Grady-White

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¿No ves que tu propio mundo no tiene comparación?¿Qué puede haber allá fuera que causa tal emoción?

Bajo el mar; vives contenta, siendo sirena eres feliz.

Sé que trabajan sin parar y bajo el sol para variar, mientras nosotros siempre flotamos bajo el mar.

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John B, Kiara y Pope se asomaron por el bote para asegurarse de que JJ siguiera con vida, y por su lado, Nerea seguía quejándose y secándose la cerveza del cuerpo con su toalla blanca sin preocuparse por el chico.

— ¿Estás bien? —le preguntaron a JJ, que salió del agua medio atontado.

— Creo que los talones me tocaron la nuca.

— Kie, ¿estás bien?

— Sí, estoy bien. ¿Nerea? –respondió a John B y preguntó a Nerea, que asintió.

— ¿Pope, que hiciste?

— Hay un banco de arena. El canal cambió.

— Si, no me digas —comentó JJ nadando—. Salvé la cerveza.

— Felicidades —le contestó John con sarcasmo. Nerea lo miró mal mientras subía.

— Chicos... creo que hay un bote ahí abajo —advirtió Pope con preocupación, arrugando las cejas, intentando identificar algo más. Los cinco se acercaron a Pope y miraron hacia donde les señalaba.

Efectivamente, había un bote hundido. Todos saltaron al agua y se sumergieron... No, bueno, no todos se sumergieron. Nerea se quedó en el HMS; sacó su lima de uñas y se sentó tranquila. Un minuto después, ellos salieron a la superficie. Parecían emocionados. Muy emocionados. Nerea los miró raro, aunque más intrigada de lo que quería admitir.

— ¿Vieron eso? —preguntó John B emocionado.

— Sí.

— ¿Se dan cuenta de que hablan de un NAUFRAGIO, verdad? —preguntó ella con las cejas en alto.

Los cuatro nadaban hacia el bote.

— Es un Grady-White —agregó JJ—. Vale como 500.000, fácil.

Mientras se secaban seguían hablando del Grady-White, y de que no había un cuerpo. Nerea se había sentado y revisaba su celular, obviamente no había señal, y menos en el pantano, pero era la costumbre.

Se sacó una selfie, mientras JJ la miraba mal.

— Es un equipo de primera.

— Sí. Ese es el barco que vi al surfear en el oleaje —Kiara y Nerea miraron a John B de reojo—. Quizás golpeó el muelle o algo así.

— ¿Surfeaste? Qué diablos, John B.

— Ese es mi chico. Al estilo pogue —agregó JJ alentando su actitud y chocaron los cinco. Kiara negaba, seria.

— ¿Surfearon durante el huracán? es lo más estúpido que escuché en mi vida —masculló Nerea, mirándolos fijo con sus grandes e intensos ojos.

— Esperen. ¿Sabemos de quién es ese barco?

— No, pero estoy a punto de averiguarlo.

— John B, es muy profundo.

— Para los débiles y los flojos, JJ.

— Como digas, pero no te reanimaré. Te lo aclaro.

— Ok...

— John B —lo llamó Kiara.

— ¿Qué? —preguntó él, después de uno segundos tensos de silencio.

— ¡Zambúllete, tonto! —gritó Pope.

— Lo haré.

— Claro que si —gritó JJ, empujándolo.

Nerea pasó sus ojos juguetones a Kiara. La morena lo notó, intensificando su mueca, negando y temiendo abrir la boca para decirle que no se atreva a comentar lo que pensaba... Nerea hizo un cierre en su boca, riendo por lo bajo. Kiara sabía que no iba a olvidarlo, reconocía esa mueca en la cara de Nerea.

Pasaba el tiempo y él aún no salía a la superficie. Los cuatro, preocupados, estaban colgados al borde del bote, mirando hacia el agua, intentando divisar a John B.

— ¿Debería ir a buscarlo? —preguntó Pope.

— Por favor dime que tú puedes nadar y sacarlo de ahí –rogó Kie a Nerea, que negó nerviosa, con el corazón palpitando rápido y su respiración se cortó. Carraspeó y se alejó, bajándose las gafas y cruzándose de brazos mientras se ponía de espaldas a ellos. Kiara se sintió muy mal al respecto, mientras que Pope y JJ curioseaban, preguntándose si esa Kook reina del océano dejaría morir a John B por un capricho de no nadar en aguas pantanosas.

Por suerte, él salió antes de que comenzaran a discutir.

— Eso fue una eternidad –soltó Nerea, chillándole, volvieron a la popa; respirando un poco más tranquila. De nuevo, los dos chicos la miraron.

— ¿Algo? ¿Cadáveres? —preguntó Pope.

— ¿Algo para saquear?

— No. Pero encontré esta llave de motel.

— ¿Solo eso?

— Si, Pope.

— Deberíamos informar en la guardia costera. Seguro nos den una comisión.

— ¡Sin trabajo este verano! Gracias, Agatha, perra.

John B se puso al volante y condujo rumbo a la guardia costera.

— Seguro que esto resultó ser un día más increíble que lo que tenías planeado –le dijo Kiara sonriente a Nerea.

Ella hizo una mueca, mirando sus uñas, y respondió:

— Bella me envió un wpp, había una fiesta en el yate de Topper, pero sí. Seguro. ¡Encontramos un White!

Kiara la empujó, y después ladeó su cabeza, cayendo en lo que dijo.

— ¿Y cuándo lo recibiste? No hay señal... No me mientas...

— Cuando fui a cambiarme a casa. Tenía wifi –respondió subiendo los hombros—. Dije que querían que ayude...

— Me lo cuentas y no te creo, Sirena.

— No me digas Sirena –dijo amenazante.

La costa estaba que desbordaba de gente, ella seguía al grupo agarrada del brazo de Pope; sí, con exceso de confianza, pero no quería perderlos.

JJ y John B se metieron a la recepción, mientras que los demás esperaban afuera.

— Quizás consigas un taxi por aquí —le dijo Kiara.

Nerea negó con las cejas arrugadas.

— Me extraña. No voy a irme. También quiero parte de la comisión, gorda —Pope y Kiara cruzaron miradas, no le creían—. Y también me interesa saber si estoy involucrada en algún homicidio para contarle todo a mi abogado.

— ¿De qué hablas? No había cuerpos.

— Alguien conducía el White —contestó, bajándose las gafas mirando a Pope con una mueca intensa.

— Pero de ahí a que sea un homicidio hay muchos pasos... —subió los hombros, sacó de nuevo su celular y jugó al sudoku por unos minutos hasta que los dos chicos volvieron con malas noticias: no los habían querido escuchar.

— Eso no salió nada bien.

— ¿Y... cuál es el plan?

— Encontraremos al dueño del bote —afirmó John B.  

La Sirena | Outer Banks [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora