El Motel.

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 — No sabemos de quién es. Podría ser cualquiera —insistió Pope para no seguir con el plan, negando.

— Exacto, ¿saben cuanta gente conozco que tenga un White? MUCHA.

— ¿Todavía sigues aquí? —le preguntó JJ a Nerea, que lo miró de arriba abajo y le sonrió falsamente.

— Ella tiene razón —señaló Pope.

— Me apunto —agregó JJ, sacándole las llaves de las manos a John B y lanzándoselas a Kiara, ignorando a Pope.

— ¡Vamos! —exclamó Kiara sumándose.

Pope miró a Nerea y ella a él... John B suspiró alto.

— Pope, recuerda la beca. Y sino, solo serás cómplice –dijo John B, convenciéndolo.

Mientras Kiara le daba las llaves a Nerea, haciéndole muecas.

— ¿Vienes? –preguntó con un juego de cejas. La colorada tomó aire, pensando en las posibilidades. Cerró los ojos asintiendo rendida, y Kie festejó con un abrazo— Yo vigilo, vamos.

Si tenían suerte, el dueño del Grady-White había sobrevivido y vuelto a su hotel. Los cinco subieron nuevamente al HMS Pogue y partieron a la dirección del llavero.

— Y yo pensé que el chateau se veía mal...

— Este lugar es un desastre.

— ¿Es un motel o un laboratorio de drogas?

— Decídelo tú, Kie.

— Este no es un lugar que reservaría alguien con un White –comentó Nerea con muecas de disgusto, manteniendo cerrado su saco sin botones con sus brazos.

— Tiene razón. Parece un lugar donde asesinarían a alguien con un Grady-White –comentó John B— Les habla su capitán. El HMS Pogue va a atracar...

JJ bajó a tierra y ató el bote a un poste.

— Bien, ustedes tres se quedarán aquí –ordenó John B, uniéndose a JJ en tierra.

— ¡John! No dejes que haga nada estúpido —pidió Kiara, señalando a JJ.

— No puedo prometerte nada.

—Ten cuidado —insistió mirándolo fijo a los ojos.

Nerea clavó sus ojos curiosos en Pope, intentando que él diga algo sobre esos dos, que cada vez vivían situaciones más intensas e incomodas para el resto. John B se rio nervioso y siguió los pasos de JJ.

Una vez que JJ y John B se hubieran alejado lo suficiente, Nerea, carraspeó falsamente.

— Entonces... —canturreó— ¿John B, eh?

— Cállate. Claro que no.

Nerea bufó con burla, cruzándose de piernas.

— Es por eso que te juntas con ellos —seguía asintiendo con su cabeza, sin dejar de mirarla, con los brazos cruzados—. Ahora entiendo un poco mejor tus ganas de salir a pescar en un pantano...

— Hay reglas —intervino Pope. Nerea enarcó una ceja—. No está permitido salir con otro del grupo.

Nerea se rio a carcajadas en su cara.

— Okey. Okey. ¿Y cuál de ustedes tres, varones, la impuso, eh? ¿Cuál es el cobarde que no se anima a dar el paso y se lo bloquea al resto?

— No, Nerea. Lo pactamos entre los cuatro –respondió Kiara, virando los ojos, cruzada de brazos. Nerea seguía mirándola incrédula, con una sonrisa burlona en su cara.

La Sirena | Outer Banks [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora