Dia 1: Confortable
Detrás de la ventana el bello paisaje invernal digno de un cuadro podía verse, altas copas de árboles cubiertas por una capa blanquecina, todo el suelo oculto por una manta blanca de nieve mientras los copos de nieve caían lentamente, siendo llevados por un suave viento, incluso pequeños animales de pelaje blanco podían llegar a verse debido al clima.
Y aquella visión era acompañada por dos sonidos tan peculiares, el sonido de un hacha golpeando la madera, un sonido rítmico y constante, mientras dentro del hogar la fogata ardiendo en la chimenea sonaba no tan rítmico al mismo tiempo que emanaba calor confortable que llenaba toda la habitación.
Sonrió mirando por la ventana, aquella pequeña bola de pelo blanca comenzó a acercarse hasta el leñador fuera de la acogedora casa. Aquel movimiento entre las capas de nieve no pasó desapercibido por el leñador, quien dejo el hacha a un lado y en un veloz movimiento llego a tomar al pequeño animal, un conejo de pelaje tan blanco como la nieve.
Sentado en la cama no dudo en recostarse tras ver aquello, levanto el libro que había estado leyendo hasta que se distrajo y espero paciente que la puerta principal se abriera, algo que no tardo en pasar.
— Syd — escucho tras la puerta, la cual se cerró, era la inconfundible voz de su hermano gemelo, quien se adentró a la cabaña con la liebre en brazos. Tan solo dio un par de pasos para llegar a la cama junto a la ventana y los pies de la cama llegaban casi a la puerta que acababa de cerrar.
— ¿Pasa algo hermano? — pregunto sin prestar atención, fingiría que no había visto nada, estaba seguro que en las intenciones de su hermano gemelo no fueron atrapar a la libere para hacerla su cena.
— Te traje compañía —dijo depositando al pequeño animal en el regazo de Mizard.
— Gracias, Bud —espeto sonriendo abrazando a la pequeña liebre —. ¿Te falta mucho?
— Un poco — dijo levantándose de la cama, acto seguido le toco la frente, algo que siempre hacia cada vez que estaba a su lado desde que había despertado en aquella cabaña —. No hay fiebre, ¿Esta bien el calor de la chimenea?
— Perfecto — dijo sonriendo, su igual se fue sin más, dejándolo solo para continuar con su labor fuera de la cabaña, cortando maderos.
Syd acaricio a la liebre con delicadeza, la cual su acurruco entre sus brazos, una imagen regreso a su mente, cuando era pequeño, de aquel día cuando encontró a su hermano frente a frente. Se recostó en la cama dejándose llevarse por aquel terrible momento, imaginándose lo que habría pasado por la mente de su hermano al ver a su verdadera familia, mientras el lloro al regresar a su hogar al separarse de su hermano, a quien siempre había querido a su lado desde el día en que sus padres le habían confesado sobre su existencia.
— ¿Sabes? Tienes la misma mirada de felicidad que aquella vez — le interrumpió su igual sacándolo de sus pensamientos —. Cuando salvaste a ese ruin conejo.
— ¿En qué momento...? — dijo sorprendido al notar a su hermano gemelo sentado en la cama junto a él, se dispersó tanto en sus pensamientos que no había sentido cuando entro a la cabaña y mucho menos cuando se sentó a su lado en la cama.
— No pude evitar regresar para contemplarte, verte sonreír — confeso acomodándole los mechones de cabello sobre su rostro haciéndolos a un lado.
- Hermano- le interrumpió conmovido, un par de lágrimas no tardaron en escaparse ante aquellas palabras, realmente su hermano le tenía gran afecto a pesar del pasado que los había separado, a pesar de todo lo que habían vivido, sentiré querido por su hermano a gemelo al cual siempre extraño.
— ¿Te duele algo Syd? — pregunto preocupado observándolo detenidamente.
— No es eso Bud...no es eso — respondió dándole la mano.
— Y yo también te quiero Syd — dijo más tranquilo tomando su mano.— ¿Estas cómodo?
— Mucho — sonrió observando a su igual, aunque ambos se veían exactamente iguales en aspecto eran muy diferentes de manera igual. Entrelazo sus dedos con los de Bud y le miro de una manera cuasi suplicante —. Seria más confortable si estuvieras a mi lado.
— Con permiso — exclamo rendido, a aquellos ojos habría aprendido hacia buen tiempo a no negarles nada en lo posible, tomo al pequeño conejo para dejarlo en el suelo, que saltara sin restricción alguna, haciendo uso de su gran fuerza logro mover de costado a Syd, quien solo se aferró a él cuándo Bud se acercó y se acostó a su lado —. ¿Esto es más cómodo?
— Mucho — dijo con serenidad abrazándolo.
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Fictober 2020
FanfictionAl sobrevivir de la batalla de Asgard, Syd y Bud comienzan a convivir juntos