Capítulo 11 - El Juego de Ilco

41 4 0
                                    

Seguía atrapado en este lugar. Estaba confinado a cuatro paredes manchadas por la humedad que se filtraba por las grietas y los desperfectos del lugar. La iluminación era escasa y todo provenía de la hilera de lámparas, parecía que estaban a punto de apagarse. Creo que debo agradecer que al menos no estaba solo. A mi lado estaba un sujeto que en sueños había conocido. Pero ahora lo veía sirviendo café en una taza mientras veía las cámaras de seguridad desde su silla. Todo esto parecía tan irreal, hace un día estaba llevando mi caso con total normalidad, y ahora estoy en cama con heridas importantes en el subsuelo. Ni en mis mejores años habría imaginado una situación similar. Llegué a reír un par de veces solo para liberar la tensión que tenía, pero en el fondo moría de miedo. No por mí, ya he experimentado el dolor y la soledad. Quien no lo ha experimentado del todo es Dione. Pensar en ella solo me traía aquellos recuerdos de cuando trabajábamos juntos. Contadas ocasiones estuvo sola durante nuestras investigaciones. Ella es el tipo de persona que sigue las reglas rigurosamente, pero a veces tomaba riesgos. Suena discordante y lo entiendo, es como contradecirse a sí misma. Pero algo tiene que ver conmigo. Puesto que las únicas ocasiones que ha tomado riesgos, han sido por mí. Siempre por ayudarme, como si ella quisiera protegerme de algo.

«Dependemos el uno del otro ahora.»

Es algo que le he reclamado durante años, que no hace falta que esté siempre a mi lado. Yo he tomado una decisión con respecto a esto y esa fue mi primera razón para no llamarla en primer lugar cuando decidí venir a Green Ville. Tendría que hacer esto solo, aunque en el fondo sabía que vendría de todos modos. Quizás esto empezó por Jonathan, pero me estoy mintiendo a mí mismo si dijera que no tengo otras razones.

Tengo un agujero en mi memoria con respecto a mi infancia. Y es que, para empezar, no recuerdo dónde he crecido.

En fin, ese no es el problema ahora. Debo levantarme para encontrarla y sacarla de este parque cuanto antes, debo mandarla a su hogar, no quiero que permanezca un segundo más en este lugar. ¿Por qué se esmera en preocuparme cada vez más? Lo único que logra es darme la razón, nunca debió haber venido.

«Siento una perdida terrible, una parte de mí se siente vacía.»

Apoyé mis manos sobre el colchón con intención de levantarme e ir a buscarla. No obstante, Abner se percató de esto primero y de inmediato se giró y me tomó por los hombros.

—Tranquilo vaquero, tus amigos están bien. Lara encontrará a Dione tarde o temprano. Dale tiempo —me tranquilizó hablando con calma y pausadamente.

—No conoces a Dione, no tardará en meterse en líos, debo ir a sacarla de aquí —seguía resistiéndome a su empuje.

—Y tú tampoco conoces a Lara, por lo tanto, no confías en que lo logrará.

—¿Y tú la conoces? —le cuestioné quitándome sus manos de encima.

—Puede que por fuera sea un cascarón duro, pero no sabes lo que ella es en realidad. Johnny descubrió eso al igual que yo y por eso es tan importante para ella —refutó empujándome de vuelta al colchón.

—Sé que ella conoce a Johnny y que también fue compañera de Jonathan...

—¡Y aún sigues sin saber nada! —me mando a callar con el ceño fruncido—. Ella al igual que yo conoce este parque de pies a cabeza, sabe enfrentar a las réplicas, a ella le confiaría mi vida.

—A mí no me lo pareció...

—Ya quieres tu juzgar a humanos con leyes justas —se giró en dirección al escritorio refunfuñando—, no puedes contener agua en un filtro.

Al oírlo me volví a levantar, enfadado le pregunté que por qué la alababa tanto. Si tan capaz era, ¿Cómo es que no pudo prevenir los movimientos del monstruo que ahora nos acecha?

Una Semana en El ParqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora