Se abre el primer telón. Mi prefacio

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Esta es la ley de los Showmans, un Showman jamás daña niños, pero existen impostores que tratan de imitarlas y mezclan la magia del espectáculo con cosas en las que no tienen ningún dominio, por eso les cae su maldición. Encontrar un verdadero Showman en este tiempo es casi imposible, y por eso quise investigar este misterio en un pueblo donde se rumorea que está oculto.

Pero mientras lo buscaba me encontré con las ruinas de su lugar de maravillas, un circo que ya no era visitado.

Estaba dentro de una enorme carpa, ví frente a mí tres escenarios, sus cortinas o telones eran de diferentes colores, el primer escenario tenía un telón de color verde esmeralda. El segundo escenario tenía un telón de color rojo oscuro como la sangre. Y el tercer telón tiene un color simulando el electro, entre plata y oro variaba su color.

Era espléndido y aterrador, sentía un gran escalofrío, pero yo decidí estar aquí, también porque noté que sus ojos están ahora sobre mí. Junto a mí estaba el esmeralda, el payaso del show más conocido de Virginia Occidental. El payaso tenía sus engranajes renovados y sus prendas relucían como un metal pulido, él se quitó el sombrero frente a mí e hizo una reverencia con una enorme sonrisa de oreja a oreja, pero él no es un Showman, es un impostor, el producto de uno verdadero. Luego como un acto de magia, él sacó una trompeta de su sombrero de copa verde. Le quitó el polvo a su instrumento y luego tocó una melodía frente al telón.

Cuando menos lo esperé ví como cinco reflectores se encendían de la nada y enfocan el telón de color verde con una luz intensa. Las cortinas se apartan y me revela el primer acto del primer Showman, el dueño del parque, porque aquel que se hace dueño del circo se convierte en un Showman. Él me lo mostró aquí y ahora, me mostró la conversación de un grupo de hombres que juntos decidirían el destino de un pueblo entero, pero no lo sabían aún. Cegados por su ambición, decidieron poner en práctica todos sus conocimientos de su respectiva profesión, juntos en constante apogeo prepararon el auge de una generación triste y férrea.

La conversación me reveló lo que en sus corazones en realidad había:

-Voy a ser franco contigo, porque llevo años a tu lado y sé que has tenido éxito, no tienes miedo a probar cosas nuevas y por eso estás en un lugar privilegiado -propuso el hombre que usaba la bufanda púrpura-. Pero ya tienes 38 años, además, tienes una familia que mantener, ¡no puedes seguir manteniendo este estilo de vida!

-Es mi show y yo decidiré cuando tendrá que terminar, mientras siga teniendo nuevas ideas, mi show no se detendrá -insistió irracional el hombre de la corbata de franjas diagonales.

-Tu show ¡es inigualable! -alaga el hombre de los guantes de herrero-. Sin embargo, no puedes exigir tanto de tí mismo, deja que otro se haga cargo del muñeco gigante, deja a otro a cargo del show -lo aconseja con firmeza.

-No me agrada la idea de dejar mi creación en manos de otro... no puedo -replica el hombre de la corbata de franjas-. ¿Acaso no habrá alguna forma de que mis creaciones sean ellos mismos en vez de ser otra persona?

-¿Hablas de un sistema avanzado de mecánica? ¿Quieres mecanizar el circo? -inquiere temeroso el hombre de la bufanda púrpura.

-Tengo unos planos, les puedo aplicar una fórmula personal, no es rentable usar materiales baratos, esta forma les permitirá renovarse así mismos -explicó con cierto entusiasmo el hombre de los guantes.

-Inmortalizar mi imagen es lo único que pediré, y crear una reputación que me identifique el resto de mi vida -confiesa el hombre de la corbata de franjas.

-Esta fórmula requiere de un mecanismo avanzado que aún no está completo, ya que solo puede ser empleado por un sistema exoesquelético -informa sin dudar el hombre de los guantes.

-Yo te ayudaré, imagínate lo estúpidos que se sentirán la competencia cuando los vean, ahora sí nos tomarán en serio -propone el hombre de la bufanda contagiado por el entusiasmo de su compañero.

-hemos empleado el mismo mecanismo limitado por años, ¿qué evitará que se vuelva obsoleto este nuevo sistema? -pregunta con cierta preocupación el hombre de la corbata de franjas.

-Usando la única cosa que evoluciona con el tiempo, solo así lograríamos un verdadero espectáculo que nunca pasaría de moda -sugiere el hombre de los guantes.

-¿A quién más le has contado esto? más que a nosotros nadie más se debe enterar de esto -expone sus preocupaciones el hombre de la bufanda.

-Les aseguro que nadie más está enterado, podemos empezar la construcción del primero ahora mismo -entre los que están integrados en el grupo, el hombre de los guantes es quién más ansioso se encuentra.

-Ellos también necesitan su propio lugar para hacer los sueños realidad. Mi hijo me ha dicho que le encantan los parques de atracciones, que no conoce un mejor lugar para festejar aunque en realidad si existan mejores -expone su última petición el hombre de la corbata de franjas.

-¿Estás seguro? es una inversión de alto riesgo -se inquieta un poco el hombre de la bufanda.

-Conozco a alguien que puede hacerlo realidad, también tengo planes para que este parque sea completamente inigualable -afirma el hombre de los guantes.

-Ahora mismo tengo una visión, y brindo por ustedes y por la invención de un milagro Wonderman, ¡salud! -levanta su copa de vino el hombre de los guantes.

-¡Salud! -exclaman sus compañeros levantando su copas y chocándolas entre ellas.

Desde entonces ví que apostaban por debajo de la mesa. Esta es la razón por la que se abrió el primer telón, porque los eventos a suceder serían como las actuaciones de una gran obra teatral, de un espectáculo sin igual, y el que lo iba a liderar, era un muñeco con un semblante extraño.

Porque su mayor error era jugar con lo desconocido. ¿Qué era lo desconocido?

Hasta que no se toquen las tres trompetas no se hablará más de tal incógnita, antes la vida que la verdad.

Y cuando estaba por marcharme, entonces me invadió la curiosidad; porque entre la chatarra, los engranajes, las tuercas, las placas de circuitos y los trajes brillantes, oí a un niño que lloraba y en voz baja revelaba:

"Esto también pasará, esto también pasará. Él no me odia, él es mi amigo, él es mi refugio, él es mi destino. A partir de ahora no temeré a la muerte, a partir de ahora temeré al óxido".

Luego ví como el escenario se iluminaba por las luces de los ojos de todos los payasos del circo, oí risas con sollozos, ví caramelos con insectos en el suelo, y volando por el aire realizaba una danza el confeti junto con las cenizas. No se mezcla agua con aceite, por eso es imposible que venga vida de algo muerto. Y con relación a esto, entre los reflectores y los regalos y pasteles, ví al payaso decir:

"Un color por cada conciencia"

Y ¿Quién soy yo para decirles todo esto?

Alguien que lo vió todo y no dijo nada, ahora he decidido tomar acción, ya que...

Por ende lógica yo soy un Showman.

Una Semana en El ParqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora