Martín
Hoy mi turno es de noche. Mi jornada laboral suele ser así: turno de mañana-turno de tarde-turno de noche-libre-libre-libre.
Me levanto temprano, tengo varias llamadas de Elba, y una de Pedro. Como no les contesté, Pedro me mandó un mensaje, el cual le contesto tras hacer mi rutina de ejercicio y ducharme.
Martín
No te preocupes tío, estoy bien!
Ahora ya lo estoy, pero ayer pasé un mal rato, sentía que no podía respirar, o peor aún, respiraba pero sentía que no me llegaba el aire a los pulmones. No les culpo a ellos, yo sé que aún es pronto para mí, pero pensé que mirar no me iba a hacer daño... pero sí. Hay demasiados recuerdos en todos lados.
El resto del día es como siempre últimamente... cojo a Kimbo, el feo chihuahua de un año que vive conmigo, y le doy un paseo, o al menos lo intento. Es muy vago, es bajarlo, caga y mea, y ya quiere que lo coja. Está malacostumbrado, necesita disciplina.
Como una ensalada, y lo demás que hago es intentar pasar el tiempo hasta que lleguen las diez de la noche.
Odio mi vida.
Intento salir adelante, continuar con mi vida de antes, pero es imposible. Todos me dicen que es cuestión de tiempo pero veo que ni el tiempo avanza, ni yo tampoco.
Alrededor de las siete alguien llama a la puerta. Pienso que puede ser la señora de la limpieza, que quizá no ha podido venir por la mañana. Le he dicho siempre que se organice como quiera, que no me moleste con llamadas absurdas avisándome de cuando vendrá o cuando no, ella tiene llaves y sabe lo que tiene que hacer. Yo solo le pido que la casa esté limpia.
Abro la puerta y es Elba. Sé que me quiere, y que por eso es buena conmigo y está muy pendiente de mí, pero a veces me agobia.
—Hola —dice tímidamente.
—Hola.
Nos quedamos callados por unos segundos.
—¿Puedo entrar? —me pregunta.
—Sí, claro.
Entramos y nos dirigimos al salón. Ella va delante de mí, sabe perfectamente donde se encuentra todo. Observa cómo está el sitio, hace bastante que no viene, y se acerca a uno de los marcos que están bocabajo. Lo agarra y lo mira.
—He venido para saber cómo estás, ayer me dejaste preocupada. —Deja de nuevo el marco, pero esta vez lo deja bien, de modo que se ve la foto—. ¿Te pasa algo conmigo? A Pedro le has contestado el mensaje, sin embargo a mí no me has dicho nada.
—No, he pensado que avisándole a él de que estaba bien, estabais avisados los dos.
—Sí, bueno...
No está satisfecha. No quiero pensarlo, pero creo que Elba está involucrando sentimientos conmigo. Eso no está bien, si Pedro se diera cuenta saldría herido, y yo le tengo aprecio.
—Estoy bien, Elba, de verdad.
Ella asiente y me dedica una media sonrisa.
—Quizá deberías alquilar algún piso por un tiempo —comenta—. Aquí el aire es demasiado denso. Podrías venirte con nosotros... sabes que hay una habitación de más.
—Gracias, pero no es necesario, estoy bien aquí.
Ella asiente y se queda callada. No termino de entender el motivo de su visita, así que miro disimuladamente el reloj y añado:
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A tu merced +18
DragosteMartín, un policía de Madrid a punto de ascender, disfrutaba de su vida sexual de una forma poco convencional... hasta que aquello ocurrió. Desde entonces, no es el mismo. Hace ocho meses todo cambió. Ver a sus amigos teniendo sexo no le excita, h...