Diario J. S. Freud - Llamada de Cthulhu-Parte 5 (2/2)

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"Fue entonces cuando la vi. Entre la oscuridad me pareció ver algo reposando en el suelo. Una caja gris con un botón."


Viernes 20 de julio de 1923

Esperamos en Arkham un par de días a que Tachenko recibiera el alta médica para que pudiera acompañarnos. Donde quiera que nos llevara esa dirección, estaba seguro de que necesitaríamos un ruso con ametralladora.

Nada más salir del hospital le pusimos al corriente de todo lo que había sucedido en su ausencia y planeamos nuestro viaje a Nueva York.

Justo ese mismo día, Jefferson se entrevistó con el agente Allright, que logró que le concedieran una libertad bajo fianza debido a los extraños sucesos de dos días atrás.


Sábado 21 de julio de 1923

Llegamos a Nueva York al día siguiente. Nada más llegar propuse ir a la dirección para echar un primer vistazo. Las placas nos condujeron hacia un edificio de oficinas con un gran letrero en el que ponía: EMPRESAS OXIUM. Parte del esoterismo secretista con el que había relacionado a esa supuesta "secta", desapareció de un plumazo. Nuestro enemigo era mucho más rico y poderoso de lo que imaginé en un principio. No sabíamos de qué era capaz. Ojalá hubiera podido evitar todo lo que sucedió a continuación.

Cerca del edificio Jefferson se sobresaltó, afirmando que había sentido algo. Nosotros le restamos importancia, ciertamente el edificio parecía inquietante, muy distinto a todo lo que nos habíamos enfrentado hasta ahora. Pero ninguno de nosotros nos percatamos de nada extraño. Doy gracias a Dios por ello. Puede que nunca sepa qué fue lo que alarmó a mi colega.

El edificio estaba cerrado a cal y canto, por lo que decidimos preparar nuestro equipo y volver al día siguiente.


Domingo 22 de Julio de 1923

Tachenko, Jefferson, Doc, Yvonne y yo nos equipamos con nuestras armas y utensilios. De nuevo íbamos a enfrentarnos a lo desconocido. ¿Quién sabe qué encontraríamos en el edificio Oxium? Desde luego, nada que jamás hubiera podido imaginar.

Una vez nos montamos en el coche me recorrió una extraña sensación, algo veloz pasó por delante de mis ojos. Sentí frío. Después todo se volvió negro.

Cuando desperté y abrí los ojos no noté ninguna diferencia con tenerlos cerrados. La oscuridad era tan intensa que era imposible ver algo en la negrura. Palpé, aturdido a mi alrededor y noté la figura de mis compañeros a mi alrededor. Los desperté a todos, dejando a la periodista para el final. Una vez ésta abrió los ojos la estancia empezó a iluminarse.

Estábamos en el suelo de una habitación de piedra, como los antiguos calabozos medievales. Quien fuera que nos había recluido allí se había preocupado de desarmarnos. Las paredes estaban cubiertas de cierta luminiscencia y tratamos de seguirlas, buscando una salida. Fue en vano. La habitación se repetía como un bucle, si avanzabas demasiado por un extremo acababas saliendo por el otro. No había puertas, ventanas, ni corría el aire por ningún lado. Estábamos encerrados en un diabólico lugar sin salida.

Fue entonces cuando la vi. Entre la oscuridad me pareció ver algo reposando en el suelo. Una caja gris con un botón.

Grité a mis compañeros para alertarles sobre mi descubrimiento y Jefferson dio un respingo. Nos exigió que le entregáramos la caja. Mi instinto se alarmó, resultaba sospechoso. Me negué rotundamente a la periodista y así la caja, guardándola para mi.

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