LucySiento a Natsu salir de la cama cuando ya hace un rato que ha amanecido. Llevo un rato despierta sin querer hacer ningún movimiento que lo alerte. Sintiéndome protegida como nunca entre sus brazos. Nunca he sentido esto. Ni he dormido con nadie y cuando digo nadie es nadie, ya que cuando era niña y tenía pesadillas, iba a
buscar a mis padres, pero estos me mandaban de vuelta a mi cama donde sola trataba de calmarme.Me ha gustado dormir con Natsu. Sin él saberlo, alejó la ansiedad que sentía y me dio calma. Tiene razón al decir que no espero nada de él, porque hace tiempo que no espero nada de la gente, aunque, en verdad, sin querer lo espere todo y siento que a él le pasa lo mismo. Es como si pese a nuestras diferencias, hubiéramos encontrado un punto donde somos un espejo el uno para el otro. Aunque me inquieta esto, no puedo negar que soy feliz porque poco a poco se está colando en mi reducido círculo de amigos.
—Acabas de salir del cuarto de Lucy —le señala Jellal a Natsu cuando este cierra la puerta de mi cuarto y me levanto curiosa por ver qué dicen.
—No es lo que piensas. Tenía une pesadilla y hablaba en sueños —miente—. Me quedé dormido sentado en la silla de su escritorio.
—Pues debes de estar molido.
—No lo sabes tú bien.
—Natsu—este se detiene—, no le hagas daño.
—Hablas como si fuera yo un rompecorazones, cuando los dos sabemos que fui yo al que le dejaron hecho una mierda. Así que déjate los sermones para otro. No me interesa Lu, solo me cae bien.
—A mí también.
No añaden más y se alejan. Tal vez se han lanzado una de esas miradas de advertencia hasta que uno ha cedido ante el otro. Sonrío dando gracias porque estos dos chicos se colaran en mi vida. No recuerdo la última vez que alguien me defendiera de esa forma y me gusta mucho.
Cuando me decido a salir de mi cuarto, ya se han ido como cada domingo a quién sabe dónde. Jellal sé que se va con sus padres, pero Natsu nunca me lo ha dicho.
Enciendo el grifo de la ducha y al quitarme el pijama me llega el perfume de Natsu que se ha adherido a la prenda. Me encanta cómo huele. No puedo resistir la tentación y me llevo la camiseta a la nariz para olerla, hasta que me doy cuenta de lo ridículo que resulta y la tiro al cesto de la ropa.
Me ducho y salgo a por algo de desayunar. En la mesa de centro hay varias libretas y apuntes y sobre estos una nota. La cojo porque dice mi nombre e identifico la letra de Natsu sin leer su firma:
Soy muy malo explicando, por eso te dejo mis apuntes para que te
resulte más fácil.
Espero que te sirvan.
Natsu.Sonrío agradecida y los hojeo. Son muy buenos y esto me da esperanzas. No me voy a rendir, eso lo tengo claro, pero me cansa luchar siempre contra un muro que no me deja avanzar y que lo que a otros apenas les cuesta, a mí me sea tan compilado. Odio cuando me quedo en blanco y cometo una falta de ortografía. No soy capaz de verla mal escrita hasta que alguien me lo dice con ese tono despectivo que me hace sentir una mierda por cometer un error tan grave, como si a mí me gustara parecer tonta. Alguien puede pensar que con casi diecinueve años ya me tendría que haber acostumbrado, pero no es así. Más bien me he resignado, pero eso no hace que deje de doler. Lo peor es que cuando me pongo nerviosa, aún me cuesta ver más lo que
tengo delante. Incluso hablando en ocasiones veo lo que quiero decir, pero no llego a la palabra.Cuando era pequeña empecé confundiendo la a con la o, la profesora creía que no me fijaba, que era cosa de mi falta de atención. Yo sí me fijaba, pero escribía mal sin darme cuenta. Luego fueron los copiados. Mandaban hacer un copiado y yo escribía algo que no existía en el texto y la profesora me acusaba una vez más de no fijarme, de estar pensando en las musarañas en vez de en clase. Recuerdo la impotencia de hacerlo mejor, de tratar de fijarme y que el error siempre estuviera. Nadie se daba cuenta de que si una niña se equivocaba copiando era por algo.
ESTÁS LEYENDO
La enfermedad del Amor ||Nalu|| [ADP]
FanfictionLucy acaba de descubrir como su novio le engañaba con su mejor amiga después de sufrir un duro golpe. Dos traiciones en una sola noche harán que salga de casa con lo puesto, aunque esto sea un ridículo cancán de color rosa y unos zapatos puestos con...