El sol radiante en el cielo desde temprano era augurio de que lo peor ya había pasado, que Odín daba sus bendiciones a toda la región, el cantar de los pájaros, un suave viento que mecía los árboles, todo parecía un indicio de solo cosas buenas.
Bud abrió las ventanas en cuento se levantó, su costumbre era levantarse antes que el sol, pero esta vez no pudo lograrlo, el cansancio le gano y termino levantándose después que el sol entro por la ventana. Se encogió de hombros al ver a su alrededor, una habitación hermosamente decorada con una especie de escudo sobre la chimenea en la que un tigre parecía atacar hacia adelante, un tire de largos dientes, una chimenea muy bien hecha, paredes revistadas con un color muy claro, una biblioteca repleta de libros y hasta sillones bellamente tallados.
No había notado nada de eso en cuento llego, las pinturas, los candelabros e incluso la fina alfombra, estaba tan concentrado en cumplir con su misión de regresar con Syd que no vio nada más allá. Al levantarse se estiro su cabeza hacia arriba, para su sorpresa hasta el techo parecía bellamente decorado cuando solo había unos mosaicos.
— Que bien viven los nobles — exclamo estirándose antes de ir a la ventana y abrir las cortinas, antes abrió la puerta de la habitación, seguramente los sirvientes no tardarían en llegar.
Afuera el clima se veía prometedor, a lo lejos se podía ver el bosque, con animales corriendo, saliendo después de la tormenta, los pájaros volando por los alrededores, no había tanta nieve, un hombre en la entrada se estaba encargando de liberar los caminos y la entrada en la mansión, mientras otro a un costado cortaba leña.
Camino de regreso a la cama, solo para acobijar a Syd, quien aun dormía y mirar a ambos bebés, los cuales le llamaron la atención, no se habían movido en toda la noche de aquella posición. Camino hasta ese lado de la cama y abrió las cobijas, notando que los dos pequeños estaban envueltos totalmente por una frazada clara, tan ajustada que les impedía moverse. Dio un largo suspiro antes liberar a los pequeños de aquello, y tan pronto lo hizo ambos se estiraron para volver a acurrucarse.
— Bud...tomemos el desayuno afuera, es un lindo día — dijo Syd desde su lado de la cama, Alcor Asintió.
El Jardín de aquella mansión también era enorme y lujoso, con cada uno de los muebles hechos a manos, probablemente por el mismo herrero que había hecho las dagas. Bud llevo a Syd en sus brazos hasta un asiento al lado de una mesa, el primero que vio apenas salió y lo ayudo a sentarse, para luego ir a la habitación.
Cuando Alcor regreso con los bebés en brazos noto ahora Syd no estaba solo, en la mesa estaba ya dispuesto el desayuno, y a se encontraba acompañado por sus progenitores, la sacerdotisa de Asgard, Hilda de Polaris y su hermana Fleur. Se encogió de hombros y coloco a ambos pequeños en brazos dé Syd, para luego ir por otra silla y sentarse al lado de su hermano, y finalmente tener a uno de los gemelos en brazos.
En la mesa estaba dispuesta con el desayuno para todos, y tan pronto Bud se sentó un sirviente trajo el suyo, Bud le agradeció, aunque no estaba del todo seguro de ello, toda su vida fue ser independiente y no depender de nadie, ahora alguien más estaba haciendo lo que normalmente el hacía. La nana de Syd trajo las mamaderas, rápidamente Syd tomo una y se la dio al pequeño en sus brazos, mientras Bud tomo la otra.
— Veo a ese niño le tienes un gran apego, Bud — espeto Hilda tras verlo.
— ¿Qué? — pregunto Syd mirándolo.
— Es el mismo niño que el trajo, note esa tela que sobresale de su manita, es de color negra... ¿Parte de tu camiseta Bud?
— Se la puse para diferenciarlos, son iguales — exclamo sonrojado.
— Ahora lo note, el otro tiene una tela blanca — señalaron Syd y Fluer sonrojándose al notar aquella única cosa que distinguía a los dos más pequeños entre los presentes.
Todos comenzaron a reír con aquella ocurrencia, incluidos los padres de los hermanos Syd y Bud, si el momento seria tenso ya no lo era. La luz de sol de la mañana le dio a aquella imagen que se formaba un toque un tanto familiar, los cuatro asientos muy bien dispuestos, al punto que la imagen de una familia feliz podía verse, Hilda lo daba por hecho, ella lo veía, al lado de Syd estaba su madre, mirando con una sonrisa cálida y amable, a su lado estaba su esposo, también mirando con una sonrisa un tanto relajada, dejando a un lado la severidad que lo caracterizaba.
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Fictober 2020
FanfictionAl sobrevivir de la batalla de Asgard, Syd y Bud comienzan a convivir juntos