Capítulo 4 - Querida Sophía.

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"Una vez alguien llamó a mi número personal. Cuando contesté sentí un escalofrío pues solo oía quejidos y golpes. Colgué enseguida.
Tres días después me enteré que una vecina murió en su casa, sola, por un infarto. Había marcado a mi número por accidente en busca de ayuda, más no recibió nada a cambio.
A veces lo que consideras un peligro, en realidad es una llamada de auxilio."

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"Hola... Hola, hola... ¿Puedes oírme? ..."

-¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Quién eres?...

"Sophía, te estoy hablando desde una zona segura... ¿En serio puedes oírme? ..."

-Si puedo oírte, pero... ¿Quién eres? ¿Qué hago en el suelo?...

"Has estado dormida Sophía, pero yo logré conectarte... ¿Puedes ponerte de pie? ..."

-¿Quién es Sophía?...

"¿De qué hablas? ¡Eres tú! Esa máquina era lo que te mantenía con vida después de tal espantoso suceso, pero te has recuperado mejor de lo que esperaba... "

-No recuerdo llamarme así... ¿Dónde estoy?...

"Estas en la zona 13, la última a la que cualquier niño querría ir..."

-¿Zona 13? ¿Dónde es eso?...

"No intervine la red para decirte donde estás, me comunico contigo para decirte que están aquí..."

-¿Quiénes están aquí?... Tengo frío...

"Ellos, es todo lo que tienes que saber... Tal vez los viste repartiendo pastel a tu asiento, pero el show terminó, ellos te están buscando... "

-¿Quiénes son ellos? ¿Me estás tomando el pelo?...

"¡Cállate y escúchame! Yo mismo te estoy viendo en las cámaras, uno ahora mismo se está acercando a donde estas... Corre al armario detrás de ti y aguanta la respiración... "

-Aguantar... ¿La respiración?...

"Haz lo que te digo o estarás muerta... Ellos pueden sentir tu aliento... Saben gracias a eso que tú estas viva... Despertaste muy pronto Sophía..."

-¿Por qué quieren hacerme esto? No lo entiendo ¡por favor! ¡Sácame de aquí!...

"Por desgracia no está a mi alcance sacarte de ese sitio, pero buscaré la forma de ayudarte. Primero, escóndete y aguanta la respiración. Yo debo irme por ahora, pero espero hablar contigo más tarde..."

-¿Señor? ¡¿Señor?!...

No me volvió a contestar desde entonces. Me vi tirada en un suelo de cerámica, sucio y húmedo. Desde donde estoy se alzaban cuatro paredes altas en cada lado y a mi lado derecho noté el armario manchado con alguna especie de líquido oscuro, la luz tampoco era muy intensa. Mis pulsaciones aumentaban y empecé a sentir miedo, encerrada en quien sabe dónde vi también muchos carteles de hombres disfrazados. ¿Quiénes son ellos?

Pero de entre ellos uno resaltó en mi memoria, era ese payaso de color amarillo que usaba zapatos grandes de color gris y un corbatín del mismo color, tenía un sombrero con muchos anzuelos y llevaba una caña a todos lados. Este era The Fisher... De entre todos era el único que recordaba, quien sabe por qué, pero de alguna forma era familiar.

Vi mi piel buscando alguna herida o cicatriz, pero encontré una marca que era extraña, ya había cicatrizado y era antigua, recorría mi muñeca hasta llegar a mi codo recorriendo todo el brazo. Supuse que tal vez era la marca de la máquina que "me mantenía con vida". No recordaba por qué mi vida peligraba exactamente.

Una Semana en El ParqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora