Hyeon no entendía lo que había dentro suyo, pero antes de salir el sol con la calma que tiene una madre con un hijo, acariciaba la cabeza de Jinki mientras él dormía plácidamente recostado sobre su regazo. La aun confundida joven acarició cada centímetro de aquel rostro inocente, se arrepentía en el alma por todo lo que había hecho, pero aún tenía la emoción latiendo en cada parte de su cuerpo que el había tocado besado y acariciado, casi sentía aquellas zonas arder junto a su corazón. Incapaz de soportar más tiempo las sensaciones que él le provocaba, con demasiado cuidado se libro del joven al que dejó profundamente dormido y de inmediato cogió su ropa y se vistió a la carrera, pero antes de salir de la habitación miro su regalo de cumpleaños reposando sobre el escritorio de caoba, el bello frasco de cristal lleno de aceite brillo tan resplandeciente ante sus ojos que terminó regresando por él.
De modo casi irónico Hyeon pensó que Jinki había cumplido muchas cosas que su padre no cumplió, una de ellas era el regalo de aceite de rosas, desde luego no estaba bien hecho pero significaba más para ella de lo que Jinki jamás imaginaria en la vida, y aunque aquel frasco dañaba su alma, se aferró a el como si su vida dependiera de ello.
Apurada y sintiéndose perseguida por su propia conciencia Hyeon bajo los escalones y aun dudosa marcó el número de Lee Jonghyun que probablemente estaría en brazos de aquella otra mujer como se lo juro la noche anterior después de que ella le llamase para anunciar su revancha.
—Hola...— gruño Hyun con la voz ronca. El valor que Hyeon había cogido, inexplicablemente desapareció al oírlo— se que eres tu Hyeon...
—yo...
— ¿vendrás conmigo? —la corto él.
—si... —musito la joven.
—estaré allí en 20 minutos —Hyeon no dijo más y aunque no pensaba hacerlo, ella subió nuevamente a la habitación de Jinki.
—Te prometí despedirme—murmuró arrodillándose a los pies de la cama donde él seguía durmiendo ingenuo de que uno de los sucesos más doloroso de su vida estaba por ocurrir —lamento todo lo te hice... todo... ten una buena vida Jinki —con cuidado ella le dio un cálido beso de despedida y después lo abandono.
El sol aún no había salido pero no tardaría en hacerlo, el azul casi purpureo del cielo lo anunciaba, el ambiente se sentía frio y húmedo, Hyeon temblaba pero no precisamente por aquello, ella camino a la puerta cargando únicamente el frasco de aceite y cuando llego, el automóvil destartalado de Jonghyun no tardó en aparecer, ella se puso aún más nerviosa al verlo bajar con los ojos tan rojos y atormentados como los suyos.
— ¿realmente lo hiciste? —pregunto en un susurro amargo pues ella no tenía el valor de hablar.
—te dije que lo haría... —Hyun miró aquel frasco que ella sostenía contra su pecho, sin saber lo que significaba y solo siendo movido por ira, se lo arrancó de las manos y ante la mirada incrédula de Hyeon la arrojó esperando darle a alguna ventana de aquella casa pero el frasco terminó rompiéndose contra uno de los árboles bien podados que lo interceptó, los labios de Hyeon apenas lograron contener la dolorosa exclamación.
— ¡¿Cómo pudiste con él?! Precisamente con él, Hyeon —Hyun frustrado peinó su cabello hacia atrás y maldijo asqueado—querías dañarme, pero mírate la cara, dijiste que era igual a su padre ¿era eso lo que buscabas? ¿Coger con el hombre que te hizo todo ese daño? —Hyeon comenzó a llorar en silencio mientras su cuerpo entero temblaba y su mente aun resentía la pérdida de aquel frasco de aceite— ¡responde! ¿A quien querías dañar con esto? ¿A mí? ¿A él? ¿A ti...?
Hyeon no aguanto más y se abrazó a Hyun que pese a su rabia terminó cubriéndola con los brazos mientras la besaba intentando consolarla, el sol comenzaba a nacer y en solo segundos el azul obscuro pasó a un celeste casi gris.
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CHICAS MALAS
Short StoryMuchas tienen curiosidad sobre la vida de nuestras chicas malas, aquí are una serie de historias cortas para conocer mejor a las cuatro chicas malas de nuestras novelas activas, después are lo mismo con las dos historias que faltan.