Problema

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Cuando la noche llego, los ánimos en Hogwarts se habían intensificado.  
Harry, en uno de sus paseos nocturnos había escuchado de los mismos labios de Scorpius la incomoda visita que le habían dado al señor Malfoy y posteriormente a Voldemort.

Ante tremenda información, el azabache había decidido ir con el chisme a Ron y Hermione, en menos de minutos ya todo el colegio lo sabia.

Tanto alumnos, como maestro e invitados se encontraban en el gran comedor, mitad aterrados y mitad ansiosos por el golpe que fuera a dar Lord Voldemort.

-¿Solo nos quedaremos aquí?-pregunto Draco sentado en la sala de las serpientes.

-Si tuvieras alguna buena idea-le dijo Ron con el ceño fruncido-. Lo único que haces es calentar el trasero y criticar.

-¡Con mi trasero no te metas, pecoso!

Los alumnos de la mesa de los leones no iban a quedarse con los brazos cruzados y empezaron a insultar a Draco, con la intensión de defender a Ron.

-¡¿Que?!-se enojo el rubio-. ¡Yo no soy el culpable, el  culpable es Potter y sus estúpidos genes!

El azabache agarró una cuchara de la mesa y con fuerza la aviento a la mesa de las serpientes, la cual fue a caer directamente en el brazo de Draco.

-¡Ah!-grito con desesperación-. ¡Me ha agredido! ¡Ustedes mismos lo vieron!-se agarraba el brazo con un dolor inmenso-. ¡Es un matón!

Harry tubo ganas de en verdad hacerle daño.
Hermione lo detuvo.

-Si nos atacamos entre nosotros perderemos. Debemos mantenernos unidos-les dijo a todos.

-¡Mi brazo!

Snape saco su varita del bolsillo y con un hechizo silencio a Draco.

-Se que no suelo opinar mucho-dijo Neville poniéndose de pie-. Pero considero que los únicos culpables aquí son esos jóvenes que llegaron... Creó que deberían irse.

Harry asintió.
-Exacto, deberían irse-apoyo-. Pero antes calmar a Voldermort. Ellos lo enojaron. ¡Y solo quiero un  maldito año de tranquilidad!

-¡Si, dejenlo tranquilo!-grito Sirius desde la mesa de los tejones-. ¡El solo quiere vivir, disfrutar los dolorosos placeres de la adolescencia!

Tonks también se puso de pie para opinar.
-¿Pero no se han puesto a pensar que esos jóvenes también son víctimas?

-No-le respondió Remus.

Todos las miradas se dirigieron a el, que al sentir tanta atención, prefirió fingir que no dijo nada.

Los murmuros empezaron a extenderse por todas las mesas, nadie tenia alguna idea de lo que podían hacer para librarse de una muerte desafortunada.

Cuando pensaron que no habría un culpable en específico, Sirius se subió a la mesa y llamo la atención de todos.

-Solo preguntó-dijo en voz alta-, ¿Quien es el mayor de ese grupo de ratas?

-¡Ted!-grito Fred.

-¡Exacto! ¡Es el. No hay otro culpable, solo el! ¡Es el más viejo y debe pagar!

-¡Jamas!-grito Tonks sacando su lado maternal-. Estas enfermo. Es solo un joven.

-Bien-se rindió Sirius, levantando las manos en señal de paz-. Entonces debe pagar el culpable de su maldita existencia-miro a su amigo y lo señalo de forma acusadora-. ¡FUE EL QUIEN LO TRAJO AL MUNDO! ¡EL DESHONRÓ A MI SOBRINA Y NOS DESHONRÓ CON ESE CHICO!

Remus se puso de pie.
-¡Bajate de esa maldita mesa!-le grito.

-¡Obligame!

Lupin se subió a la mesa y empezaron a forcejear. Los alumnos de la mesa de los tejones, se alejaron con el temor de ser dañados.
Solo tonks se quedó quien golpeaba a Sirius con una bandeja de oro.

Dumbledore al ver el miedo en los rostros de los estudiantes, decide levantarse de su asiento.

-Por favor, esto es fácil de solucionar-dice y al instante Remus y Tonks dejan de golpear a Sirius, el cual quedo recostado en la mesa-. Solo necesitamos tiempo y el profesor Snape nos la puede otorgar-el aludido niega con la cabeza.

La desesperación vuelve al gran comedor. Los de primero empiezan a gritar con que quieren irse a su casas, y los alumnos de los años superiores empiezan a atacarse entre ellos.
Algunos objetos vuelan peligrosamente y Sirius vuelve a ser agredido, pero esta vez por la señora Weasley quien lo había escuchado decir algo grosero y subido de tono, a una joven de la mesa de los tejones.

Dumbledore no soporta más y pierde la paciencia. Se sube a la mesa de los profesores y con una voz potente grita: ¡CALLENSE!

El silencio cae de inmediato.
Todos aterrados al ver como el director perdía la postura por la situación que estaba pasando.

El viaje de mal gusto al pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora