XVI. Arlon, Bélgica

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El reloj marcaba las 7 p.m y Helena estaba sentada sola en la cocina, con la comida servida en la mesa.

En frente de ella, estaba el lugar que había ocupado SeungHoon, su difunto marido.

A su derecha, el lugar que había ocupado BaekHyun, su hijo.

Había tenido esas noches solitarias por varias semanas.

Algunas veces ChanYeol y JongIn pasaban a visitarla, aunque en especial lo hacía SeHun. Comían en silencio, compartiendo la compañía del otro, sintiendo el dolor ajeno sin saber qué hacer para aplacarlo.

No había nada que se pudiera hacer, en realidad.

Esa noche, de algún modo Helena se sentía distinta. No quería estar en esa mesa. No quería seguir la rutina de cenar todas las noches a la misma hora, ni deseaba estar sentada en una mesa así de vacía.

Le dolía el pecho tanto que sentía que no podía respirar.

En ese momento, nada era más terrible que lo que estaba sintiendo en ese momento.

Extrañaba a su BaekHyun.

Extrañaba a su hijo.

Extrañaba a su luz.

Incapaz de soportarlo más, Helena se levantó de la mesa, donde su plato estaba servido pero ya frío. No podía estar allí, simplemente no.

A paso lento, subió las escaleras al primer piso, e incapaz de detenerse, fue al ático. Tenía que hacerlo, era ese momento en el que se sentía lista para enfrentar la imagen de lo que había perdido, lo que ya no estaba.

No había entrado ahí desde que...

Todo estaba justo como BaekHyun lo había dejado. El olor de su hijo ya no estaba en el ambiente. Tampoco había habitado el lugar el tiempo suficiente como para que se viera como una representación de lo que él había sido, pero ella lo veía en todos lados.

Había una fina capa de polvo en los muebles, y se le ocurrió que debería cubrirlos con las mismas sábanas que habían estado por años y años cubriendo las pertenencias de su hijo que en aquel momento se había marchado a la ciudad, lejos del daño del que ella no lo había podido proteger, por mucho que lo hubiera intentado con todas sus mejores intenciones.

Había dado lo mejor de ella, lo mejor para BaekHyun, lo había intentado tan duro, pero ¿fue suficiente? ¿Debería haber hecho más por él? Había sido egoísta, quedándose en Seashare donde nadie los quería a su hijo y a él, podrían haberse mudado lejos, empezar de nuevo, pero ella no había querido dejar el lugar donde conoció al amor de su vida, y le trajo a su hijo tanto dolor... ¿Realmente lo había hecho bien? ¿Se merecía estar ahí, y que BaekHyun no lo estuviera?

Sobre la cama, las sábanas estaban arrugadas, como la última vez que él las había dejado, y ella no se atrevió a tocarlas.

Habían retazos de papeles dibujados en cualquier superficie, y ella los observó con cuidado. Eran la mayoría retratos: ChanYeol, KyungSoo, aunque la mayoría eran de SeHun o de ella.

Se vio a sí misma dibujada en un rápido boceto, donde ella estaba sonriente, emanando una felicidad que ella no pudo entender en ese momento. Se preguntó si alguna vez lograría verse igual que en ese dibujo, pero pensó que tendría que encontrar una razón que realmente valiera la pena como para ello.

Probablemente nadie podría entender su dolor, ni siquiera otra persona que hubiera pasado por lo mismo que ella. BaekHyun era su hijo, su luz, su sol, su todo.

Paseó con la mirada perdida alrededor de la habitación, recreando los pasos que alguna vez BaekHyun dio, mientras su corazón lloraba a mares por el silencio que la envolvía, la falta de calidez, con el invierno colándose con fuerza entre las paredes y congelando todo a su alrededor.

Where We Belong ✿ SeBaek/BaekHunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora