18: devuélvelo.

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"¿¡Qué rayos?!" exclamó Jun cubriendo su boca con su mano pues estaba muy sorprendido. Se alejó un poco sin poder creer lo que acababa de leer. Por su parte Jeonghan estaba releyendo todo una y otra vez sin poder procesarlo. A Mingyu se le fue el aire por unos momentos, en fin, todos estaban tan impresionados por absolutamente todo lo que la carta decía.

"¿Cómo de qué el presidente tiene otro hijo?" Gritó Mingyu una vez que logró salir de su trance de mil años. "¡¿Por qué nadie nos dijo eso?!"

"Probablemente ni siquiera el presidente sabía." Sugirió Jeonghan elevando sus hombros con duda. "Quizás tuvo otra familia y hasta ahora sale la verdad."

"Qué hijo de puta..." Susurró Jun voloviéndose a acercar a dónde sus hermanos aún sostenían esa carta."¿Qué hacemos con esta información?" 

Jun suspiró cansado y preocupado, nadie sabía que hacer y tener esa carta en sus manos era peligroso, quizás el presidente la buscaría luego sin encontrarla, pensaba en que tenía que devolverla lo más pronto posible  o se meterían en más problemas de los que ya tenían.

"Mañana tengo que ir a trabajar temprano y... no lo sé." Mingyu era el mayor y él que tenía que saber qué hacer en esos casos pero tenía la mente seca y no podía pensar claramente. "Solamente concéntrense en lo suyo, y Jun necesito que devuelvas esa carta."

"¿Y cómo se supone que la devuelva?" Replicó histérico.

"¡Pues no lo sé! Pero tienes que devolverla." Y punto final, Mingyu dejó esa carta del demonio encima de la mesa y subió las escaleras para llegar hasta su cuarto dónde se encerró como niño pequeño haciendo berrinche.

"Ese niño nunca madurará." Soltó Jeonghan cuando oyó un gran portazo en la parte de arriba. "Deberías de devolver la carta, puedes meterla en las cosas de Soonyoung y decirle que la deje en el escritorio del presidente sin decir nada."

"¿No sería más fácil que culpe a su hijo?" le cuestionó pero Jeonghan casi no le hizo caso.

"Haz lo que quieras JunHui, tengo que ir mañana a la Universidad." Le respondió y él decidió también ir a su cuarto, aunque no hizo un berrinche como su hermano mayor.

Jun se quedó solo en el comedor mirando la dichosa carta con desprecio, sería un problema devolverla pero por lo menos lo iba a intentar.

[...]


Junhui tenía razón cuando dijo que sería un problema devolver la maldita carta, ahora estaba a las afueras de la casa de los Lee escondido detrás de unos botes de basura y vaya que olía culerísimo, como si el aroma de los pies de Jeonghan se juntaran con un bote de mantequilla de maní, qué asco. Tenía dos planes en mente, uno más estúpido que el otro y uno más inteligente. Así que pensó seguir el estúpido y llegar hasta una ventana y tratar de hacer que la carta entrase como si se tratara de un anuncio de pizza. Por lo menos era menos arriesgado.

"Demonios..." Se quejó de lo incómodo que era estar en esa posición, sólo debía esperar el momento exacto para entrar y entonces poder meter esa carta e irse a la chingada sin mirar atrás.

Eso hasta que sintió un golpe en su espalda que lo tumbó al piso, lo habían pateado brutalmente y casi casi salió volando ¿Qué rayos pasaba con las personas que últimamente todos querían golpearlo?
Cuando levantó la vista pudo ver de nuevo a ese maldito profesor de artes marciales chinas, parado ahí como si fuera la última coca del desierto, el gran salvador del mundo.

"Otra vez tú." Resongó molesto tratando de levantarse y limpiarse su suéter favorito que acababa de ser manchado por culpa de la mugre del lugar.

-スト- 𝘴𝘵𝘢𝘭𝘬𝘦𝘳 {h.z}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora