El Cementerio.

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Pope se acercó a ellas, y antes de hablar miró hacia ambos lados para verificar que nadie anduviera de fisgón; ambas chicas acercaron sus cuerpos hacia él para escuchar atentas.

— Encontramos la respuesta al anagrama. Vamos —les dijo señalando la puerta con la cabeza, dando un paso para caminar, cuando se dio cuenta de que Kie no se movería y que Nerea la miraba muy fijo—. ¿Qué pasa?

— No iré —respondió la morena, notando como la mirada de Nerea se movía hacia el piso y hacia una mueca; la colorada sí quería ir—. Nere puede acompañarlos. Yo no. Ya tuve suficientes problemas por hoy. Con todo lo que pasó, mi papá me tendrá trabajando aquí de por vida.

— ¿Quieren venir? —preguntó Pope ladeando la cabeza.

— Yo...Eh... —balbuceó Nerea, nerviosa.

¿ESTABA NERVIOSA? Se gritó por dentro.

— Sí. Ira. Váyanse —dijo un poco más hosca, y Pope notó que algo más pasaba, pero tampoco quería indagar mucho más.

— Bien. Vamos —habló entrecerrando sus ojos, que estaban clavados en Kiara, dejando pasar primero a Nerea.

Cuando Pope salió del Wreck solo con la colorada, JJ y John B, que estaban en la Van listos para irse, cruzaron sus miradas. Nerea se rasco detrás de la cabeza, incomoda.

— ¡Kiara dice que no viene, pero nos prestó a La Sirena! —dijo Pope subiendo en la parte trasera; primero él, después Nerea.

Ella no desperdició su tiempo en mirar incómodamente a John B, y él lo notó.

— ¿Por qué no? ¿Qué le hiciste? —preguntó JJ, sospechando algo desde el momento en el que mandó a Pope a buscarla en vez de ir él mismo.

— Mierda —murmuró entre dientes—. Esperen aquí. Me encargaré de esto.

Nerea no pudo evitar soltar una risita, que llamó la atención de ambos chicos, les sonrió inocente y desvió su atención al sonido de su celular (el WIFI del Wreck aún le llegaba hasta la calle).

Maldijo alto y contestó mientras bajaba de la Van, caminando nerviosa de un lado a otro, dejando un camino de pasos nerviosos en la tierra del suelo.

— Rafe... mi amor, gordi, ¿qué pasa? —preguntó intentando no sonar sospechosa— Mmm... Por comer... No, tienes razón. No estoy en el Ocean... Ajá. Sí, te dije que estaba ahí cuando hablamos, pero después ya no, bebé... Sí, porque me llamó... Kiara. Kiara me llamó. ¿Por qué? A ver... cuéntame por qué crees que te estoy mintiendo. Estoy con Kiara —chilló agudo.

Pope y JJ no ocultaban sus caras de desagrado mientras prestaban atención a la conversación.

— Sí, estamos solas. ¿Con unos Pogies? ¿Por qué? No... Rafe. Rafe... Si, bueno, sí. Con dos. Ajá. Sí. Y están buenísimos. Sí —decía de mal humor, con una cara terrible—. No, no tomaré nada. No. Rafe, por favor. Basta. Colgaré. Te juro que sí, colgaré. No me importa... adiós... cállate. Rafe... —y Kiara le sacó el teléfono de sus manos, colgando la llamada por ella.

Nerea la miró, tenía los ojos aguados. Kiara negó.

John B tragó saliva, y cabizbajo se subió a la Van.

— Dejaremos esto aquí. No confío en tu GPS, lo siento.

— Kiara, él no tiene... —no pudo terminar la frase por dos razones. La primera, Kiara la miró vacilante. La segunda, se le quebró la voz.

JJ tosió, llamando su atención.

— ¿Vamos? —las dos asintieron, Kiara corrió dentro y dejó el teléfono de Nerea para estar más seguros, luego subieron a la Van.

La Sirena | Outer Banks [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora