💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮
𝑮𝒂𝒎𝒂𝒏: 我慢
-¿por que lo haces?
-por que no tengo de otra
-es peligroso... lo sabes, ¿verdad?
-si, lo se
❀𝓿𝓸𝔂 𝓪 𝓮𝓼𝓽𝓪𝓻 𝓫𝓲𝓮𝓷... 𝓸 𝓮𝓼𝓸 𝓬𝓻𝓮𝓸❀
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮
En esta historia...
—¿Quién... se atrevió? —le preguntó, acercándose. La fémina se quedó callada—Responde. —Colocó su mano en el mentón de la contraria, haciendo que lo mirara.
—Nadie... Solo me pegué por accidente —fue lo único que respondió. Giró su vista a la derecha, evitando la mirada ámbar del más alto.
—No soy idiota, lo sabes muy bien —suspiró—. Fue ese malnacido, ¿verdad? —la contraria volvió a callar en respuesta—. No me gusta que vayas a ese tipo de lugares.
—Lo sé... Pero no tengo opción, es el único lugar donde me pagan bien. Sin eso, yo y Kouki estaríamos en la calle.
—Debe haber otros, tal vez si te ayu...
—Hayato... Estoy bien, en serio —le interrumpió. Puso sus manos en las mejillas del mencionado—. No quiero que te metas en problemas —acarició los pómulos del pelinegro, haciendo que éste suspirara.
—Bien... Si ese malnacido vuelve a tocarte, no respondo —habló Hayato juntando sus frentes.
La campana sonó por todo el instituto, dando por iniciado el receso. Ambos se separaron lentamente. Ella alegre y él más calmado. Pocos eran los momentos que podían tener ellos dos, así que los disfrutaban al máximo.
—Vamos, le traje unos dulces a Taka —dijo sonriendo.
—Lo estás malcriando demasiado —le siguió el paso, ambos bajaron las escaleras—. Creo que hasta más que a Kouki y él es tu hermano.
—Tú solo estás celoso —se burló.
—Tsk —fue lo único que salió de su boca. La contraria rió ligeramente, provocando una diminuta sonrisa en su rostro.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Usaida... Tienes toda la cara pintada —la fémina entró en la guardería, siendo seguida por Hayato.
—¡Dalia! —gritaron los niños emocionados, se acercaron rápidamente. Ella se agachó mientras metía su mano derecha en el bolsillo de su falda.
—Miren lo que les traje —les enseñó dulces de diferentes sabores.
Los niños gritaron alegres. Todos se adentraron más en la habitación quedando en el medio
—Kouki, ven aquí —su hermano se acercó corriendo. Cuando llegó con ella lo sentó entre sus piernas.
—¡No es justo! ¡Yo también quiero sentarme en las piernas de Dalia! —gritó Taka celoso, señalando a Kouki con su espada—. Yo merez...
Fue callado por un golpe en su cabeza por parte de su hermano mayor
—Deja de decir idioteces —el Kamitani miró al menor seriamente.
