💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮
𝑮𝒂𝒎𝒂𝒏: 我慢
-¿por que lo haces?
-por que no tengo de otra
-es peligroso... lo sabes, ¿verdad?
-si, lo se
❀𝓿𝓸𝔂 𝓪 𝓮𝓼𝓽𝓪𝓻 𝓫𝓲𝓮𝓷... 𝓸 𝓮𝓼𝓸 𝓬𝓻𝓮𝓸❀
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮
En esta historia...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sus ojos, ahora vacíos, miraban el cuerpo de Dalia a través del cristal que lo separaba de ella. El ver su cuerpo conectado a todos esos aparatos con el pitido de fondo de las mismas, solo confirmaba la realidad que ahora vivía.
Su Dalia ahora no sonreía, su característica sonrisa ya no estaba más para alegrar a los de su alrededor.
El coma se había llevado lo que alguna vez fue una joven alegre y amorosa. No, quién se la había llevado fue él...
Su mente divagó hasta el recuerdo de tres semanas atrás, día en el cual había dicho el diagnóstico de la fémina.
—¿Cómo está? —Shizuka fue la primera en hablar apenas vio al médico encargado de atender a su nuera. Hayato se levantó después de su madre, la angustia estaba matando a ambos kamitani.
—Pudimos detener el sangrado del brazo al igual que la hemorragia en su costado—ambos pelinegros suspiraron—pero, el veneno que entró a su sangre dañó una parte de su sistema.
—¿Qué, como que veneno? —preguntó Hayato, interrumpiendo al médico.
—El arma con la que fue apuñalada contenía mercurio y otros tres tipos de venenos, es un milagro que llegara con signos vitales—Shizuka y Hayato quedaron en shock—temo informales que Dalia ha entrado en estado de coma.
Apenas se retiró el médico, Shizuka calló de rodillas, siendo sostenida a penas por su hijo.
—N-no mi niña... No—lágrimas brotaron de sus ojos sin control. Hayato la apretó contra si mientras sentía también lágrimas escaparse de sus ojos.
—El juicio será en unos días—la voz de su madre lo sacó de sus pensamientos. Aún sin mirarla asintió.
Shizuka se colocó a un lado de él y de igual manera observó la triste imagen frente a ella.
—¿Crees que despierte? —su voz salió rasposa, su madre lo miro de reojo.
—¿Qué quieres decir?
—Ella... La mirada que me dio ese día fue como de una disculpa—tragó seco ante el recuerdo—se estaba rindiendo, mamá. Me miró como lo había hecho su madre antes de dejarla sola.
Un nudo se hizo en la garganta del menor.
—Tu, pequeño idiota. —la voz de Shizuka salió triste—es Dalia de quién estamos hablando, tengo la certeza de va a salir de esta. Pronto volveremos a ver su radiante sonrisa. —intentó consolarlo.
Ellos no eran los únicos destrozados en aquella situación pues Ryuichi y María estaban en el mismo barco. Y ni hablar del pobre kouki, el niño ya había llorado incontables veces por no estar con su hermana, no estaba acostumbrado a estar tanto tiempo alejado de Dalia y el no saber nada de ella solo le producía más estrés.