CAPÍTULO XXVI – LA VERDAD SALE A LA LUZ
Finalmente, Gin murió. Su enfermedad se había disparado, tal cual lo había diagnosticado su médico y no pudo resistir. Su familia realizó una ceremonia de duelo, a la cual asistió mucha gente a despedirla, sorprendidos mucho por este final. Es que Gin era una reconocida artista plástica y muchos otros artistas, como pintores, actores, cantantes o escritores, se acercaron a darle el triste último adiós y a acompañar a su familia.
Durante el velorio, Hugo permaneció sentado en una silla, del lado derecho de su amada que descansaba como una verdadera reina, mudo e inerte, como un muñeco de trapo, sin ganas de seguir con vida. Del otro lado del féretro, Luque lloraba echado sobre el costado izquierdo, no comprendiendo, cómo y por qué tuvo que ser su hermana la que sufrió este final. Por su parte, Diego permanecía acurrucado en un costado, siendo acompañado por Valeria y Katina. Fue quien menos aceptaba ese trágico destino final.
En ese momento, al sitio se llegaron Babi, Perla y Horacio, quienes fueron a saludar a la familia. Perla al ver a Diego en ese estado, fue corriendo a verlo y se acomodó a su lado, abrazándolo y tratando de contenerlo. Valeria al ver llegar a Horacio, se levantó y caminó hacia él, siendo recibida con un abrazo y por primera vez, contenida por alguien.
Mientras tanto, Babi fue a ver a Katina para saludarla
- Lo siento mucho Tina. Sé por el terrible momento que están pasando – lamentó Babi.
- Gracias por tu compañía Babi. En este momento, necesitábamos mucho de vosotros – respondió Katina.
- Sinceramente, no comprendo por qué sucedió. Tan joven y con tanta plenitud – dijo Babi
- ¿Has llegado a conocerla? – preguntó Katina.
- Además de verla en exposiciones a las que acompañaba a mi hija, la conocí personalmente cuando su hijo estaba internado. Fui a buscar a mi hija y ella estaba allí. Vi en ella una luz que no veía en mucha gente. Era una mujer de mucho espíritu – respondió Babi.
- Wow, no conocía esa historia. – dijo Katina. En ese momento, estaban llegando a donde estaba el ataúd de Gin, cuando Babi se detuvo.
- Perdóname Tina, pero necesito que salgamos. Debo contarte algo – pidió Babi.
Las dos salieron fuera de la sala velatoria y fueron a dialogar al jardín. Allí, Babi le contaría a Katina lo que vivió la última vez que fue a ver a Gin
- Bien, ¿dime por qué estamos aquí? – preguntó Katina.
- Katina, escúchame por favor. Quiero contarte algo referido a Gin – respondió Babi
- ¿Dime de qué se trata?
- El día que fuimos con Perla a visitarlos, Gin pidió para hablar conmigo… Fue algo muy extraño… y triste… - la voz de Babi se entrecortaba, debido a que empezó a ponerse nerviosa – En ese momento… me pidió… que esté al lado de Hache… Y tengo miedo de hacerlo – confesó toda temblorosa.
Katina le tendió la mano y acarició su rostro.
- Dime ¿Por qué tienes miedo? – preguntó Katina
- Tengo miedo a que me rechace – respondió Babi
- Pero ¿Por qué? – repreguntó Katina
- Tengo miedo que crea, que busco aprovechar los momentos. Y no es así. Lo amo, Tina. Lo amo. Pero siento que no debo estar con él. – respondió Babi, sumamente acongojada.
- No tengas miedo de volver a amar Babi. El te va a necesitar. Espéralo un poco. Deja que pase un poco el tiempo. Deja que su dolor se consuma y luego inténtalo. No creo que te vaya a rechazar. Él va a necesitar de ti – alentó Katina.