Día 27: Azul

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Tormentas tan seguidas nunca se habían visto en la región y esta obligaba que todos los habitantes de la mansión de una de las familias más distinguidas de Asgard, sino era la más distinguida, se encontrara dentro sin posibilidad de salir. Lo que era benéfico al menos para Syd, quien lo veía como la oportunidad perfecta para pasar tiempo con calidad con su hermano y al mismo tiempo este pudiera convivir con sus padres.

El jefe de la familia Mizars no veía con buenos ojos la presencia del hijo desterrado, mucho menos que en la mansión hubiera dos pares de gemelos por las creencias a las que estaba aferrado, pero dada las condiciones climáticas y un pedido casi expreso de su esposa decidió permitirlo hasta que las tormentas cesaran. Mientras la señora de la mansión parecía fascinada, como si en toda su vida jamás hubiera sido feliz, solo por ver a los dos pares de gemelos, y tomándose el atrevimiento de acercarse al hijo que no conoció y que, según lo veía, parecía no intentar alejarse de ella.

Aprovechando el mal clima Syd comenzó una rutina rigurosa y hasta un poco arraigada de espiar a su hermano, porque no sabía cómo Bud reaccionaria cuando se dará cuenta, y todo comenzó porque quería sacarle la verdad a la mentira, estaba seguro que su charla pasada sobre ellos para conocerse Bud le había dicho mentiras y quería saber la verdad.

Su vigilancia no le daba muchos datos, más bien aún tenía dudas de la mayoría de las cosas, si daba por hecho que Bud era muy desconfiado, no permitía que nadie más que él se encargara de los bebés. También ponía toda su atención en su principal misión, vigilar a los bebés, al punto que el primero en despertarse y atenderlos durante la noche era él. También dormía en el lado de la cama, aprovechando que compartían cama, que estaba más cerca de la cuna donde los bebés dormían.

Cuando noto que no podía sacar nada de la forma tan peculiar de actuar de Bud comenzó a ver como este mantenía una rutina con los bebés, según su madre las rutinas hablaban mucho de la clase de persona que era. Si de rutina se hablaba Bud siempre sostenía al bebé con su mano derecha y le acercaba la mamadera con su mano izquierda, también había visto que Bud materia la mano izquierda libre, dándole un dato particular, Bud era Zurdo. Luego noto algo curioso, después del baño, y era la ropa con la que vestía a uno de los bebés en particular, siempre le ponía tonos azules.

— Bud — dijo Syd mirándolo detenidamente después del baño de los bebés.

— Dime — exclamo el gemelo mientras terminaba de abotonar el trajecito.

— Te gusta el azul.

— ¿Qué? — pregunto sorprendido por esa afirmación, aunque el tono que uso Syd fue más de acusación.

— Siempre le pones algo azul al bebé y no cualquiera, a el — señalo mientras le ponía el babero al pequeño que tenía en frente —. ¿Verdad? Mientras yo te visto de blanco, papá acapara la ropita azul y celeste para tu hermano.

— Es varón, el azul, el azul es varonil.

— Oh tú quieres usar azul, pero como la ropa que consigues es negra o gris, no puedes.

— Cállate Syd — exclamo enfadado llevando a sus brazos al pequeño —. Vamos a dar una vuelta, dejemos a Syd con sus cosas.

Bud demostrando que estaba ofendido por aquella acusación salió de la habitación a caminar por la casa. Decidió buscar un lugar alejado donde Syd ni alguno de los sirvientes le molestara y así llego hasta el invernadero, el gran jardín techado donde el conejo de Syd y el cerdito de Syd estaban caminando.

Se sentó en la primera silla que encontró, una completamente de metal pintada de color negro, con detalles que se asimilaban mucho a las garras y colmillos del tigre, aquella figura intimidante que recordaba su manto sagrado en su forma de objeto.

— Bud, por favor — exclamo Syd entrando al lugar y sentándose a su lado.

— No le gusta estar encerrado, Syd — interrumpió la voz amable de su madre, adentrándose al lugar y colocándose tras Bud —. Dale su espacio.

— No es eso, se ofendió porque dije que le gusta el azul, solo porque viste al bebé de azul... Bud, no hay nada de malo que te guste el azul, a mí me gusta el purpura, no es motivo para que estemos enojados.

— No me siento ofendido por esa acusación, Syd ¿Acaso crees que no me di cuenta que me espías? — pregunto mirándolo severamente, lo que sonrojo a su gemelo sentado justo en frente —. Soy tu Sombra Mizard ¿Por quién me tomas?

La progenitora de ambos soltó una pequeña risilla que intento ocultar tapándose con las manos, lo que causo asombro en los dos hermanos gemelos, que no le veían gracia alguna a la situación. Para Bud no era algo que no pudiera notar, fue la sombra de Syd, vio batallas oculto sin que nadie lo notara, era imposible que no notara que lo espiaban, en tanto Syd se sonrojo al sentirse descubierto, aunque sus intenciones fueran buenas desde un inicio.

— Yo...lo lamento.

— Si quieres saber algo de mí, preguntármelo directamente

Notas finales

Perdon por la demora, tenia el capitulo listo desde temprano pero tras leerlo mucho vi que el preparado quedaba mejor como final, como cierre para el 31 asi que escribi lo que pude en el tiempo que pude y se hicieron las 1 am del 28, perdonen.

Creo que no hay mucho que aclarar, solo que por la tormenta Bud se ha quedado en la casa de Syd, la madre de los gemelos ha estado conociendo a Bud y el padre solo espera que el tiempo mejore para hacer algo.

Gracias a todos que me siguen con esta locura


Fictober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora