Where We Belong ✿ SeBaek/BaekHun

IX. La Caseta del Guardavidas

El viento soplaba con fuerza, arrastrando arena seca y algunas gotas de agua con él. De cualquier modo, BaekHyun no se detuvo en su camino hacia la caseta de los guardavidas. Por nada del mundo iba a faltar a su encuentro con SeHun, el cual habían arreglado unos días antes, cuando se cruzaron de casualidad en el almacén. Se habían visto durante toda la semana en la playa, hablando y bromeando —tal vez se habían besado un par de veces, y casi furtivamente— pero sus encuentros no habían sido nada serio debido a que SeHun estaba de turno como guardavidas.

Sin embargo, cuando el hombre lo invitó a una cita al cruzarse en el almacén, BaekHyun no dudó al decir que sí. El lugar que fijaron fue en la caseta de los guardavidas en la playa, y a BaekHyun le pareció perfecto. Sabía que lo que sea que tuviera SeHun planeado para ellos sería de su completo agrado, así que no estaba preocupado por el particular lugar que este había seleccionado. Más le preocupaba la tormenta que cualquier otra cosa.

Mientras se acercaba más y más a la estructura, se preguntó a sí mismo si realmente podrían llevar a cabo la cita que SeHun había sugerido en la playa. Supuso que no; el cielo parecía que iba a caerse pronto. Probablemente iban a tener que ir corriendo a su casa para conseguir refugio. BaekHyun reprimió un suspiro, pensando en que su cabello cuidadosamente peinado, su sweater azul y sus jeans se iban a mojar. Se había puesto muy guapo como para ser descuidadamente empapado por una tormenta.

Al llegar al frente de la estructura, BaekHyun notó que tenía rejas en las ventanas junto a la puerta. Eso le llamó la atención, pero supuso que era para que las maderas no se volaran si había vientos fuertes. Era una estructura de concreto pintada de rojo. Tenía techo de concreto, nada de tejas que pudieran salir disparadas en medio de una tormenta. Probablemente contaba con paredes lo suficientemente gruesas para aguantar un fuerte vendaval. Eso lo tranquilizó un poco.

—¿SeHun? ¿Estás aquí? —cuestionó al tocar con los nudillos la puerta de metal blanco.

—¡Sí! Pasa.

BaekHyun sonrió al escuchar su voz y entró. Había un fuerte aroma a sal marina, cosa que no lo sorprendió. Lo que lo recibió fue un pasillo corto y angosto, con repisas a ambos lados lleno de flotadores, chalecos salvavidas y algunos equipos de buceo. Como la fuente de luz venía del final del pasillo, se apresuró a llegar allí, porque de algún modo tuvo la sensación de que algo se le iba a caer encima si se quedaba mucho tiempo en el mismo lugar.

—Ah, ahí estás —lo saludó SeHun con una sonrisita—. Con cómo está el clima, pensé que no llegarías.

—Pero aquí estoy. —BaekHyun se pasó una mano por el pelo, nervioso—. ¿Estás feliz de verme?

SeHun le sonrió cálidamente.

—Claro que sí... Me alegra que llegaras.

El corazón de BaekHyun se saltó varios latidos sin su consentimiento. Quiso responder algo, lo que sea, pero las palabras del guardavidas sonaban como miel y se deslizaban empalagosamente por las paredes de su cerebro, dejándolo en blanco.

Abrumado, apartó los ojos de SeHun, que estaba de pie en medio del pequeño cuarto de paredes turquesa. Quiso entretener su mente por unos momentos, distraerse de la maraña de sentimientos enredados que había dentro de ella, así que miró a su alrededor. El espacio solo contaba con una mesa con dos sillas, una estufa a leña miniatura en una esquina, y una alfombra mullida azul y blanca que cubría casi todo el suelo. Habían dos puertas más, que llevaban a una pequeña cocina con las luces encendidas, y la otra BaekHyun supuso que era un baño.

Tras la breve inspección al lugar, volvió a detenerse en SeHun. Llevaba unos jeans negros y un sweater del mismo color con cuello en V, que remarcaba con sutileza sus pectorales. Eso hizo que BaekHyun se detuviera por un poco más de tiempo en la visión de su torso, el cual no había podido estudiar demasiado otras veces. Sin embargo, se recordó que era de mala educación mirar fijo, y devolvió la mirada a SeHun, quien le sonreía cálidamente.