CAPÍTULO XXIX – EL ACERCAMIENTO
Pasaron dos semanas del viaje de Hugo a París, donde por fin encontraría a Babi para suplicarle perdón, luego de conocer como había sido la historia real con respecto a su paternidad con Horacio. A partir de ese momento, solo dos cosas comenzarían a ocupar la mente de Hugo: Primero y principal, como iniciar la relación con un hijo del que no conocía su existencia y con quien debía recuperar casi 22 años de ausencia. Y en segundo término, lograr el perdón definitivo de Babi.
Tal como lo había anunciado, en esas dos semanas comenzaban a finiquitarse los preparativos de la boda de la extraña pareja que conformaban Alex y Daniela.
Dani tras haber tenido a su hijo, comenzó una dura lucha por conseguir progresar, para asegurar el bienestar del pequeño Andrés. A pesar de haber sido madre muy joven y sin un padre para su hijo, continuó batallando en su secundario, consiguiendo graduarse al año siguiente. Tras su graduación, ingresó a la Universidad, donde siguió la carrera de Derecho, graduándose en seis años como una abogada doctorada en leyes. Sin embargo, la situación generada a raíz de su prematura maternidad, sumada a los engaños de su padre a su madre, comenzaron a ser motivos de resquebrajamiento en su familia. Quien siempre estuvo a su lado, acompañándola y ayudándola en todo, fue su hermana Babi, quien la ayudaba con la crianza de Andrés, mientras ella estudiaba para poder graduarse. Gracias a ello, Andrés no solo fue adoptado por Gustavo como su hijo, sino que también creció a la par de Horacio, forjando los dos una unidad sólida.
Tras haberse graduado, Dani conseguiría trabajo en un buffet de abogados, de entre los cuales se encontraba Alex, el hermano mayor de Hugo. No se conocían, ni se imaginaban quien era el otro. Pero continuamente vivían chocando en sus intereses, queriendo siempre Alex menoscabar a Daniela por ser menor que él y menos experimentada. A su vez, Dani siempre se oponía a Alex, logrando derrotarlo en varias oportunidades. Hasta que un buen día, una situación complicada de Dani, fue motivo suficiente como para que Alex se acerque y trate de ayudarla, generando entre ellos la amistad. Pero en realidad, a Dani le interesaba y mucho Alex, debido a la firmeza con la que defendía sus convicciones y su siempre coqueto porte elegante. Poco a poco los dos fueron conquistando cada rincón de sus vidas, hasta que finalmente cayeron en las redes del amor, aunque tratando de mantenerlo oculto ante el resto, debido a la enorme diferencia de edades.
Esa mañana, Hugo se levantaría nuevamente y comenzaría a analizar una situación que debía ser resuelta cuanto antes: Debía dialogar con su hijo Horacio. Todavía conservaba de aquella reunión en el bar de Rosana, el número de móvil de él, por lo que se dispuso a establecer contacto.
Resolvieron verse en el cementerio, en el punto central del parque, para así dialogar y tener como testigos, las almas reposantes que dormían su descanso eterno. Hugo arribó caminando al lugar y encontró a su hijo sentado arriba de su motocicleta. Se acercó a él y lo saludó.
- Gracias por venir – empezó diciendo Hugo.
- No tienes por qué darme las gracias. He venido a despejar todas las dudas existentes. – expresó Horacio de forma gélida.
Hugo percibió el malestar en las palabras de su hijo y en seguida lo reconoció como tal.
- No me quedan dudas de que eres mi hijo. Tus actitudes son iguales a las mías, como cuando tenía tu edad. – dijo Hugo.
- Pues a mí, aun me cuesta asumir que mi padre no es Gustavo Vidal. Más me cuesta comprender, el porqué de este prolongado silencio. – contestó Horacio.
- Hijo… - dijo Hugo, pero en seguida se rectificó – Horacio, si tú lo deseas, permíteme contarte como fue la realidad de las cosas. Déjame explicarte que fue lo que realmente sucedió. Nunca supuse que tuve otro hijo en mi vida.