s ᴜ ғ ғ ᴇ ʀ

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En cuanto Gordon subió al lado del copiloto del zeta del comisario, este puso tercera y arrancó, alcanzando de inmediato el auto de Volkov, manteniendo una distancia discreta, obteniendo una vista lo suficientemente clara, de lo cual Gordon se arrepintió más tarde, pues había visto como los individuos que iban en la parte trasera se juntaban en un beso salvaje, al punto de terminar uno arriba del otro. El subinspector decidió apartarla vista rápidamente.

— Comisario, ¿está seguro de realizar este 10-33?

Lo último que quería presenciar Gordon era como sus superiores se entregaban unos a otros de manera íntima, tampoco entendía porque Greco había decidido perseguirlos. ¿Qué conseguía exactamente?

— La verdad es que no, deberíamos de estar atendiendo a los avisos.

— ¿Pero?

— Pero no podemos dejar pasar esta oportunidad.

El subinspector estaba lejos de entender. No entendía claramente lo que había presenciado en el despacho, no entendía en absoluto la actitud del comisario. ¿Por qué cojones quiere ir a espiarlo? ¿De qué puta oportunidad estaba hablando?

~

Gustabo bajó en las brazos del superintendente, besando constantemente el cuello de su superior, dejando una que otra pequeña mordida. Volkov había tomado de la muñeca a Horacio para jalarlo con prisa hacía el edificio. Los cuatro tenían una cara que el portero no pudo ignorar, lentamente bajó el periódico para tener mejor visual y observó como el comisario apretaba con ansiedad el botón para que el elevador se abriera, al reconocer al superintendente no pudo evitar que su rostro se expresara en un gesto de sorpresa combinado con incomodidad, subió su periódico e ignoró aquello.

Llegaron al piso correspondiente del departamento de Volkov, y como si su sufrimiento se fuera a prolongar más, caminaron rápido hacía la respectiva puerta. El comisario, sin dejar de soltar la mano del inspector, con la otra, sacó de su bolsillo trasero las llaves, eligió una y trató de meterla en la cerradura, pero su mano se encontraba sucumbida en el placer que le haría llegar más tarde. Horacio le quitó la llave.

— Creo que alguien está impaciente.

Dijo mientras giraba el pestillo y abría a puerta sin quitarle la mirada a Volkov, una mirada que hizo que unos escalofríos recorrieran la espina dorsal del ruso, y la cual iba acompañada de una mordida de labio seductora.

Conway se apresuró a pasar con el rubio en brazos, el cual todavía jugueteaba con su zona erógena. Volkov miró sorprendido como estos tomaban rumbo hacía su habitación, los dos restantes escucharon el portazo dado por Gustabo, el comisario alzó las cejas en forma de resignación y cerró la puerta una vez estuvieron dentro.

— Parece que nos va a tocar la sala, detka.

Horacio le sonrió de forma maliciosa mientras se aceraba a él peligrosamente. Lo besó mientras posaba sus manos en los últimos botones de la camisa del comisario, tiró hacía arriba, desfajándolo, luego procedió a desabrochar cada uno con una lentitud peligrosa. Volkov encaminó al menor hacía el sillón, tomándolo de la cintura y metiendo sus manos por debajo de la camiseta, erizando la piel del moreno ante el tacto. El comisario se tumbó primero, atrayendo a Horacio para que se sentara encima de él.

— Pídeme lo que quieres, yo complaciente, te lo daré.

Del otro lado de la casa, Conway se apresuraba a quitarle los pantalones a su subordinado el cuál se encontraba tirado en la cama y que, a su vez, le daba pequeños tirones en el cabello y soltaba uno que otro jadeo, haciendo que el mayor se volviera torpe al bajar la prenda. Los pantalones volaron. Gustabo se inclinó un poco hacía su superior, le atrajo hacía él y le empezó a desabotonar la camisa con delicadeza, el superintendente se desesperó y reemplazó las manos con las tuyas, las cuales hicieron un trabajo más rápido.

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 𝐏𝐋𝐄𝐀𝐒𝐄      [Multishipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora