II. La Playa

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—¿Cuánto planeas quedarte aquí, hijo? —Su mamá estaba en la cocina preparando la cena. Tenía puesto un delantal de cocina que decía "la mejor chef del mundo", y su camisa azul estaba arremangada hasta los codos.

—Aún no lo sé —mintió. Apenas había llegado ayer y todavía no había decidido con qué versión de la historia se iba a quedar—. ¿Por qué?

—Muchos vecinos quieren verte de vuelta...

—¿Muchos vecinos? —preguntó BaekHyun, con una nota de resentimiento en la voz. Se acercó a ella para ayudarla a cortar verduras—. ¿Quiénes?

—Ah, la señora Kim, el señor Choi. —Ella levantó la mirada, esperando su reacción—... el hijo de los Park...

BaekHyun sintió que su estómago se encogió ante la mención de aquellos nombres. Eran personas que no quería ver nunca más en su vida. Se había llevado pesadillas de este pueblo con él y no quería exactamente revivirlas otra vez.

—No es lo que piensas —continuó la mujer—. Ellos quieren disculparse contigo, arreglar los errores del pasado.

—Mamá. —BaekHyun suspiró y dejó el cuchillo para cortar verduras sobre la tabla, porque sabía que si seguía así se iba a cortar un dedo sin querer—. ¿Me estás diciendo que ellos han cambiado de opinión? Hicieron de mi vida aquí un infierno. ¿Qué podría haberlos hecho pensar distinto?

—¡Sí cambiaron! Las cosas han evolucionado por aquí. Ya no son como recuerdas. Hay gente nueva, ideas nuevas. Deberías darles una oportunidad. Tal vez ellos solos se acerquen a ti.

—Bueno, si lo hacen, les daré la oportunidad de hablar. Pero no voy a ir a buscarlos.

—Me parece justo.

Cocinaron en silencio por un tiempo, hasta que BaekHyun recordó algo que le pidió a su madre el día anterior, un pequeño favor.

—¿Pudiste preparar un caballete para mí? Quiero llevarlo al ático...

—Sí, lo hice. Lo dejaré junto a la puerta de mi estudio, puedes llevártelo cuando quieras. También dejaré las pinturas y pinceles a tu alcance para que las uses cuando quieras.

—Gracias, madre. Prometo regalarte la pintura cuando esté terminada.

Ella dejó la espátula sobre la mesada y se giró hacia BaekHyun con una sonrisa.

—¿De verdad? —preguntó, sonriendo ilusionada.

Viéndola ahora, BaekHyun se preguntó cuánto había sufrido ella sin él. El papá de BaekHyun había muerto cuando él era muy pequeño, así que se había criado solo con su mamá. Y ella nunca tuvo a nadie más, y por cómo estaba la casa —justo igual que cuando se había ido—, supuso que ella tampoco había vuelto a encontrar a alguien. ¿Cómo era la soledad para ella?

Debería sorprenderlo, pero la verdad era que él también siempre fue así de solitario. Tuvo pocos amores y muy poco pasionales, dio algunos besos y eventualmente tuvo sexo con algunas personas, pero eso fue mucho tiempo atrás. A él le agradaba estar solo, la tranquilidad, la soledad. Nunca se imaginó su vida con alguien, junto a alguien, compartiendo rutinas y demás, por el simple hecho de que su vida no iba en línea recta. No creyó nunca que hubiera alguien dispuesto a adaptarse a su versatilidad. Y ese alguien tampoco apareció jamás.

Quizás él y su madre eran muy parecidos, después de todo. Por lo que ahora se daba cuenta de que no había por qué ella no podría haber sido feliz todo este tiempo sola. Tal vez algunos días la soledad le pesó más que en otros, pero BaekHyun estaba seguro de que su mamá nunca fue infeliz, con o sin él.

Where We Belong ✿ SeBaek/BaekHunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora