamos en unos sillones y me pongo a ojear el lugar. Hay más de dos parejas que nos observan bastante.
—En este lugar vamos a conocer a parejas abiertas —le explico—. ¿Alguna vez has hecho un trío, una orgía, cualquier cosa?
Tose tras beber de su copa.
—¡No! ¿Estamos aquí para eso? —dice sorprendida.
—Hoy no. Estamos aquí para que conozcas estos sitios. ¿No decías que querías conocer cosas nuevas?
—Sí, sí, si yo por conocer las conozco.
—En este mundo, si tú dices no, es no, a diferencia de cualquier otra discoteca donde los tíos vienen, te tocan y te insisten toda la noche sin entender que no estás interesada. Hay mucho respeto.
—¿Tú has venido alguna vez a un sitio así?
—Sí, digamos que..., es mi estilo de vida. Las parejas sexuales con las que he estado siempre hemos frecuentado estos sitios. Quiero que los conozcas, si no te gustan, no pasa nada. Tú me dijiste que querías experimentar cosas nuevas...
—Sí, vamos a ver qué tal. Total, si no me gusta es tan fácil como irme.
—No te preocupes que hoy no va a pasar absolutamente nada... —murmuro—. Nada con otras personas. Más tarde quiero enseñarte algo para ti y para mí.
Poso la mano en su muslo, eso parece que le gusta mucho más. Me mira atentamente los ojos, y se muerde los labios. Acaricio su piel y noto como se pone nerviosa.
—¿No te da curiosidad? —le pregunto.
—La verdad es que sí —tartamudea.
—Nos está mirando casi todo el local. Eres la mujer más guapa que está aquí. Todos los tíos desearían meterse por aquí... —susurro acariciando suavemente su tanga—. ¿Pero sabes qué va a pasar?
ESTÁS LEYENDO
A tu merced +18
RomanceMartín, un policía de Madrid a punto de ascender, disfrutaba de su vida sexual de una forma poco convencional... hasta que aquello ocurrió. Desde entonces, no es el mismo. Hace ocho meses todo cambió. Ver a sus amigos teniendo sexo no le excita, h...