Capítulo 14

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Georgina

Cuando vuelve a la mesa con una sonrisa cautivadora, me armo de valor para no caer y empiezo a recoger mis cosas para irme.

—¿Te vas? ¿Tan pronto? Creí que...

—Tengo que irme, me ha llamado mi... abuelo. Tenemos que hacer unas cuentas de la farmacia.

—Ahm... vale...

No parece muy convencido, pero me da igual. Saco mi monedero para pagar, pero me dice que no me preocupe. Así que sonrío y me voy. Me siento fatal. Sé que no debería sentirme así... supongo que hay que valer para este tipo de relaciones. Quiero decir, yo he tenido algún que otro encuentro casual con chicos, no ha ido más allá y cada uno por su lado. No soy una loca que necesita un compromiso o que fantasea con cuanto chico se acuesta. Pero con Martín ha sido distinto, supongo que le he puesto demasiada atención. ¡Tenía que haberme negado ir a Sevilla con él! Creo que ha sido ese estúpido viaje el que me ha hecho enchocharme.

Llego a casa, me duele la cabeza del berrinche que tengo. Me ducho para relajarme..., y una cosa lleva a la otra, y me termino tocando. Saco de la caja el satisfyer, ni lo he estrenado. Me tumbo en la cama, e intento pensar en algún actor o modelo para evadirme del ponemultas. Brad Pitt estará bien. Es mi crush desde que tengo doce años.

Coloco el cabezal de silicona en el clítoris y presiono el botón de velocidad 1. Las primeras sensaciones me dicen poco, son escasas, no siento gran cosa. Estoy un poco decepcionada. Mis amigas me habían hablado tan bien de él... así que le doy una segunda oportunidad. Pienso en Brad Pitt mientras tanto. Decido aumentar la intensidad, velocidad 2, 3..., 4..., 5. ¡Madre mía! Pausa. Lo retiro, lo acerco, lo alejo, lo muevo... lo dejo quieto, y subo la intensidad sin retirarlo: 6, 7, 8. La temperatura sube, cada vez siento más calor. Siento explosiones múltiples y olas de placer. Por un momento pierdo el control total, y llego al orgasmo, aunque luego sigo jugando con él media hora más... y sin darme cuenta, no sé en qué momento he dejado de pensar en Brad Pitt, y me he corrido imaginándome al ponemultas...

Y me he terminado durmiendo hasta las ocho, que me está llamando Odalis como una loca para quedar. La invito a que venga a casa, que cenemos juntas y salgamos a tomar algo de tranqui. También tengo un mensaje de Martín.

@astrapolicia

Me he quedado con ganas de más, hoy no he podido disfrutar de ti...

Me da rabia, porque me muero por contestarle y decirle que yo también. Pero estoy decepcionada, y encima no me siento con derecho para recriminárselo. Supongo que él está acostumbrado... él ya me lo dijo. Me dijo que era su estilo de vida, y al igual que a mí me dejó clara su política de no-exclusividad no-afecto, se lo habrá dejado claro a las demás... igual que a esa tal Elba.

No sé por qué me he sentido especial. Lo vi tan celosito con Iván... pero quizá solo fueron ideas mías.

Odalis llega para cenar, y pedimos tailandés.

—¿Qué tal con lo tuyo? —me pregunta mientras cenamos.

—Está con otra. Lo he averiguado ya.

Tuerce su gesto, y se queda pensativa. Odalis es una chica muy guapa. Su rostro es muy pequeñito, totalmente angelical. Parece un cachorrito con su pelo totalmente rubio y su cara impoluta de marcas, no como la mía. Aunque yo estoy muy contenta con mis millones de pecas.

—¿Y a qué esperas tú a estar con otro? ¡Prueba más tíos, y que se te quiten las tonterías! Creo que aún tienes pensamiento de estar novia con el otro gilipollas de Víctor.

—Quizá tengas razón —musito.

Saca su móvil y comienza a teclear.

—Listo. A las once hemos quedado en nuestro pub favorito con mi amigo Óscar y un amigo suyo, Iker. Le he dicho que sea el más guapo de los que conozca.

A tu merced +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora