"La criatura abrió la boca, desencajando su mandíbula y de ella surgió disparado un repugnante tentáculo que me golpeó a gran velocidad."
LA CAJA DE NUMBOS
Finalmente ha ocurrido lo que más temía. La oscuridad se cierne sobre nosotros y esta vez no hay modo alguno de escapar de ella.
Todos éramos conscientes de los peligros que entrañaba formar parte de Enigma, investigar todos estos casos, destruir todos los horrores a los que nos enfrentamos. Esto no es un juego. Todos lo sabíamos y aun así decidimos pagar el precio.
Sin embargo, el coste ha resultado ser mucho más alto de lo que mi atormentada conciencia puede soportar.
Quizá si hubiera intuido a qué nos estábamos enfrentando habría podido actuar a tiempo.
Quizá habría hallado otra solución.
Quizá si hubiera sabido más habría podido salvar su vida.
Saber...todo se reduce a eso. Aquel con conocimiento es quien sobrevive, quien sigue adelante. Ojalá me hubiera dado cuenta antes.
Pero ahora es demasiado tarde.
Sé que su fantasma no dejará de aparecerse en mis pesadillas.
Ahora, cargo con el peso de su muerte.
Martes 10 de julio de 1923
Tras nuestro episodio con el Cubo Resplandeciente pasé unas semanas en el hospital, recobrándome de mis heridas. En el tiempo que estuve convaleciente intenté estudiar uno de mis libros, pero mi estado era demasiado débil. Nada más abrirlo me asaltaban horribles visiones y un constante dolor de cabeza que sólo cesaba al cerrar el libro.
Frustrado, decidí tomarme un tiempo libre de mi trabajo como investigador y me refugié en mi antigua rutina, mi vieja clínica de parapsicología y mis clientes habituales.
Pese mis intentos, una vez has visto los auténticos horrores que se arrastran por los más recónditos rincones del mundo eres incapaz de olvidarlos.
Justo acababa de salir de mi clínica cuando escuché el sonido de un coche acelerar hacia mi dirección. El rugido del motor me alertó y logré esquivar al automóvil por los pelos. Había intentado arrollarme. Grité una maldición y traté de quedarme con la matrícula del vehículo, pero fue en vano. El vehículo desapareció tan velozmente como había aparecido, era algo de locos. No había sido un accidente. Estaba seguro de que habían intentado asesinarme.
Rápidamente fui a nuestra casa y me reuní con Doc e Yvonne. El estudiante me contó que él había recibido una llamada, le habían dicho que estábamos jugando con poderes que desconocíamos y que debíamos alejarnos de todo esto. Acto seguido, había colgado. En su momento pensé que la llamada era una amenaza. Ojalá no hubiera sido estado tan ciego. Quien nos había llamado no trataba de amenazarnos, sino de advertirnos.
Fue entonces cuando Jefferson llegó a casa, cubierta de sangre. Conmocionada nos contó que había sido atacada por su compañero de trabajo a las afueras de Arkham. Ella había recibido una herida superficial, pero la sangre que la cubría no era suya. Había disparado a su agresor en defensa propia y había vuelto corriendo a contárnoslo.
Discutimos sobre qué debíamos hacer. Jefferson había cometido un delito y no queríamos tener problemas legales. Pese a haber disparado en defensa propia, no había nadie que lo atestiguara.
ESTÁS LEYENDO
Diario de J. S Freud - La llamada de Cthulhu
Short Story¿Quién está loco y quién no? ¿Qué es la locura? El Diario de J. S Freud es una recopilación de los casos del parapsicólogo e investigador de lo sobrenatural Jack Sigmund Freud y su experiencia en la Sociedad Enigma en el Massachussets de los años 20...