Capítulo 20

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Lucy

Llego a clase y me siento tratando de borrar la bobalicona sonrisa que tengo desde que Natsu me despertó con un intenso beso que casi nos hace llegar tarde a clase. Me ha dejado cerca con su moto. Me costó separarme, es como si desde anoche nuestra complicidad fuera mayor. Ahora me siento más unida a él que antes y estoy
deseando que pasen las clases y su trabajo para estar de nuevo entre sus brazos.

—¿Y esa cara de estúpida? Dudo que sea por mí. — Sting se sienta a mi lado y mi sonrisa se pierde de golpe. Su sola presencia es necesaria para amargarme el día.

—No te importa.

—Te conozco los suficiente para saber que esa cara de lela era por alguien. Espero que no te olvides quién es tu novio en verdad. No me gusta perder a nada, Lucy.

—Y yo que tú recuerdes que en verdad no eres mi nada y que cuando tenga algo mejor que ser tu novia, te daré una patada y a poder ser en tus canicas.

Me mira rabioso.

—Eso es algo que no sabes bonita pues nunca las tocaste. —Mejor, no quiero tener pesadillas con imágenes tan desagradables. —Sting me mira rojo de ira.

—Contigo quería hablar —me dice Yukino sentándose a mi lado y deteniendo nuestra batallar verbal—. Me debes una.

—¿Por qué? —le pregunto al ver que no añade más.

—Porque este fin semana fui a casa de mis padres y tu madre nos invitó a tomar el té en su casa. Me preguntó por cómo nos iban las cosas en mi casa y te cubrí diciéndole que genial, cuando en verdad no estás en ella. Así que me la debes. A ver cómo me lo pagas.

—Creo que ya te cobraste por adelantado cuando te tiraste a mi novio delante de mis narices —señalo dejándolos a los dos con la boca abierta—. Y ahora dejadme en paz.

Ahora mismo no hay nadie cerca que tenga que creer que nos llevamos bien.

Me centro en mis apuntes hasta que escucho cómo se alejan. Ante ellos he mostrado una templanza que estoy lejos de sentir. La clase empieza y Sting va a su sitio como novio atento. Por el rabillo del ojo observo entrar a Natsu. Lo sigo con la mirada sin que nadie lo note. Como cada día está espectacular. Hoy lleva unos vaqueros que
se le amoldan a ese cuerpo que tiene para el pecado y su chaqueta de cuero que le da ese aire de chico malo. Me acuerdo de cómo acabamos anoche, de las cosas que experimenté con él y me sonrojo.

Como si Natsu supiera que lo miro me observa un instante y endurece el gesto cuando Sting pone su mano tras mi silla. Aparta la mirada y yo también. Tan cerca y tan lejos. Me siento miserable y una cobarde por no levantarme e irme a su lado. Solo pensarlo hace que mi ansiedad se acentúe. Temo las represalias.

La clase empieza y aunque trato de prestarle atención no lo logro y me pasa en las siguientes. Sobre todo en la última que al entrar a clase veo a Natsu en la puerta de esta hablando con sus amigos, ellas se lo comen con la mirada. Entro en el aula celosa sin poder evitarlo, pues siento que esta relación no es del todo cierta. Cuando acaban las clases voy a buscar el autobús, me bajo de este cerca del parque y sin darle más vueltas saco el móvil para llamar a mi madre.

—¿Qué te pasa? ¿Necesites dinero?

Me ofende que piense de verdad que solo la quiero para eso. Me duele el estómago y sé que en verdad es parte del dolor que siente mi alma por su frialdad.

—No, no lo necesito.

—¿Y qué quieres? No tengo tiempo, hay muchas cosas que requieren mi atención.

—Claro... Es solo que... Bueno que...

—Vamos, habla y deja de hablar como si fueras tonta.

Noto cómo unas lágrimas se escapan de mis ojos.

La enfermedad del Amor ||Nalu|| [ADP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora