Control de daños

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-¿Ahora?-

Amarillo tardó en responder mientras reconectaba los últimos cables, hizo un gesto de que espere, y al minuto se dio vuelta.

-Inténtalo ahora, debería funcionar-

Rojo apretó nuevamente el botón de encendido y empezó a mover las perillas, al momento lo que antes era una boca de lobo se ilumino. Parpadeó varias veces, pensó que seria un fallo como los otros, pero cuando la corriente de energía se estabilizó no solo escuchó el grito de triunfo de su compañero, sino de los otros que estaban cerca.

Finalmente.

-¡Si! ¿Nada mal, eh?- Amarillo hacia girar entre sus dedos un destornillador con una sonrisa engreída.

-No presumas tanto ¿Tengo que recordarte quien estaba dudando hace nada?- a pesar de si mismo le regresó la sonrisa.

-¿Tenias que recordármelo?- 

Amarillo frunce el ceño con falsa molestia y el capitán sacude la cabeza con diversión, ya mas que acostumbrado a como era su compañero a veces. No era alguien profesional por naturaleza pero era precisamente eso lo que contrastaba con el y le hacia el contrapeso ideal, por no hablar de que gracias a el una parte de su tensión disminuyó. No del todo, que ahora pudieran ver no quitaba que todavía tenían que averiguar que pasaba con las compuertas y reparar las cosas que hayan sido dañadas por el intruso, pero al menos ahora no tenían que estar gastando la batería de sus aparatos para no chocar con las paredes.

Unos gritos provenientes de la bodega los hizo girarse, justo a tiempo para ver a Naranja correr hacia ellos sin su casco, chorreando agua, y a tropezones. Cuando su equilibrio falló el ingeniero gateo hacia donde estaban, el miedo en sus ojos.

-¡Capitán! ¡Intentaron ahogarme!-

Señalo hacia la puerta, donde Verde oscuro y Negro se asomaron poco después.

-Vaya, funcionó- dijo uno.

-Parece ser- podía oír la diversión en la voz del jefe de seguridad.

-¡Querían matarme!-

-No mas de lo que yo quiero matarte por esto, Naranja- gruñó -¡¿Qué carajo te pasa?! ¿Cómo se te ocurre estar ebrio en medio de una emergencia?-

El hombre aun estaba bajo los efectos del alcohol pero ahora parecía mas acá que allá, lo suficientemente alerta y consciente como para que su tono fuera efectivo y lo hiciera retroceder ligeramente.

-No... no sabia que habría una emergencia-

-¿Esa es tu justificación? ¿Qué no lo sabias? Ya para empezar esa porquería no debería estar en mi nave y lo sabes- 

-¡Tu me lo permitiste!-

-Porque tu y Amarillo no dejaban de joder con que era demasiado estricto y que debía aprender a hacer excepciones, no quieras echarme la culpa, Naranja- se cruza de brazos -Solo te lo he dejado pasar porque te habías comportado con responsabilidad y nunca dejaste que se interpusiera con tu trabajo-

-Pero yo... no tenia manera de saber...- mira a Amarillo en busca de ayuda, pero el se desliga del asunto y alza las manos.

-Lo siento amigo, la cagaste, esta vez no puedo hacer nada por ti-

-Ni bien terminemos con esto todas tus botellas están confiscadas, no volverás a tocar una en lo que dure todo este viaje-

-¡No puedes hacer eso!- se quejó.

-¡Si puedo!- ladró, cortando sus protestas de golpe -Y no presiones, tu posición aquí ya es muy delicada y no estas ayudándote para nada-

Naranja lo miró con una mezcla de desesperación y dolor en su cara.

Impostores entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora