Capítulo 32

29 4 0
                                    


Ya llevaba una semana de su encuentro con Loan, una semana que podía sentirse feliz pero insegura. Adler le había dicho que había llamado a Loan para saber de su paradero pero que éste había regresado a Francia. No sabía cuándo volvería. No le había dicho nada más.

Volver a encontrarse con Loan fue totalmente inesperado. Se sentía triste, enojada, y decepcionada. El anhelado encuentro que estuvo deseando tantas veces había sido un fracaso. Un rotundo dolor. No pensó en cuánto podía haber cambiado, pensó que su carácter amable y noble nunca desaparecería. Fue una completa equivocación pensar eso.

Acariciaba la mano de Adler mientras se encontraban en la cama de su casa. Lo escuchaba hablar y sonreír. Disfrutaba enormemente estar con él. Lo único que sabía era que en verdad lo quería. Había amado a Loan, sin en cambio había olvidado ese amor. Estaba segura que lo único que quería era estar con su prometido.

- ¿Te quedarás? – le preguntó besándola

- No, tengo que irme

- Mejor quédate conmigo. Así mañana podré llevarte al trabajo sin prisas... por favor ELL

- Pero es lo mismo si...

- No, claro que no lo es – sonrió - me hace feliz saber que estás cerca de mí. ¿Entonces? - le rogó con sus gestos

- Está bien. – le sonrió besándolo.

Pasadas unas horas cenaron junto a Jaden. Después cada uno pasó a su habitación. Aunque pronto serian esposos, Adler prefería que Elizabeth durmiera en un propio cuarto. Saber que su querida dormía en la habitación de al lado le era suficiente para estar feliz.

Se complacía de estar en aquellas sábanas. Se sentía feliz de saber que su amado la cuidaba tanto. No podía creer que el hombre que algunos meses atrás la había irritado tanto era el hombre con el que se casaría. Su historia con adler era completamente diferente. Desde el primer instante que había visto a Loan se había enamorado, pero con adler tuvo que pasar desafortunados momentos hasta que el amor pudo más que el odio. Su rivalidad los llevó a un amor inimaginable.

Pensando una y otra vez, el insomnio la estaba atacando de nuevo. No podía conciliar sueño. Girando una y otra vez en la cama y enojándose por no poder dormir. No sabía cuánto tiempo llevaba de ese modo. Pero podía reconocer que ya eran suficientes pérdidas de horas. Se arrepintió de no haberse parado a leer alguno de los libros del buró.

Escuchó el sonido de su puerta. Volteó en la dirección y observó una silueta. Sonrió saber que adler había venido. Tal vez en sus brazos conciliaría sueño.

- ¡Adler...!

Calló al ver su rostro. La luz de la luna era suficiente para reconocer al sujeto que se encontraba en frente.

- Hola ELL – habló sonriendo

- ¿Qué haces aquí? – le preguntó exaltada, pero susurrando.

- Solo he venido a visitar a mi mujer

- ¡Lárgate de aquí Loan! – se levantó quedándose sentada

- No, he venido a decirte dos cosas muy importantes- le observó sus piernas descubiertas- la primera es que... - volteó hacia la ventana y miró el resplandor del satélite – esta vez no me sacrificaré, he luchado bastante y no dejaré que adler se quede con lo que es mío.

- ¡Ya te dije Loan, lo nuestro terminó! - se paró acercándose a él. - por favor vete de aquí, dejanos en paz

- ¿Reconoces ese resplandor? - La ignoró

SuspirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora