Capítulo VIII

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La luz del sol se coló por los enormes ventanales, las ligeras cortinas de seda blanca no hacían demasiado para impedir el paso del mismo, soltó un pequeño gruñido, más sin embargo, guardó silencio de golpe cuando fue consciente del pequeño cuerpo que descansaba entre sus brazos, su pequeño nene dormía plácidamente.

Había un ligero toque a nueces combinado con café tostado, el aroma de su padre rodeaba a JiHyun, inevitablemente gruño ante ello, la idea de que fueran cercanos le enfermaba.

Había vivido años odiando a JungKook y que tuviera el camino tan fácil con su hijo lo volvía loco pero... una parte suya sabía qué no podía negarle a su bebé qué estuviera con este, después de todo quisiera o no, era su padre.

- ¿Mami? -sus ojos gatunos viajaron a su pequeño ángel y tan sólo dejo un cálido beso en su mejilla y entonces sucedió, la ligera tos se abrió paso en su garganta e instantes después estaba escupiendo sangre.

Los bonitos ojos azules de su hijo se abrieron llenos de temor y entonces estaba saltando de la cama en busca de su padre, podía escucharlo pero... sus ojos se sentían tan pesados entonces.

...

- Debes ser más rápido, te estoy encargando la seguridad de mí omega y mí hijo, no puedes venir y mostrar esté nivel -su voz fue dura con uno de los nuevos reclutas mientras el mismo yacía en el césped jadeando en busca de aire.

Siempre era así, los ponía a prueba, en la mansión principal de la manada solo debía estar lo mejor de lo mejor, más allá notó la mirada de HoSeok quién tachaba en su lista al alfa peligris qué temblorosamente se levantaba.

- ¡Papá! ¡Papá! ¡Mamá está... mami...! -y de inmediato sintió un ligero tirón en su corazón al escuchar el pánico en la voz de su hijo, ni siquiera dudó cuándo tomó a este en sus brazos y se abrió paso en dirección a las habitaciones.

- ¡HoSeok, trae a LeeTeuk! -dió una orden fuerte y clara mientras subía de prisa, una vez divisó la habitación principal abrió de golpe la puerta y se encontró a YoonGi en la cama, sangre estaba en las sábanas blancas.

Bajó a JiHyun de sus brazos y le obligó a mirarlo - Tranquilo, mamá estará bien, lo prometo, ahora debes ir con HoSeok -le pidió mientras su beta entraba con el médico quién de inmediato fue donde su omega.

Su hijo asintió con los ojos llorosos antes de que el pelirrojo se lo llevará, pronto la habitación fue inundada por silencio, su lobo estaba bastante alterado, en busca de su pareja, queriendo asegurarse qué estuviera bien.

- JungKook, necesito tú consentimiento -de inmediato negó, siendo bastante serio en su decisión, pronto estaba sujetando a YoonGi en sus brazos, apretándole con infinita fuerza.

- No, él debe decidirlo, por favor... solo manténlo con vida -le pidió desesperado y tan sólo fue consciente de cómo en la habitación entraban algunos enfermeros qué lo hicieron salir.

Lo último que alcanzó a ver fue cómo LeeTeuk fijaba su mirada en el vientre de YoonGi...

Él sabía, él sabía que su cuerpo rechazaba al bebé... su omega no aceptaba una cría qué no era de su alfa.

...

- Tranquilo, YoonGi es fuerte -la fuerte mano de HoSeok le dió ligeras palmaditas en la espalda en un intento de consolarlo pero justo en ése momento no creía que alguien pudiera entender lo que sentía.

Su pequeño estaba con TaeMin, también se habían hecho más o menos amigos así que estaba en buenas manos y lo mejor, estaba siendo cuidado por éste.

Podía sentir el aroma a cacao y canela pero era bastante tenue, su omega estaba bastante débil, sí tan sólo...

- ¿Ésas son...? -de inmediato su beta y él se levantaron de golpe del sofá en el que estaban al escuchar las alarmas de la mansión, más específicos... en las tumbas.

Ni siquiera dudaron cuando en medio de la sala cambiaron a sus formas lobunas, pronto ambos lobos salieron de la mansión, bajando por el sendero y notando a unos cuantos centinelas unirse a ellos.

Y entonces lo sintió... olía a sangre, mucha sangre, el aroma se coló en sus fosas nasales y lo aturdió algunos segundos, la entrada de las tumbas que siempre era custodiada por al menos diez centinelas estaba...

Había cadáveres, algunos de sus centinelas estaban en sus formas humanas y algunos otros convertidos en lobos, su animal se removió inquieto cuando el ligero aroma a avena se coló en sus fosas nasales.

Miró a HoSeok y cabeceó para que entrarán, primero dos centinelas y después el resto, en aquellas tumbas no entraba ni un pequeño rayo de sol, y era debido a que estaban prisioneros algunos renegados de alto nivel y otros de mediano nivel.

Había silencio, el aroma a putrefacción lo hizo menear la cabeza intentando alejar el mismo y entonces notó algunos cadáveres de presos desmembrados... y entonces lo noto, no estaba Kim SeokJin.

Su lobo rugió enseñando los caninos cuando una presencia apareció en su campo de visión... ése era...

...

Hacía frío, el suficiente cómo para mantener su cuerpo helado, caminaba, ¿dónde estaba?... y entonces lo notó, estaba descalzo y se sentía enfermo, algo, algo escurría...

Olía a sangre, su lobo tenía miedo, temblaba a cada paso y entonces lo escuchó... ésa risa era...

- ¡Hey! ¡Hey! ¡YoonGi, tranquilo! -sus ojos viajaban por todos lados, recorrían toda la estancia mientras su respiración se agitaba a cada segundo, unas cálidas manos le sostuvieron intentando que no desconectará algún cable.

Su lobo le gimoteo cansado y entonces las lágrimas bajaron por sus mejillas, los ojos cafés del médico lo miraron con suavidad y una mezcla de compasión antes de dedicarle una sonrisa, intentando transmitir en la misma calma.

- Tú bebé está bien, todo está bien -pero no era así y lo sabían, SeokJin no era su destinado y mucho menos su alfa, por lo tanto, su cuerpo y más que nada su lobo se negaban a aceptar a la cría qué estaba creciendo en su vientre.

Sus manos torpes sostuvieron su vientre intentando transmitir al pequeño cachorrito el amor que le tenía porque el mismo no tenía la culpa de haberse negado a aceptar las consecuencias que su embarazo podría traer consigo.

- Hay una opción para qué tú bebito crezca sano... y ésa opción es JungKook -de golpe alzó la mirada, LeeTeuk le miraba con determinación y quería aferrarse a ello.

Incluso sí eso significaba qué... tuviera que aceptar finalmente que Jeon JungKook era su destinado y su alfa.

...

- Tus perros no fueron tan fuertes, hubieras oído sus gritos... pensaba que tenías lo mejor de lo mejor y mira, tan sólo fueron niñas suplicando por sus vidas -su animal le gruñó amenazante a la figura que estaba del otro lado de las tumbas.

Los separaban tan sólo barrotes de plata, mismos que impedían la fuga de los prisioneros y sin embargo, se sentía como una muralla en ése momento.

Habían rastros del aroma a avena pero no era él, no era JiMin, la desconocida voz rió cuando su lobo rugió y avanzó en busca de despedazar a su presa.

- Ah, ah, ah, sé buen niño o voy a quitarte lo qué más quieres en este mundo... por cierto, es un bello niño, ¿no crees? Pienso qué será un hermoso omega -y perdió el control, no importó la plata quemando sus garras mientras despedazaba los barrotes.

Sintió al lobo pardo de HoSeok empujando contra él, en busca de prohibirle el paso hacía el desconocido qué silbo ante el arranque de furia antes de reír nuevamente.

- Disfruta mientras puedas... pronto conocerás el infierno -sus patas derribaron los barrotes y salto sobre su presa pero... se había esfumado la misma.

Su lobo aulló ante la amenaza, buscaría a la persona qué osaba amenazar a su familia y ni la madre Luna lo salvaría del infierno qué pensaba dejar caer sobre la misma.

...

Fuimos #1 en Kookgi. Os amo muchísimo. Sinceramente muchas gracias por seguir la historia. Gracias por los comentarios, votos y leídas. Infinitas gracias a todxs.

Aún Después De Tantos Años... [KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora